La hinchada de Peñarol, el movimiento social más grande de este país, no solo sufrió junto al club el torneo más vergonzoso de los últimos tiempos, sino también un destrato innecesario a la hora de adquirir entradas.

Es entendible que por temas de calendario una final (semifinal para Plaza Colonia) se juegue un martes. Para el espectáculo no es lo mejor, ya que por la rutina semanal mucha gente se va a perder el encuentro. Lo que es inaceptable es que en el partido más importante del año, la gente de Peñarol tenga un plazo de 24 horas para agotar 50 mil entradas y que el único sistema de venta disponible no esté a la altura.

El sábado pasado, el Campeón del Siglo se llenó con una cantidad cercana de público a la que se espera que haya en el Estadio Centenario y la venta fue fluida, debido a que los socios, palquistas y butaquistas podían canjear su entrada por la “TCAP” y las entradas generales se vendieron por “Tickantel”.

Hoy tenemos una sola vía de compra, que se saturó como se esperaba, pero para sorpresa de muchos el sitio se “cayó” y está en mantenimiento. Una falta de respeto.

Otra falta de respeto es que Plaza Colonia y Peñarol repartan ganancias, cuando el club del pueblo será el que colme al Monumento del Fútbol Mundial, y que además el hincha del “patablanca” pague menos por una general en la Tribuna América ($400) que lo que vale una Ámsterdam para el socio del Decano ($450).

Estuvimos más de un año y medio sin poder decir presente debido a la pandemia. Volvimos gradualmente y en el partido más importante del año, nos premian con la peor venta de entradas que se recuerde.