El uruguayo 2023 no se perdió en las finales contra Liverpool, se fue perdiendo por decisiones que salieron caras a lo largo de la temporada. 

Peñarol entregó el campeonato en el segundo semestre, un campeonato que parecía abrochado. Ya con el Torneo Apertura en la mano que fue ganado incluso una fecha antes y la ventaja en la Tabla Anual que se mantuvo una vez finalizado el Torneo Intermedio y hasta la fecha ¡12! del Clausura, sería impensado que Peñarol no lograra ganar, si no fuera porque se veía venir la perdida del título hace meses por decisiones tomadas.

El año anterior

Peñarol venía de una temporada nefasta en todo sentido. Finalizó último en su grupo de Copa Libertadores con equipos sumamente accesibles (Olimpia, Cerro Porteño y Colón de Santa Fe, los 3 fueron eliminados en su siguiente partido de sus respectivas copas), no logró competir en ningún torneo doméstico y finalizó sexto en la Tabla Anual a 22 puntos del líder que culminó siendo Nacional.

Hablar del 2022 es hablar de la historia oscura de la institución, en el Uruguayo se ganaron apenas 16 partidos, se empataron 10 y se perdieron 11, no se estuvo nunca a la altura del Club y el año terminó con la vergonzosa eliminación ante La Luz en las semifinales de la primera edición de la Copa AUF Uruguay.

Con todo esto, se destituyó de su cargo al entrenador Leonardo Ramos, quien asumió en la segunda fecha del Clausura sustituyendo a Mauricio Larriera que renunció luego de la derrota en el Campeón del Siglo ante Fénix. Pese a los cambios de entrenador, el presidente aurinegro Ignacio Ruglio mantuvo en su puesto a Pablo Bengoechea, Director Deportivo del Club que ya en ese entonces había demostrado no estar a la altura de su posición.

En un Consejo Directivo en noviembre de 2022 luego de todos los papelones del año, se intentó remover de su cargo a Bengoechea pero no se dio la oportunidad siquiera de votar entre los dirigentes por señalar que no estaba en la orden del día.

Remontar el nefasto 2022

Con las decisiones tomadas, el 2023 comenzaba con un nuevo entrenador, Alfredo Arias, y con nuevamente Bengoechea en su cargo.

En el aspecto de altas, durante el 2022 muchos jugadores que llegaron en ese mismo año se fueron a los meses (Ramón Arias, Hernán Rivero, Brian Lozano, Billy Arce, Bryan Olivera, Federico Carrizo, Nicolas Milesi, entre otros), por lo que además de traer titulares de calidad para dejar atrás una nefasta temporada había que suplantar a los jugadores que se fueron.

La gran incorporación en la previa fue la de Abel Hernández, un jugador mundialista con la selección uruguaya con pasado en las ligas de Italia e Inglaterra, que llegaba con 32 años. A la Joya lo siguieron las altas de Carlos Sánchez (de 38 años), Sebastián Rodríguez (30 años), Diego Rolan (29 años) y Lucas Hernández (30 años) que llegó nuevamente a la institución gracias a un acuerdo en la llegada de Matías Arezo, único jugador que llegó menor de 28 años y que demostró estar a la altura del Club teniendo un arranque goleador demoledor.

Además, se logró la llegada de Leonardo Coelh, que venía de jugar en Nacional de Uruguay. El Club albo quiso su renovación pero no la logró, ahí Peñarol apuró y se quedó con el central brasileño destinando 800 mil dólares y firmando contrato por 3 años. En su momento fue un golpe a la mesa.

Arias había solicitado la llegada de otros jugadores, entre ellos un arquero, sin embargo la dirigencia apostó porque el guardameta titular del 2023 fuera Thiago Cardozo, que contaba con menos de 25 partidos en primera división teniendo ya 26 años y escasos partidos en Peñarol. Como agregado, se le otorgó la cinta de capitán.

La pretemporada comenzó con buenos resultados en los partidos amistosos y de a poco se fueron acomodando las piezas en el equipo. Juveniles fueron apareciendo y otros saliendo, además de algunos jugadores que habían quedado del tétrico 2022. Nuevamente y como ocurrió en 2022 se le dio valor adicional a partidos amistosos y se decretaron decisiones por partidos de verano.

El Apertura comenzó y el carbonero contó con la carta de Matías Arezo como goleador, desde la primera fecha ante Cerro aparecieron sus goles que seguirían con un triplete ante La Luz en la segunda jornada y desde esa fecha Peñarol fue primero en el primer torneo corto del año.

Ya aunque se ganaba, se veían falencias en el aspecto físico y de sanidad, teniendo siempre bajas y ausencias grandes por parte por ejemplo de Abel, que pasó de ser la gran alta del período de pases a un delantero que le costaba conseguir el gol, sumar minutos y se empezaba a perder partidos por lesión.

El decano conquistó el Apertura una fecha antes, torneo en el que además se ganó el clásico, lo que se podría tomar como una superioridad al resto de equipos, pero lamentablemente no se pudo festejar porque en el medio se vivió otra gran mancha histórica, no ganar un punto en un torneo internacional.

0 de 18 puntos en Sudamericana

La peor campaña internacional en los 132 años del Club Atlético Peñarol, sin tener a equipos de renombre, el carbonero cayó en sus 6 partidos ante Millonarios de Colombia, Defensa y Justicia de Argentina y América MG de Brasil y quedó en la posición 63 de 64 entre todos los equipos que disputaron copas CONMEBOL en 2023.

Una mancha histórica que se intentó disminuir y pasar por desapercibido, pero lo cierto es que quedó en la historia negra del Club y del fútbol uruguayo, ya que nunca un equipo de nuestro país había sido eliminado de una competición internacional con 0 unidades.

Como dato más que importante, 3 días antes de debutar en la Sudamericana y horas más tarde de jugarse el clásico, Ignacio Laquintana un jugador que había sido muy importante en los planes del entrenador se fue al fútbol de Brasil. Peñarol fracasó en su intento de retenerlo, se fue ofreciendo de menos a más en el aspecto económico y cuando se llegó a lo pedido ya era demasiado tarde. El ahorro excesivo y la poca intención de invertir en jugadores, lo que se supone que debe ser el mayor gasto de un equipo de fútbol, hicieron que no solo en los mercados de pases el equipo tenga que armarse con jugadores libres o a préstamo sino que también sufra bajas en el medio de la temporada.

Cambio de técnico

Antes de concretarse el 0 de 18 puntos, fue cesado como director técnico Alfredo Arias luego de caer en el Campeón del Siglo 3 a 1 ante River Plate por la segunda fecha del Torneo Intermedio. Por el equipo que paró Arias y por cómo asumió el partido hasta hace pensar que buscó su destitución.

Para la siguiente fecha asumió de interino Juan Manuel Olivera en el empate 1 a 1 ante Wanderers y posteriormente se hizo cargo del equipo Darío Rodríguez, alguien vinculado a Peñarol pero que no había dirigido nunca a ningún equipo, simplemente fue ayudante técnico en el pasado. Su llegada no tuvo negativas dentro de la directiva pese a que “sonaban otros nombres como el de Ricardo Gareca”. Elegir a un técnico debutante antes de alguien que brilló en el fútbol argentino y que llevó a Perú nuevamente a una Copa del Mundo sería más que cuestionable, además de pensar que no había otras opciones en el medio para que pudieran reemplazar a Arias.

Bengoechea atornillado a su puesto 

Por lo que fueron sus errores en la elección de entrenadores y de jugadores, se puso en duda la continuidad de la Gerencia Deportiva integrada por Pablo Bengoechea y Gabriel Cedrés en el Consejo Directivo en más de una oportunidad en el año. La primer votación finalizó 5 a 4 a favor de la destitución de sus cargos con 2 abstenciones, sin embargo no se aprobó su salida ya que los 4 votantes de su continuidad (Ignacio Ruglio, presidente de la institución, Eduardo Zaidensztat, Jorge Niremberg y Álvaro Queijo) aseguraban que se necesitaban dos tercios para destituir a un funcionario de su cargo, utilizando el artículo 92 inciso 13 de los estatutos del Club.

Tiempo después, se realizó nuevamente una votación en el Consejo Directivo para volver a decidir la continuidad de la Gerencia Deportiva, la misma culminó 7 a 4 a favor de la destitución de sus cargos, con nuevamente los mismos votos a favor de su continuidad y volviéndose a amparar en el estatuto. Esto fue recibido por la oposición y una parte importante de los hinchas como una medida dictatorial, ya que el presidente no respetó lo votado en el consejo por la mayoría. Evaristo González renunció a su cargo como Secretario General del Club luego de esta decisión del oficialismo.

Meses después, se votó en la Asamblea Representativa la interpretación del estatuto utilizado a la hora de votar la continuidad del Área Deportiva, en la misma se votó que el artículo estuvo mal aplicado y se solicitó al Consejo Directivo no volver a aplicarlo en el futuro. Anteriormente, los 11 directivos firmaron un comunicado dando la resolución de que el estatuto fue erróneamente utilizado en sus últimas votaciones. De igual manera, no fueron cesados ni Pablo Bengoechea ni Gabriel Cedrés de sus cargos.

El pasaje de Darío

Debutó cerrando el bochornoso 0 de 18 en la derrota 2 a 1 de atrás frente a América MG en el Centenario. Increíblemente con Darío se dio la racha más larga de victorias en la temporada, con 5 partidos ganados, aún así fue con el que peor juego en cancha se veía y además tuvo una racha de partidos no ganados que comenzó a perder la ventaja en la Anual. Los partidos no ganados en el Campeón del Siglo ante La Luz, Torque (ambos equipos descendidos) y Cerro Largo (último en la tabla en ese momento) se pagaron caro.

Con Darío se tomó el segundo período de pases, en el que llegaron jugadores que ya se sabía que se iban a ir en diciembre, jugadores que fueron más negociados que para potenciar al plantel. Franco González e Ignacio Sosa (Nacho puede continuar en el Club luego de finalizado el año) fueron los llegados como vidriera. También vinieron Camilo Mayada, Maximiliano Olivera, José Neris, Ángel González y Guillermo De Amores, declinando a Cardozo al banco de suplentes luego de un pésimo rendimiento en el arco de Peñarol.

La opción de De Amores había sido rechazada por el aurinegro a principio de año ya que no se iba a traer “a un golero que no fuera superior a Thiago Cardozo”, sin embargo fue de las primeras incorporaciones del segundo semestre pensando en el cambio en el arco.

Otro cambio de técnico

Darío fue destituido de su cargo y nuevamente Juan Manuel Olivera se hizo cargo de un encuentro como interino. En este caso fue la derrota 2 a 1 ante Danunio en Jardines.

La derrota en la curva de Maroñas se decretó un día después de las elecciones presidenciales del Club. En la previa, se hablaba de la llegada de Marcelo Broli como entrenador del decano en caso de que Ruglio ganara las elecciones. Ignacio fue reelecto pero Broli nunca llegó, ya que cambiaron los términos de la negociación. No es la primera vez que se aseguró una llegada que nunca sucedió.

Luego de la caída de Broli, el elegido para este momento fue Diego Aguirre, místico entrenador carbonero que llegó más pensando en unas finales ante Liverpool que en abrochar la Anual, tabla que mantenía puntero a Peñarol en ese entonces pese a la gran debacle de unidades de la última fecha.

Con un plantel que venía cada vez peor, tanto en rendimientos futbolísticos como en el aspecto físico, Aguirre comenzó a probar todo el plantel a disposición para preparar el equipo para las finales, con esto se dejaron puntos en el camino y se perdió la Tabla Anual, por lo que se enfrentó a Liverpool con desventaja deportiva.

Finales

Increíblemente, el equipo de la cuchilla remontó 11 puntos de diferencia sobre el decano y se quedó con la Tanla Anual de atrás, un hecho histórico sin precedentes.

En el primer encuentro, que Peñarol debía ganar para forzar 2 finales más o de lo contrario se consagraría Liverpool, se logró la victoria de forma agónica a los 120 minutos con gol de Abel Hernández.

Con esto se llevó la definición a la final de ida y vuelta disputada en Belvedere y el Campeón del Siglo. Ambos encuentros fueron muy mal disputados, con errores de planificación, pésimo rendimiento, bajas importantes por sanidad y una bajísima actitud de los jugadores. Liverpool derrotó 3 a 0 a Peñarol en el global y se convirtió por primera vez en su historia como campeón uruguayo levantando la copa y dando la vuelta en el Campeón del Siglo, otra mancha más en muy poco tiempo que hace que el hincha siga cansándose.

Por si fuera poco, los jugadores aurinegros solicitaron disputar el encuentro definitorio el sábado para salir un día antes de licencia, pese a que había desventaja física ante Liverpool se priorizaron las vacaciones al campeonato, y nadie de arriba pudo revertir esta situación.

Debacle del equipo

Al tener un plantel con jugadores de edad avanzada, a lo largo de la temporada se irían desgastando y sobre la definición fallarían. Además, la falta de profesionalismo tanto de los jugadores como de la institución en los aspectos de nutrición y demás hicieron que el plantel contara con jugadores pasados de peso y demasiado propensos a lesiones. Por si fuera poco, la poca cantidad de variantes hizo que muchos tengan que ser titulares de igual manera por no tener otro en su posición.

También se falló en el control de la salud de los jugadores que llegaron. Abel se ausentó en 20 de 48 partidos y apenas disputó poco más de mil minutos de arriba de cuatro mil que estuvo disponible, siendo el sueldo más alto del plantel. Mayada prácticamente pasó más afuera que adentro de la cancha, Rolan llegó y se retiró, Sánchez simplemente arribó para decir que jugó en Peñarol (nunca estuvo disponible para un partido fuera de Montevideo salvo en Paysandú) y Rak no jugó más que unos escasos minutos después de que su renovación fue prioridad para el Club por reiteradas lesiones. De Amores también llegó con falta de ritmo y esto se notó en la poca seguridad que brindó en el arco principalmente en sus primeros encuentros.

Sobre las fallas de llegadas no se puede dejar pasar la de Ángel González, un jugador que verdaderamente parece que se trajo por su apodo: “Speedy” (nombre de una caricatura de un ratón veloz), porque revisando un poco sus antecedentes no tenía condiciones para llegar a Peñarol. Un hincha común y corriente puede desconocer el pasado de un futbolista argentino que juega en Ecuador, pero se supone que un equipo con millones de dólares a su disposición debería poder conocer las reales condiciones y estadísticas de las incorporaciones.

Por si el plantel en sí ya tuviera suficiente de falta de profesionalismo, actitud y estuviera muy mal en el tema sanitario, existió un parate de jugadores de un mes entre la tercera y cuarta fecha del Clausura, Peñarol decidió descontar el sueldo de los futbolistas, incluso así lo declaró públicamente Ignacio Ruglio ya que “no cumplen su función principal que es jugar al fútbol”, algo que pudo afectar aún más la actitud de un plantel que ya contaba con muy poco amor propio para salir campeón.

Elecciones de técnico 

En el mundo es difícil de saber si un equipo ha sido capaz de salir campeón teniendo a 4 entrenadores en una misma temporada, sumando además que no son técnicos que tengan similitudes entre sí en ningún aspecto. La elección más cuestionable sin lugar a dudas fue la del debut de Darío Rodríguez para afrontar gran parte del campeonato, sin tener experiencia y sin conocer qué podía aportar al equipo nadie fue capaz de oponerse a su llegada. Los partidos vistos de Olivera mientras fue interino en el equipo también demostraron que no puede volver a ser considerado en la Primera División del Club, por lo menos en este momento.

Algo que llama la atención es cómo se puede elegir entre 2 opciones, que uno sea un técnico consagrado como el caso de Gareca y otro alguien por debutar en el puesto como Darío, y se elija al segundo. Pero lo que más llama la atención es la falta de nombres que suelen tomarse como opciones verdaderas para ocupar ciertos cargos, como si no existieran técnicos que pudieran arribar entre el nivel de Darío y Gareca. Existe una falta de conocimiento muy grande dentro de la institución hoy en día a la hora de ir a buscar algo nuevo.

Plata para obras sí, para jugadores no

Ningún hincha podría criticar la funcionalidad de la Ciudad Deportiva o decir que no es necesario, porque lo es y seguramente Peñarol crezca mucho en todo sentido por esta obra, pero lo que sí es sumamente cuestionable es cómo se pudo abonar sin financiar el costo total de toda una construcción millonaria al mismo tiempo que Peñarol no compra fichas de jugadores e incorpora solo a futbolistas libres o a préstamo sin cargo.

Además, se pudo haber hecho por etapas y empezar teniendo la mitad de las canchas a disposición pero poder tener un ingreso para reforzar al equipo, para por ejemplo cuando Lucas Hernández necesitaba salir a los 60 minutos de juego como fue habitual durante el año, pudiera entrar un lateral izquierdo y no un volante como sucedió con Homenchenko que fue reconvertido en la definición por necesidad. O mejor aún, tener un lateral izquierdo titular que no deba salir absolutamente todos los partidos.

Nadie puede dudar que la Ciudad Deportiva es sumamente necesaria para el Club, pero fue un error en las prioridades económicas.

Pésimo manejo con los juveniles 

Los errores con los juveniles no fue algo nuevo de esta gestión deportiva, en 2022 Alejo Cruz pasó de ser el número 10 del plantel y “el próximo Facundo Torres” como aseguró Ruglio a irse libre a Danubio, o Agustín Álvarez Wallace que sería capitán de Peñarol hasta que fue vendido a Torque.

Este año se evaluó dar a ciertos jugadores a préstamo y que tengan minutos y roce en Primera División en otros equipos para potenciarlos pensando en su futuro en Peñarol o mantenerlos en Tercera División para ganar un campeonato que no se logra desde el año 2000, y que verdaderamente a ningún hincha aurinegro por más fanático le mueve la aguja. Pese a que se estuvo cerca, el equipo cayó en las finales y se perdió el título.

Se tomaron decisiones bastante curiosas con el manejo de Tercera División y el plantel principal. Santiago Díaz siendo el goleador de la categoría con una importante cuota goleadora demoró una eternidad en tener su oportunidad en primera y la tuvo después que Bruno Betancor, juvenil de Fénix que quedó libre por indisciplina y que había jugado un puñado de minutos en Tercera.

Pero los casos más curiosos son los de Mathías De Ritis y Randall Rodríguez. El lateral izquierdo tuvo un buen primer semestre en todo sentido, sin embargo sus faltas de oportunidades en Primera División hicieron que fuera perdiendo pisada y en sus últimos partidos no ha tenido el rendimiento que acostumbraba, pareciera que fue afectado por su no llegada al primer equipo (apenas disputó los minutos finales en el partido ante Sud América en Paysandú con el partido liquidado). Lo del guardameta es aún más curioso, su estado es totalmente oculto y no ataja en ninguna categoría del Club desde que finalizó la Libertadores Sub 20, aunque lo siguen convocando desde la selección uruguaya por lo que parece extraño si la causa de su ausencia en Peñarol sea una lesión y que lo citen a la celeste bajo las órdenes del equipo de Marcelo Bielsa.

Desde el Club deben comunicar las razones y lo sucedido con estos 2 jugadores campeones del mundo.

Falta de autocrítica 

Ya pasaron más de 2 días y no se ha comunicado nada luego de la vergonzosa derrota frente a Liverpool en las finales del Uruguayo. Ni el presidente Ignacio Ruglio ni el vicepresidente Eduardo Zaidensztat ni el Director Deportivo Pablo Bengoechea se han expresado hasta el momento, dado las razones de la humillante pérdida de un campeonato que ya estaba ganado ni comentar lo proyectado para el próximo año.

Lo próximo debe ser anunciar la salida de Bengoechea de su cargo, realizar una autocrítica pública y poner en marcha el proyecto 2024 con todas las piezas a la vista del socio. Venimos de 2 años muy duros en lo deportivo, que el hincha nunca los podrá entender.