Hincha de Peñarol - Columna de AgusHay dos ideas que hace un tiempito me están rodando en la cabeza. Como aquella mosca molesta que jode cuando reposás la cabeza en la almohada pronto para disfrutar de dormir. Me está invadiendo la imaginación, la incertidumbre de qué sería de nosotros sin Peñarol. Sinceramente a primera orejeada, hablando en léxico truquero, no veo una mano simple de resolver. No tengo el dos de la muestra para decir, sin Peñarol seríamos así y punto, gané la mano.

Me dejo llevar por la fantasía de imaginarme un mundo sin eso imposible de categorizar que es Peñarol. Al principio estoy como aquel que mete la patita en el agua de la playita y recula porque está muy fría. No me animo, no me gusta la idea, y ver un horizonte no claro, y hasta amenazador para mi felicidad tampoco fomenta dejarme llevar sobre esta teoría.

Vuelvo sobre mi pensamiento, y me tranquilizo al saber que es solo una idea de mi mente, que Peñarol siempre va estar y que siempre vamos a tener ese baúl de alegría que nos ha acompañado desde el primer día de nuestras vidas hasta el momento en el que el reloj de arena se detiene. Esto me tranquiliza y decido nuevamente lanzarme a esta fábula llamada un mundo sin Peñarol.

Me resulta autoritario, y hasta poco entretenido resumir mis pensamientos en frases certeras, o incuestionables, afirmando que la vida sin Peñarol sería como quien escribe lo dice. Por eso simplemente voy a dejar vertidas en la mente de cada carbonero las cataratas de preguntas sin responder que azotan mi mente. Creo que dar rienda suelta a que cada uno integre cada pregunta a su manera de ver la vida puede ser más rico y abarcador, a que bajar un lineazo y aniquilar la creatividad de cada uno.

Me pregunto y te pregunto a vos que lees esto ¿Qué sería de nuestras vidas sin Peñarol?:

¿Pensaste alguna vez con qué suplantarías la alegría de ir a ver a Peñarol los fines de semana?

¿Alguna vez se te ocurrió con qué llenarías ese vacío si no existiera un partido por semana para ver esta pasión oro y carbón?

¿Alguna vez imaginaste en qué otro lugar podrías abrazar espontáneamente a un individuo que no conocés, como después de gritar un gol de Peñarol?

¿Te atreviste alguna vez a pensar todas las personas que no hubieses conocido sin Peñarol?

¿Cuántas amistades y relaciones amorosas nunca se hubieran creado sin la existencia de Peñarol?

¿De qué hablarías el lunes en el trabajo/liceo/facultad si Peñarol no jugara el domingo?

¿Con qué colores vestirías a tu hijito recién nacido en el hospital?

¿A dónde llevarías la foto de la ecografía de tu nene si el Palacio Peñarol no existiera para que tu criatura fuera socio antes de nacer?

¿Pensaste alguna vez qué camiseta vestiría tu piel si este club no existiera?

¿Craneaste alguna vez en qué otra situación experimentarías la ansiedad previa a un clásico?

¿Alguna vez pensaste dónde comprarías la ilusión que se genera previo al inicio de un campeonato?

¿Pensante alguna vez bajo qué motivo hubieses visitado las ciudades del interior, y los países en los que jugó Peñarol?

¿Se te ocurrió imaginarte cuántos asados nunca se hubiesen pactado sin Peñarol?

¿Contabilizaste alguna vez las horas y días desparramados pensando en Peñarol?

¿Soñaste alguna vez dónde encontrarías esa taquicardia que se siente cuando estas por entrar a la tribuna?

Estas son algunas de las preguntas que invadieron mi mente en estos días. Como éstas, cada uno puede hipotetizar a piacere. Las respuestas no las tengo y creo que tampoco las quiero buscar. Siento como mi mente se autoengaña y desarrolla un mecanismo defensivo que alerta: no quiero imaginar un mundo sin Peñarol y mucho menos todas las vivencias que no ocurrirían sin esta creación de 122 años. Estoy como aquel en la relación que sabe que su pareja lo engaña pero no lo quiere ni imaginar.

Quizás esto sirva para valorar lo que tenemos en nuestro día a día. Para pensar y agradecer por la existencia de este club. Para darnos cuenta de que por más de que esta columna base sus fundamentos en una fantasía, esto inabarcable que es Peñarol ocupa mucho más de lo que pensamos en nuestras vidas. Peñarol no se reduce a un resultado de fin de semana, abarca tantas situaciones/sentimientos/pensamientos como hinchas de este club. Cada uno sabe cómo Peñarol afecta en su vida, y es lo lindo que tiene lanzarse a pensar en nosotros mismos, y en la vida de cada uno sin Peñarol.

Por eso no quiero pasar la oportunidad de decir ¡Gracias Peñarol por existir!. Gracias por posibilitarme conocer y vivir una infinidad de experiencias que sin tu presencia nunca hubieran ocurrido.

¡Podré caerme a pedazos pero acá siempre estas vos!

Ah! se me olvidaba la otra hipótesis que acosa mi cerebro:
¿Qué sería de Peñarol sin nosotros?