En la mañana de ayer, el ambiente del fútbol uruguayo se vio sorprendido por una noticia inesperada: la FIFA intima a la Asociación Uruguaya de Fútbol a quitar dos de las cuatro estrellas de su escudo. En principio, puede no tener relación directa con Peñarol. Pero sí, la tiene.

La primera aclaración de rigor que debe hacerse es que, efectivamente, Uruguay tiene cuatro títulos mundiales reconocidos por la FIFA y ganados en buena ley. Esto lo decimos no solo como hinchas, sino también como aficionados a la historia del fútbol y el deporte uruguayo. En definitiva, eso es lo que cuenta: la historia objetiva, la documentación existente y el análisis de los hechos; por encima de interpretaciones personales o apreciaciones subjetivas que se puedan hacer. Y es cierto: la historia objetiva, la documentación existente y el análisis de los hechos determinan que Uruguay ostenta cuatro títulos mundiales. También determina que Peñarol es el Decano del fútbol uruguayo y el club más ganador del país fruto de sus 52 títulos de Liga.

Esto es sabido por todos en nuestro país: propios, neutrales y rivales. Sin embargo, dentro de los rivales hay una corriente que osa cuestionar la fundación de Peñarol y sus títulos. Documentos no tienen y los argumentos escasean, pero igualmente buena parte de la prensa de nuestro país prefiere evitar hablar de la fundación de sus clubes tradicionales y más aún de sus títulos, pura y exclusivamente para evitar ser rechazados por el Club Nacional de Football, institución que no tiene cómo demostrar su posición y tampoco ha intentado legitimarla en la justicia (no porque no quieran sino porque no tienen argumentos para hacerlo), pero se dedica a ensuciar la cancha.

Lo curioso es que durante los últimos años (antes no era así), la prensa se ha dedicado a guardar silencio frente a los infundados ataques a la historia de Peñarol, pero en cuanto el club Decano empezó a defender su trayectoria como es debido, cambiaron el chip y empezaron a hablar de que “los grandes (los dos, sin distinción para no ensuciarse, por supuesto) están para la chiquita” y lo que es más gracioso aún, a decir que los constantes fracasos internacionales a nivel deportivo se deben a la energía utilizada en defender la historia.

Ayer, tras la noticia de la intimación de FIFA, los mismos “periodistas especializados” que antes decían que Peñarol debía enfocarse en ganar y no en defender su tradición, dedican horas y horas de sus programas en defender (de forma correcta) los cuatro títulos mundiales de Uruguay. La doble vara es evidente, lo que antes era “estar en la chiquita” hoy es “defender la historia”. Lo que antes era una pérdida de tiempo, hoy acapara casi todos los tuits y minutos de aire en el ambiente deportivo. La explicación es simple: lo que antes hacía Peñarol, ahora lo tiene que hacer Uruguay, entonces hay que acomodar el cuerpo.

Pero esto no es todo. La parte más jugosa se ve en la defensa y la línea argumentativa que se está manejando. Resumiendo, la defensa de las cuatro estrellas de la Celeste se basa en documentación de FIFA, en prensa deportiva de la época y en la afirmación de que hay que separar títulos de copas. Así es como Uruguay tiene dos Copas del Mundo (iniciada en 1930) pero cuatro títulos mundiales. ¿Por qué? Porque el título de “campeón del mundo” también lo otorgaron los J.J.O.O. de 1924 y 1928.

Exactamente por este mismo motivo es que Peñarol tiene 52 Campeonatos Uruguayos; 50 copas uruguayas de AUF y dos trofeos que otorgaron exactamente el mismo título  – “Campeón de Primera División” – durante el cisma: el Campeonato Uruguayo de la FUF en 1924 y la Copa Uruguaya del Consejo Provisorio de AUF en 1926.

Respecto a la documentación de AUF y la prensa especializada, cree quien escribe estas líneas que no es necesario incluir la infinidad de pruebas existentes que justifican tanto la fundación del Club Atlético Peñarol y sus 52 títulos de Primera, por el simple hecho de que son conocidas por casi todos. Por si todavía queda algún despistado, aún está a tiempo de ampliar su conocimiento respecto a los títulos del cisma, a la fecha de fundación de Peñarol, a la postura de la AUF y a la posición de la prensa deportiva.

Si bien el motivo no es el mejor, se celebra que desde medios masivos se promueva la defensa de la historia de nuestro fútbol con investigaciones serias y documentos sólidos. Todo eso que en Peñarol tenemos de sobra y en la vereda de enfrente brilla por su ausencia. Esperemos que esto sirva de puntapié para que la prensa especializada vuelva a referirse a Peñarol como siempre lo hizo: el club Decano de nuestro fútbol.