Foto: Ramiro Cicao

El presidente de Peñarol, Juan Ignacio Ruglio, habló con Padreydecano Radio tras la clasificación frente al rival de todas las horas. Sobre el final de la charla, el jerarca habló específicamente del trabajo de Mauricio Larriera y de las horas difíciles que le han tocado pasar al entrenador, tanto desde lo laboral como también lo personal.

Vivimos de todo en este tiempo. Mauricio, al igual que nosotros, tiene claro que está en un club en el que acá solo sirve ganar y sino ganás, te van a criticar, y si eso no te gusta te tenés que ir a otro club. Peñarol es eso. Por todos lados te hacen saber los descontentos y la presión es mucho más grande de lo que se puede creer.

Yo creo que tanto cambio de técnico a lo largo de los últimos años, que para mí fueron muy malos para el club, es parte de que la gente al más mínimo traspié se acostumbra a pedir la cabeza del técnico. Mauricio supo seguir trabajando concentrado, nosotros supimos darle a entender que íbamos a aguantar la presión si estábamos convencidos de que ahí las cosas estaban bien y Mauricio siguió trabajando y llegó al objetivo que él mismo había logrado. Hacía tiempo que no se pasaba de fase, mucho menos que te tocara contra Nacional y se merecía dirigirla él.

El lunes después del clásico que perdimos 2 a 0 me fui para su casa. Él no sabía si yo iba a decirle que se tenía que ir, o qué. Tuvimos una preciosa charla y encontré un técnico que tenía muchas ganas de dirigir esos clásicos. Como dijo él, “si nosotros estamos juntos, con nosotros no tienen chance”. Con esas palabras me fui y le dije que ahora la presión la absorbíamos nosotros, que nosotros sabíamos cómo llevar a toda la gente que escribe y que llama pidiendo el cambio de técnico, que él se ocupa de lo suyo y que iba a salir bien. Esa misma noche se juntaron con Bengoechea a las 21:15 y se fueron 6:45 de la mañana. La señora de Pablo subía a la barbacoa a ver si le pasaba algo, nunca vi 2 personas hablar 10 horas de futbol mano a mano, y a la otra mañana me dieron la tranquilidad de que estaban armados.

El trabajo y el tiempo terminaron permitiendo que hoy pasáramos de fase y hoy nos alegramos por eso. Si no la hubiésemos pasado, hubiésemos hecho lo que hicimos, convencidos, que era sostener los procesos cuando los indicadores te marcan que están bien, cuando los jugadores hablan bien del técnico, cuando las cosas están bien armadas hay que aguantar la presión.