28 septiembre, 2024
La historia continúa
Un lunes 28 de setiembre de 1891, a las 20 horas, comenzaba una historia a la altura de las épicas griegas, romanas o vikingas.
Una historia llena de hazañas, de conquistas pero sobre todo de mucha mística. Una leyenda que el pueblo abrazó como propia y la pregonó por todo el mundo.
Algunos niños que crecieron escuchando esas anécdotas, una vez hombres, vistieron la gloriosa casaquilla Mirasol para extender su legado fuera de las fronteras de la República Oriental del Uruguay. Tal es así, que hasta los extranjeros que quedaron maravillados con el brillo del Oro y la fuerza del Carbón, quisieron probar su suerte en las filas aurinegras.
Esta historia tiene muchos momentos buenos y no tan buenos, se fue haciendo con los años, con las épocas, pero nunca perdió su escencia: vivir en el corazón del pueblo uruguayo.
Su razón de ser era simple, había que innovar, ser pionero y siempre buscar medirse con los más fuertes. En su afán de ser pioneros le dio vida a la Asociación Uruguaya de Fútbol, cuando buscó medirse con los más fuertes parió a la Copa Libertadores de América y queriendo innovar concibió a la Copa Intercontinental.
Nada le quedó por ganar a la historia más apasionante del deporte que mueve multitudes, ya todos conocían sus logros, sus proezas y su nombre, el Club Atlético Peñarol.
La epopeya magnífica del club de las once estrellas fue la envidia de muchos equipos que buscaron forjar la suya propia, pero esta es inigualable.
Luego llegó el período de paz, donde aquel viejo imperio que dominó y doblego a otros que no estaban a su nivel empezó a ceder terreno cual el otrora Imperio Romano. Pero como cada civilización tiene a sus héroes y profetas, todavía quedaba mucha épica por escribir.
Décadas más tarde, cuando solo parecía quedar restos de aquel viejo reino, cuando sus murallas parecían derrumbarse y su fuego se creía extinto, llegó un personaje mítico con la fórmula para despertar y renacer al gigante que descansaba en sus aposentos: Diego Vicente Aguirre.
El héroe de Santiago de Chile, el qué hace 13 años nos dio indicios de que la llama nunca se va a apagar si así lo quisiéramos, apareció al estilo Alejandro Magno en Macedonia, para recuperar el orgullo de ser admirados por propios y extraños, y conquistar más allá de lo que creemos posible.
Para los interesados en las guerras de antaño, lo que vivimos el pasado 26 de setiembre fue algo similar a lo que tuvo que atravesar el Rey macedonio en la Batalla de Gaugamela frente al Imperio Persa con una desventaja aproximadamente de 1 contra 5 soldados persas. Llevándolo a nuestros tiempos, la diferencia colosal de presupuesto con Flamengo, fue minimizada mediante el poder de convencimiento de nuestro héroe, apelando a la historia y a la mística de las hazañas anteriores.
Porque Peñarol es así, no entiende de lógica, demostró una vez que puede contra lo imposible y a lo largo de los años se aferró a eso para volverlo a demostrar. Hoy cada hincha que se hizo escéptico por los años que estuvimos mirando de lejos la tan ansiada Gloria Eterna, está reavivando el fuego de sus corazones y los que aún creían que mientras la camiseta amarilla y negra pise el verde cesped todo es posible, se aventuran a soñar con lo más sagrado que tenemos, la Copa Libertadores de América.
La historia monumental que se forjó en las calderas de la Central Uruguay Railway Ltd. Company, hoy cumple 133 años de vida. No sabemos si aquellas mentes fundadoras de nuestra pasión pensaban el bien inmenso que le estaban por dar al pueblo, pero si tenían algo claro que fue darle al laburante un premio por su ardua tarea semanal.
Actualmente Peñarol es eso, nuestro premio, ser manyas, viajar con el pecho inflado por los continentes llevando nuestro estandarte y siendo reconocidos por todo el planeta. Lo que «no nos da de comer» según dicen quienes parecieran no llevar sangre en sus venas, pero en lo que nos olvidamos de todo aquello que nos hace mal. Una forma de vivir, de nunca dar nada por perdido hasta el último segundo.
Estamos en tiempos de guerra, lo que más nos gusta, volvimos a patearles el tablero a los que se creían a nuestra altura y la única manera de salir victoriosos es «a base de meter pata y mucho huevo».
Feliz cumpleaños al inmenso Club Atlético Peñarol: el conquistador de continentes, el ganador de incontables batallas, el que sometió a los poderosos, el inmortal aurinegro.
Abracen a la gloria carboneros, que nuestro mesías nos va a guiar hacía lo más anhelado.
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