Inauguramos una nueva sección en Padre y Decano: las crónicas de viaje, un espacio donde pondremos los relatos de los viajes que hacemos para seguir al club de nuestros amores. En esta primera entrega, compartimos los primeros días en Venezuela.

Día 1: Partimos desde Montevideo en la madrugada del viernes luego de haber derrotado al Caracas por 4 a 0 en el partido de ida. El vuelo fue con la ilusión latente de poder pasar de fase, pero con la tranquilidad por el resultado en el Estadio Centenario, sin digerir ni dejar de festejar la victoria de unas horas antes.

Llegamos a San Pablo donde hicimos escala, con 6 horas de espera, como nos tiene acostumbrado ese aeropuerto. Recién a las 2 de la tarde partimos rumbo a Caracas bastante cansados, llegando a las 18.30 horario venezolano. Ahí nos estaba esperando un amigo que nos ayuda mucho con la logística del grupo y puso dos autos para venir hasta Morrocoy, uno de los principales puntos turísticos playeros de Venezuela. Sin demorar partimos a esta ciudad con un clima muy tropical, una noche con brisa y un calor medio. Paramos en un lugar a los 150 kilómetros de trayecto. Tengo que decir que acá manejan como enfermos mentales pasando por la derecha, yendo por la banquina. Las motos pasan por el medio y manejan mínimo a 150.

De paso ya nos inculcaron el miedo a los secuestros y que la vida en este país no tiene valor. Eduardo, nuestro chofer, un muchacho de 25 años con dos secuestros arriba nos contaba de sus experiencias de vida y cómo es la vida acá en Venezuela. Llegamos al hotel después de casi 5 horas de viaje en auto.

Día 2: Por la mañana nos despertamos y atrás del hotel nos encontramos con un puerto gigante con un muelle muy coqueto donde salen lanchas que te llevan a islas en la mitad del Caribe, a media hora promedio de la costa. Estamos en el Cayo Los Pescadores, un lugar que para darle una noción y entiendan es una isla con palmeras y una geografía muy tropical de sueños de una persona que está acostumbrada a la ciudad. La naturaleza se entremezcla con muchos yates con súper amplificadores y woofer de 1500 w escuchando reggaetón y dance.

Pudimos degustar la comida del lugar, la cual es exquisita: comimos mariscos, calamares, moluscos y otras cosas del mar. En la ciudad casi todo se hace con harina de trigo y maíz, por eso están algunos venezolanos obesos de comer esos alimentos.

Día 3: Llegaron 2 amigos más para sumarse al grupo. Visitamos las playas de Cayo «Boca Seca». Si tengo que elegir una palabra para describir esto es “paraíso”, por el color del agua, la vegetación, el paisaje y el clima. En un tremendo día en la playa, aprovechamos para sacar muchas fotos y no nos dejamos de asombrar con este país, que dejando de lado la «seguridad» y el miedo escénico que tienen algunos, es hermoso.

Hace un rato terminamos de escuchar online el partido del Padre y Decano en Rivera por 3 a 0, agregándole el plus de que las gallinas perdieron. Colgamos todos los trapos en la parte de atrás del complejo del hotel donde da al muelle y festejamos otra victoria del Glorioso Peñarol.

Nos despedimos por ahora, Aguante Peñarol y aguanten Los Pibes de los Trapos!!

«El Chapa», Daniel «Prado» y Paulo.