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El fixture marca que nos toca de visitante, frente a Tacuarembó en la tierra de Pablo Bengoechea. Rivera es el destino y hasta ahí miles de carboneros comienzan a diagramar cómo ir a alentar al Decano.

Desde el jueves la ciudad se ve invadida de hinchas de todos los rincones del país, mientras que en la noche y madrugada del viernes partió el grueso de la hinchada desde Montevideo. Rivera es el viaje más largo que puede hacer un hincha (de Montevideo) dentro de nuestro país. A pesar de la distancia, se palpita que la hinchada de Peñarol va a copar el Atilio Paiva Olivera. Días antes agotó la Tribuna Sur, hecho que marcará jugar con un estadio repleto como solo Peñarol lo hace en el interior del país.

Viernes a la noche comienzan a juntarse los parciales para viajar en las excursiones rumbo al norte, alguno aprovecha la noche para tomar algo mientras llega la hora de la partida. Llega el ómnibus y comienza el viaje. Viaje tranquilo que tiene su primera parada en Florida por un control policial. Control que no permitió ni pasar una botella de cerveza y nos quitó los cuchillos y tenedores que teníamos guardados en la valija del ómnibus para un asado que íbamos a hacer en un Parque de Rivera. La heladerita repleta de chorizos, las tablas para picar y las parrillas hacen entender a los oficiales que los cuchillos son parte de la organización del asado pero igual no nos permiten llevarlos a destino.

El viaje sigue, en la mañana una parada técnica en Paso de los Toros para desayunar y seguimos rumbo al norte. Aparece otro control policial, menos riguroso que el anterior y luego de unos minutos de parate seguimos. Cerca del mediodía llegamos a Rivera. Se podía ver que la ciudad estaba teñida en 2 colores. Rivera es una de las ciudades con mayor diferencia de hinchas de Peñarol contra el tradicional rival; según una encuesta de MPC realizada en el 2008 es la segunda atrás de Rocha.

penarol-tacuarembo-en-rivera-clausura_2015-02Para pasar el día organizamos hacer un asado en el Parque Gran Bretaña, hermoso lugar con un lago artificial en el centro. El espacio abierto cuenta también con una cancha de fútbol, y mientras se prendía el fuego algunos aprovecharon para meter un picadito, a pesar del sofocante calor que hacía en el norte del país.

El parque se llenó de grupos de hinchas haciendo asados. Al lado nuestro un grupo de Canelones, cerca también se ubicaba la gente de Colón y del otro lado del lago había otros grupos disfrutando del lugar y del día.

Luego del fútbol salió chapuzón en el lago y minutos más tarde los asadores avisan que están prontos los chorizos y las hamburguesas. En ese instante el hambre domina a los muchachos que como si fuera un gol se avalanzan sobre la comida. Luego del almuerzo todos a la sombra de algún árbol y a descansar un poco que en la noche hay que estar 100 % arriba para alentar a Peñarol.

A las 17 hs nos vamos del parque para ir a dar una vuelta por la frontera. Las calles inundadas de hinchas de Peñarol; desde todos los rincones del país se hicieron presentes. El ingreso al Atilio Paiva fue complicado ya que habían pocos accesos habilitados y eso produjo colas interminables de hasta 300 metros.

Esas demoras hicieron que mucha gente se perdiera el gol de Peñarol, y que luego de pasados los 15 minutos, se viera al escenario finalmente colmado. A pesar de no lograr los 3 puntos la hinchada apoyó en todo momento equipo y desde las 3 tribunas destinadas a Peñarol el aliento fue incesante. Fue una lástima que el equipo no le haya podido regalar esa alegría al Pueblo Carbonero que se hizo presente. A pesar del resultado, gracias Rivera por recibir siempre de manera tan cálida a nuestro equipo e hinchada.

La vuelta fue complicada como siempre ya que la policía no permitió que los ómnibus desciendan a comprar comida o bebidas en las estaciones de servicio de la ruta. Precavidos compramos bebidas para la vuelta pero volvimos sin poder cenar en ningún lado.

Escrito por Gonzalo Quiñones