Un nuevo partido internacional que Peñarol va a disputar, un nuevo lugar en donde seguir a nuestro gran amor. Bolivia 2014 fue la excusa.

15 personas arrancamos el martes desde el Aeropuerto de Carrasco a las 15:00 horas. Además de nuestro avión, viajaron dos ómnibus de hinchas con 50 personas cada uno (ellos salieron el lunes) y otro avión aparte con 20 más (salieron el miércoles).

El vuelo fue tranquilo hasta Aeroparque, duró aproximadamente media hora. Allá se perdieron dos valijas, qué raro, y estuvimos un rato largo para recuperarlas. Nos trasladamos en ómnibus a Ezeiza, donde coincidimos con los jugadores; todos con muy buena onda: sacándose fotos, firmando autógrafos e intercambiando charlas con los hinchas. Aprovechamos para hacer compras en el Free Shop.

Volvimos a tomarnos un avión, esta vez hasta Santa Cruz. El vuelo duró 3 horas más o menos. Darío Rodríguez iba leyendo, Pablo Migliore mirando la película de Piratas del Caribe, el brasilero Diogo jugando al Candy Crush y Orteman haciendo lo propio con el Sudoku. Por su parte, Carlos Núñez y el «Lolo» Estoyanoff iban compartiendo anécdotas de viajes anteriores con los hinchas en la parte trasera del avión. Muy buena onda de parte de ellos, algo que se viene repitiendo durante todo el viaje.

A eso de las 3 de la mañana llegamos al aeropuerto intenacional Viru Viru de Santa Cruz y desde ahí tuvimos que tomar un ómnibus de línea a Cochabamba que recién empezaban a salir a las 6 de la mañana. No nos daba el tiempo para conocer esta importante ciudad, preferimos tomamos algo, algunos dormimos en el piso del aeropuerto y fuimos a la terminal.

Vimos mucha pobreza, de noche parecía una zona complicada, varios se acercaron a ofrecernos viajar en su empresa, algo que parece ser común acá (para atraer a los clientes gritan reiteradamente el producto que ofrecen »Cochabamba Cochabamba, directo Cochabamba bus semi cama» por ejemplo).

Acordamos pagar 50 pesos bolivianos cada persona en bus coche cama; no tenía baño y estaba muy sucio.

A los pocos kilómetros encontramos la ruta cortada porque había una manifestación en protesta por una niña que habían violado y asesinado en la zona. Se vivieron momentos de mucha tensión, y nosotros totalmente ajenos a lo que acontecía, sin entender mucho. Estuvimos dos horas esperando para luego poder reanudar la marcha.

Luego de parar para comer »chuletas con majadito y mandioca» por 15 bolivianos, llegamos a la zona de montañas donde el ómnibus iba muy lento, demasiado para lo que estamos acostumbrados, aunque sabíamos que era necesario. Eso, sumado a los cortes en la ruta, hizo que un viaje que suponíamos nos llevaría 8 horas terminara demorándonos aproximadamente 15. ¡Una locura! Finalmente llegamos a la terminal de Cochabamba a eso de las 21:00 del miércoles y en tres taxis fuimos al hostel que teníamos reservado.

Esta ciudad es una de las más importantes del país y tiene un millón y pico de habitantes. Sobre el fondo se ven cerros y colinas.

Luego de esta peripecia, pedimos algo para comer, tomamos algo, colgamos los trapos en la sala de estar, jugamos al pool y nos fuimos a dormir.

Por ahora el viaje viene tranquilo, estamos conociendo un nuevo país, el cual por apariencia es más o menos lo que nos imaginábamos.

Mañana continuamos con la crónica del día del partido…