Carlos Sánchez, el hombre al que Juan Pedro Damiani bancó una y otra vez porque «es leal, y yo prefiero una bolsa de lealtad que 500 kilos de inteligencia», sigue cobrando un sueldo en Peñarol, a pesar de que se había notificado a fines de 2019 que no seguiría en el club.

Llegó en 2012, se fue en 2015, volvió en 2017 y sigue ahí, a pesar de que el socio aurinegro en masa pidió su salida, y la comisión directiva parecía haber cedido ante el reclamo. En el medio, innumerable cantidad de incorporaciones polémicas, faltas de respeto al hincha constantes, y siendo la viva imagen de que la institución más gloriosa del país, es un barco a la deriva.

“Hasta diciembre de 2020 voy a seguir, porque así me lo hicieron saber cuando entré», declaró en noviembre de 2019 en la Sport 890. Sonaba más a una demostración de poder y una burla para sus detractores, y más aún, cuando un mes después se anunció en la prensa que el Tío ya no continuaba en Peñarol. Hasta que en la mañana de ayer, los hinchas nos desayunamos la noticia de que sigue estando en caja, y cobrando un salario.

Efectivamente, nunca fue despedido del club, y se encuentra en una especie de licencia con goce de sueldo. Algunos afirman que sigue cobrando su salario, otros que fue una especie de arreglo para abonarle dinero adeudado. Lo que no hay duda, es que aún se encuentra en la nómina, y aportando en caja como empleado del Club Atlético Peñarol. ¿Qué beneficio podría tener la institución maquillando el pago de una deuda, como si fuera el pago a un empleado actual? No me termina de cerrar, y conociendo el paño, probablemente el que salga ganando sea Carlos Sánchez. El hecho de pagarle la mutualista correspondiente por FONASA, y de ayudarlo a mejorar su jubilación, ya me resultaría desagradable.

Y más allá de lo impresentable del hecho en sí, suena aún peor cuando nos encontramos en un temporada donde hasta los jugadores tuvieron (¡y tienen!) problemas para cobrar. Y si vamos más para atrás, a gente como Gregorio Pérez, Pablo Bengoechea, Antonio Pacheco, Gabriel Cedrés, Marcelo Zalayeta, y tantos otros, todavía se les debe plata. Incluso hay un jugador del plantel actual, al que se le adeuda una cifra mayor al millón de dólares. Así y todo, los primeros en la fila para cobrar este año, fueron el acreedor paciente y su perro fiel: Juan Pedro Damiani y Carlos Sánchez.

Mientras tanto, el Tío no cumple ninguna tarea en la institución, aunque teniendo en cuenta sus nefastos antecedentes, quizás sea hasta mejor.

Por el lado de Sánchez, ¿sentirá un mínimo de vergüenza? No lo creo. Él ya dijo que «a los que critican me los paso por el forro del short». Y viendo el panorama de los comicios que se avecinan, y la eterna promesa/amenaza de un expresidente, de volver si el club lo necesita, no sería para nada raro que el contrato del ¿ex? gerente deportivo, sea renovado.

Porque en Peñarol, siempre se puede estar un poco peor.