Peñarol cayó derrotado en Biguá y sabe que solo le sirve ganar en la última fecha frente a Urunday.

El primer cuarto fue muy parejo y cambiante. Peñarol nunca tuvo un nivel sólido defensivamente y el local siempre estuvo claro en ataque. Adelante se dependió del gol exterior de Zanotta, el cual estuvo muy inspirado en el arranque. En los segundos diez minutos el equipo sufrió defensivamente. Biguá generó desde bloqueos directos y complicó demasiado, problemas en la zona pintada y en ningún momento se consiguió el control del juego. En ataque totalmente ausentes Green y Roberts y el equipo lo sintió. Por eso el local se fue ganando

En el tercero los de López siguieron trancados y con problemas defensivos. Grenn estuvo bien defendido y el equipo lo sintió. Los peores minutos estuvieron en el cierre y los locales sacaron la máxima. En el último llegó una gran reacción, con un parcial de 20-1 Peñarol pasó de largo en el marcador. En el mejor momento y con la diferencia a favor, el equipo no logró sobreponerse y sufrió el tramo final. Fueron dos caras en el cuarto final, una de gran nivel y un cierre para el olvido.

Más que nunca el juego con Urunday será una final para salvarse. Si Peñarol gana, sabe que al menos se asegura un partido de desempate (frente a Urunday). También, si Larre Borges o Trouville no ganan, Peñarol ganando se salva automáticamente.