Creo que el hincha de Peñarol que se arrimó anoche al Estadio Centenario lo hacía para despedir a nuestro querido club de la actividad internacional de este primer semestre del año y nada más, pero el destino nos tenía preparada una sorpresa, que se podría titular “háganse cargo”. Fueron más de 35 mil personas a un partido sin trascendencia en el cual Peñarol salía a jugar con suplentes; es algo no muy común en el mundo, que una hinchada responda de esta manera.

Es tan grande esta hinchada que fue la que más entradas vendió de todos los equipos que jugaron la primera fase. Esto es íncreible si nos ponemos a comparar la cantidad de habitantes de cada país. Además, acompañó al equipo en gran número en Mendoza y en Chile. Sin dudas que demostramos y confirmamos porque fuimos la mejor hinchada de la Copa Libertadores 2011.

Nuevamente el equipo fue recibido como si fuéramos primeros en el grupo: las bengalas amarillas tiñeron la Tribuna Ámsterdam mientras el cielo explotaba de fuegos artificiales. Ningún otro equipo puede realizar los 4 recibimientos que se hicieron en esta Copa Libertadores 2012.

El partido arrancó muy mal, con un equipo que a los 19´ perdía por dos goles, que no daba dos pases seguidos y que no paraba a nadie. La parcialidad carbonera lejos de acoplarse a lo que se veía en el campo de juego levantó el ambiente, a veces de manera desmedida pero dejando un mensaje claro de que había que cambiar la actitud. El mensaje llegó a los jugadores que con un gol de Zambrana al término del primer tiempo que nos dejó un poco más tranquilos para esperar el segundo.

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Recibimiento desde la Olímpica|PhkUMydqOzA
Recibimiento desde la cancha|PH35nyuKxU0
Compilado de canciones|rh-UhLrahNY
«Carbonero ponga huevo que ganamos»|xneziWtgAsE
Gol de Zambrana|5IOiKKLThUU
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El rumor en las tribunas era encontrado. Estaban los optimistas que decían “lo damos vuelta” y de los otros, pero cuando al inicio de la segunda mitad, el Polilla manda los tres cambios de primera, dijimos “estamos en la misma sintonía” y así fue, el equipo jugó en sintonía con la gente y se pudo dar vuelta un partido, por y para la gente de Peñarol.

Quedando demostrado que cuando se canta se siente y se cumple, “porque al manya lo quiero le vengo a alentar, en las buenas y en las malas mucho más” y por eso es que le adjudicamos gran parte del triunfo a la gente, porque era la hora de demostrar y lo hicimos, porque en la noche que se puso “en juego el amor propio del hincha carbonero”, éste copó el estadio estando eliminados, haciéndole un recibimiento de campeón y alentando con alma y vida pese a ir dos goles abajo. Se ganó un partido a lo Peñarol, empujado por su fiel hinchada, porque también quedó demostrado que Peñarol tiene una hinchada como ninguna.