Es un tema de sensatez. Es un tema de perspectiva. ¿Hasta cuándo nuestra institución seguirá con estos vaivenes? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cúando?!

Hay gestiones básicas a largo plazo, de proyecto, que el fútbol de hoy, entiendo, siente como principios fundamentales. Quienes crean que seguiremos ganando con la camiseta (hace tiempo que no lo hacemos, lo cual reafirma mi siguiente teoría) están equivocados. Y mucho.

El fútbol de ahora exige un profesionalismo tal, que es absolutamente incomparable, -ridículo sería- ya no con el de Piendibene, Schiaffino, Máspoli e incluso los años ’80. Y en ese camino, las variables no sólo se manejan en el campo de juego. No basta con tener un plantel super profesional, no basta con tener directivos que respondan institucionalmente, no basta con tener una logística que contemple un proyecto de Club, de acá a cinco, diez, quince años. No se cuál de estas cosas tenemos, pero seguro no todas.

La receta hoy es conocida: tres o cuatros jugadores buenos y experientes, dos o tres referentes y el resto, el 70% del plantel, menor a 25 años. Se podrá fallar en lo primero (contratando), pero no en los otros dos aspectos. En el último, indudablemente está nuestra mayor falla.

¿Es tan difícil sacar un par de volantes serios, tácticamente impecables, con técnica de aceptable a buena, que sean impasables y lleguen a las dos áreas en un abrir y cerrar de ojos? No estoy pidiendo un nueve que haga 18 goles en la temporada, ni un talentoso que lo quiera media Europa, ni siquiera un arquero que nadie dude que terminará en la Selección. Estoy pidiendo un lateral que suba y baje, que físicamente sea insoportable y un par de volantes que se la den a los nuestros y muerdan como nadie. Algo estamos haciendo mal.

Mientras tanto, seguimos hablando de terrenos comprados, de cantidad de socios y de armarnos para la Libertadores. No señores, la Libertadores no la ganás cuando te armás para ganarla; la ganás, cuando tenés un proyecto a diez años. La fórmula es esa, jugadores de la cantera con ganas y serios, los referentes y los experientes. En el físico y parejo fútbol de hoy, contrariamente a lo que muchos creen, son los seis o siete titulares que ineludiblemente por las condiciones económicas van rotando, pero son jugadores del Club, te hacen levantar la Copa. La clara muestra, aunque no la levantó, fue el Boca del 2004, recuerden que un montón de pibes tiraron los penales en el Monumental. La habían levantado el año anterior, claro.

Para ganarle a los brasileros, quienes año a año en su tierra definen en casa, se necesita coraje, ir al frente, seriedad, estado físico, condiciones tácticas y técnicas. Y en esos seis o siete titulares salidos del Club, el promedio debería ser de 23-24 años.

La fórmula, insisto, no es armarse para ganarla, es armarse para pelearla diez años seguidos, con un proyecto de Club, eligiendo técnicos con un mismo perfil, eligiendo los refuerzos con seriedad, eligiendo lo mejor para el Club y no para la hinchada.

Ya en un sentido cercano a la exageración, que grafica el pensamiento y la idea de Club que tengo, es que deseo tener nuestro propio Estadio, en primera instancia, para poder jugar en un césped perfecto que, por acto repetitivo, mejore la condición futbolística de nuestros jugadores, nuestro equipo y nuestro futuro equipo. Ese pequeño detalle, no tan pequeño, es la línea a seguir.

Y no nos armemos más para ganar la Libertadores, armemos un Club para pelearla durante los próximos diez años. Así, la Copa llega sola. Por inercia.