Juan Eduardo Hohberg

Nació en Córdoba, República Argentina, el 8 de octubre de 1927, obteniendo la ciudadanía uruguaya en 1954. Comenzó a jugar como golero en Argentinos de Rosario (1941) y cuando pasó a Central Córdoba le descubrieron mayores habilidades para jugar de delantero. Sobresalió en las que eran tradicionales Selecciones Rosarinas que enfrentaban anualmente a Uruguay, lo que originó el interés de Peñarol quien lo incorporó a sus filas en 1948.

Se convirtió aquí en el primer “Verdugo” de nuestro fútbol, con referencia a sus actuaciones en los partidos ante Nacional y al liderazgo deportivo y anímico que trasmitía en los partidos difíciles. Se consagró 6 veces Campeón Uruguayo, de potente remate, anotó más de 300 goles con la camiseta aurinegra. A raíz de la gran delantera de 1949, cuando llegó el momento de formar el plantel de Uruguay para la Copa del Mundo de 1950 hubo consultas a la FIFA para poder incluirlo en el equipo, cosa que finalmente pudo ser en ocasión del mundial de 1954 disputado en Suiza, recordándose aun su arresto anímico para marcar dos goles e igualar el partido semifinal ante Hungría en Lausana bajo lluvia torrencial. En este torneo Uruguay obtuvo el cuarto lugar, posición que luego volvería a obtener, ahora como director técnico, en el mundial de México en 1970.

Jugó en Cúcuta y Nacional de Medellín, ambos de Colombia, frustrándose en 1958 su pasaje al fútbol de Portugal para defender al Sporting de Lisboa por problemas con el cupo de extranjeros. Al retornar con su familia, el avión DC-6 en que viajaba tuvo un serio accidente por fallas mecánicas cayendo al agua en Isla Grande, cerca de Río de Janeiro, salvando milagrosamente su vida, perdiendo todas sus pertenencias.

El episodio lo impactó y abandonó el futbol. La hinchada de Peñarol lo recuperó volviendo a jugar durante 10 partidos que resultaron decisivos para conquistar la Copa Uruguaya de 1958, inicio del primer Quinquenio. Continuó en el club hasta alcanzar la Copa Libertadores de 1960, finalizando su actividad en Racing, club donde tuvo problemas con la ficha médica por una afección cardíaca, lo que significó la culminación de su trayectoria y su inicio como entrenador.

Para muchos peñarolenses fue el mejor jugador de todas las épocas. Reunía absolutamente todo. Fue de los fenómenos de la “máquina del 49” y terminó siendo de los pioneros del primer Quinquenio de Oro y de la primera Copa Libertadores en 1960. Falleció en Lima, donde estaba radicado, el 30 de abril de 1996.