3 abril, 2020
A un año de la victoria en Maracaná
Un día como hoy pero de 2019, Peñarol derrotó a Flamengo con gol de Lucas Viatri en la hora en el legendario Estadio Maracaná, por la fase de grupos de la Copa Libertadores.
La victoria no significó un título, ni siquiera se logró superar la fase de grupos habiendo derrotado al rival directo de visitante. Sin embargo, el partido quedó marcado para muchos hinchas aurinegros, por la mística del encuentro, por la larga seguidilla de derrotas como visitante y por todo lo que le tocó vivir a los que viajaron a Río de Janeiro.
Antes de viajar, todos los hinchas sufrieron el cambio de fecha del encuentro, lo que significó multas para cambiar el pasaje para la gran mayoría. Una vez en tierras brasileñas, los hinchas mirasoles vivieron diferentes complicaciones, con simpatizantes rivales y la policía local. Esto derivó a la detención momentánea de algunos parciales, la internación (y posterior fallecimiento) de un hincha mengao y la larga y dura condena a 3 hinchas, que estuvieron detenidos varios meses y tras ser «liberados» no pudieron dejar el país.
Además, gran parte de los carboneros que llegaron al Estadio Maracaná, pudieron ingresar en el entretiempo, estando -por parte de la policía local- varados entre favelas y en condiciones incómodas mientras se iniciaba el partido y toda su primera parte.
Por eso el triunfo en la cancha fue tan importante, porque además de los que disfrutaron la manera de ganar adentro de la cancha, también ayudó a los viajeros a alivianar su travesía.
La verdad es que fue un muy lindo triunfo, contra el equipo que terminó siendo campeón de América. Pero la verdad es que estamos muy mal si nos quedamos con este triunfo y con el 2do puesto del 2011 como lo único relevante que hemos hecho a nivel internacional en los últimos 30 años. Sumado a eso, en 20 años ganamos apenas 6 uruguayos. Encima parece que Damiani quiere volver y si vuelve, la verdad es que para irnos todos…
Se te extraña Viatri, fue un error dejarte ir. Así lo vamos a pagar.
Lo viste jugar en la superliga argentina? Poco y nada y cuando le toco entrar, no toco la pelota. Igual a los ultimos partidos que le vimos en Peñarol.
Dejate de joder Foquina, prefiero mil veces a Viatri que al Xisco.
Por lo único que se lo va a recordar a cañita baladora Viatri, por ese gol.
Tremendo triunfo. Y como dice el colega Fernando, no va a quedar en la historia porque de esas hay muchas en éste club. Lo que sí tiene que quedar, es que queriendo laburar como quería el Memo López los triunfos contra la guita que hay en otras ligas se te puede dar!
Si bien
* Si bien Flamengo invirtió mucho más plata cuando pasó la fase de grupos, la pla siempre fue parte de la copa en ese equipo.
Fue el pico más alto de rendimiento que consiguió el equipo, con todos los jugadores en plenitud física y con una aplicación a la disposición táctica que marcó el técnico impecable. También hay que decirlo, Flamengo, subestimó el poderío de Peñarol, y cuando intentó reaccionar, no logró concretar en parte, por la buena tarea defensiva de Peñarol y el gol, llegó en el momento justo y luego de una expulsión que nos dejó con ventaja númerica.
En la revancha, en el CDS, si bien fue empate 0a 0, jugaron mejor, nos generaron muchas chances de gol que no se concretaron por fortuna o por grandes intervenciones de Dawson, ya se vió , que Flamengo, era mucho más equipo, aunque igual fue muy meritorio que Peñarol lo limitara, teniendo en cuenta, que ellos luego, ganaron la copa, avasallando a todos los demás equipos que enfrentaron.
Si Peñarol hubiera mantenido ese plantel, en buenas condiciones sanitarias y de rendimiento, con alguna incorporación de calidad, podría haber tenido una mejor participación en los campeonatos posteriores, pero en vez de eso, vino el desmantelamiento por ventas y los que quedaron, fue por viejos o por lesión, o por las dos cosas.
Muy buen triunfo, a la nuestra. No va a quedar en la historia porque PEÑAROL ya tiene una demasiado rica como para recordar un partido puntual. No fue épica esa victoria, pero es un buen mojón para entender de una buena vez por todas que el fútbol a la europea no es lo nuestro.
No existe la nuestra, un mito perimido, que nos hundio a mediados de la década del 70.
Cuando los equipos uruguayos ganaron algo, defendían pero también jugaban, tenían buen poder ofensivo y goleador.
El mito de meternos todos atrás y con un pelotazo salvador ganar los partidos, es nada más que eso, un mito. Jugando así, perdimos mucho más de lo que ganamos, y cuando ganamos , fue de casualidad, aprovechando algún error del contrario.
Asi fue como todos los demás mejoraron su futbol, nosotros involucionamos y de paso, nos perdieron el respeto, porque saben que vamos a meternos atrás y aguantar.
Hoy la selección, esta mucho más equilibrada en ese sentido, sabe defender, todos defienden, pero cuando tienen la pelota, saben manejarla, cuidarla y tenemos excelentes delanteros. A los equipos locales, les falta esa calidad, simplemente, porque vendemos todo lo que va apareciendo.
Quizá no me sé explicar. «La nuestra» es la defensa férrea, un arquero impasable y un medicampo luchador, raspador; pero con dos punteros rápidos bien abiertos y un nueve goleador, que de cinco chances dos o tres van adentro del arco. Soy más joven que usted por la edad que aquí ha confesado, pero he visto a los equipos de Bagnulo (y me pongo de pie mientras escribo su nombre), al de Tabárez en 1986/1987 y al de Gregorio Pérez en el segundo quinquenio. Todos ellos jugaban así: defensa dura, arquero con presencia en el área, prestancia, atajador, salidor y en el entorno de los 30 años o un poco más, mediocampo con dos o tres raspadores pero no por eso menesterosamente tontos con la pelota en los pies, un distribuidor con buena pegada de tiro libre (aunque hubo otros que no eran el clásico «10» y pateaban muy bien de tiro libre o con pelota en movimiento: José Herrera, Perdomo, Aguirregeray, etc.), dos punteros veloces y el nueve implacable. Por eso, me permito respetuosamente discrepar con usted cuando habla de esto como un «mito» y que ese «mito» se destruye en los años ’70. No creo, a modo de ejemplo, que la Libertadores de 1987 haya sido una «casualidad», que partidos de ese torneo se hayan ganado «de pedo», como usted más o menos dice. ¿O acaso cree que el 4 a 2 en Avellaneda fue casualidad? Fue un partido estudiado y brillantemente ejecutado. El manual de cómo defender bien y el contragolpe perfecto. Lo mismo cabe decir de 1982 y el triunfo en Brasil ante el copetudo Flamengo. Es verdad que se aprovecha de los errores rivales, pero eso es una virtud de los nuestros, de hacer que los rivales se equivoquen. Eso forma parte de la táctica. Sí comparto en que el fútbol de hoy, en general, es otro, que hay equipos que mejoraron su rendimiento y expresión futbolística que trmin emparejando los partidos (hoy cualquier cuadro «cara cagada» viene y nos gana), pero no me parece que nos hayamos quedado, como suted señala. Yo creo, a la inversa que usted, que intentamos cambiar para jugar a la europea (más luego de la salida de Gregorio en 1998) y ahí hay parte del fracaso, sobre todo a nivel internacional. Nosotros no tenemos el temple de un europeo, somos gente de sangre caliente, sentimos y vivimos el fútbol como una guerra, una batalla estratégica (donde se juega el honor y el amor por los colores) en la que aparte de la cabeza y la inteligencia, hay que poner armas físicas y otras no tan académicas (léase «huevos») para sacar un partido adelante. PEÑAROL, de «huevos», da cátedra, pero las nuevas generaciones ya no vienen tan así. Antes los destacados eran del interior del país, a veces interior profundo, gente humilde y sencilla que venía a Montevideo a probar suerte (sobran ejemplos, pero van algunos, Alzamendi, Bengoechea, Aguirregaray, Saralegui, Ruben Paz, Jorge Cabrera y un sinfín de los que vi jugar derrochando sus virtudes en el campo). Hoy día, ya en tercera división, hay jugadores que van a entrenar en muy buenos autos 0 km (no chinos, ni baratos usados). Eso antes no pasaba, hasta en primera división se iba a practicar en el ómnibus y a veces en dos. Me da la impresión que la «botijada» se acomoda más o menos en la tercera división y ahí pierde parte del hambre de gloria, el amor a la camiseta y gana el hambre por el pase, por el dinero, el contratista, la casa de los padres, el apartamento a estrenar, etc. No me quiero extender demasiado, ya lo hice, porque sino lo aburro y no es mi intención. Le saludo cordialmente y VIVA PEÑAROL.
NO me aburre para nada, nunca me aburriria de hablar de futbol, porque es como la vida, hay para todos los gustos, y nunca se sabe que va a pasar al minuto siguiente. Veo futbol con uso de razón del 70 para acá, he visto la famosa «nuestra»y he escuchado a gente veterana ( los que eran veteranos cuando yo era un niño, hoy la mayoría ya no esta en este mundo) hablar de la famosa nuestra.
Y con la nuestra, vi como justificaban el no jugar a nada, o jugar a no dejar jugar, tirar un pelotazo al unico delantero que ponian los equipos uruguayos y si se daba el milagro de hacer un gol con ese pobre expediente, meternos todos atras a defenderlo hasta el minuto 90. Asi ganamos muchas veces, demasiadas, para mi gusto. Lo que conseguimos, fue creernos los mas vivos, ganando con el minimo esfuerzo y de paso, agrandar a los contrarios, que empezaron a tocarnos la pelota y hacernos correr por toda la cancha atras de ellos. Cuando Colombia, empezó a sacar jugadores de más calidad, al toque que ya nos daba le agregó las goleadas tremendas que nos propinaron varias veces. Y atrás de ellos, vinieron los chilenos, los ecuatorianos, hasta lo venezolanos nos empezaron a ganar.
La creencia en la garra y el carácter, es simple chauvinismo, el creernos más guapos que los demás, que podemos ganar llevandonos por delante a los contrarios, fruto de una historia que hemos idealizado y donde nos ponemos en el papel de heroes.
La realidad, es que Uruguay, fue pionero en el desarrollo del futbol, fruto de la influencia de la colonia británica, empezamos a jugarlo primero, lo dominamos antes que los demás, sacamos ventaja, empezamos ganando , tomamos confianza y creamos una mística junto con una forma de jugar orientada a lo práctico y a ganar. Otros, paises, gustaron más del toque lateral, del preciocisomo en la técnica con el balón, en la prolijidad y el jogo bonito. Jugaban mas lindo que nosotros, pero los goles, los hacíamos los uruguayos y ganabamos. Eso, es parte de la mistica de guapos y es parte de lo que se dio a conocer como «la nuestra».
La nuestra, si alguna vez existió, se terminó en 1974 cuando la Holanda de Cruyff, no nos dejó hacer más de dos pases, fue un 0 a 2 nada más, pero futbolisticamente, fue lo más humillante que he presenciado, junto con 1 a 6 de Dinamarca. Esos resultados, son prueba de lo que se consigue, aplicando la «nuestra».
Exactamente en todo…aparte súmele que después ellos nos eliminan en nuestro Estadio
Bueno, el punto de «jugar a algo» o «no jugar a nada» a mi, honestamente, no me interesa. Me importa ganar y por sobre todas las cosas levantar copas. No existe un campeonato que gane el que mejor «juega a algo». Como verá, soy 100% resultadista. Comparto que desde 1974 (o quizá antes, con Hungría en 1954) el juego de fútbol cambió, pero no creo que haya sido para tanto. Todos sabemos que más allá de algún ajuste concreto a alguna regla precisa, siguen jugando 11 contra 11, los arcos y la cancha miden lo mismo. Considero que lo que cambió es que el futbolista ya no es sólo eso, sino que es un atleta que juega al fútbol. Lo que no corre más no es esa»nuestra», sino jugar y ganar con una damajuana de vino al lado de la raya, como en el ’50. Comparto en que otros países han aprendido a «jugar a algo», los que usted menciona y muchos más. Nosotros, en ese afán por estar alineados al primer mundo y su estilo de fútbol, perdimos la «nuestra» que nos llenó de gloria. Queremos jugar como los europeos, pero no tenemos condiciones para eso, ni de infraestructura ni genéticas, que es lo peor. Le pongo un ejemplo algo reciente: el PEÑAROL de 2011. Aguirre hizo jugar el cuadro a la nuestra -tal vez de un modo más sofisticado- con un arquero muy bueno, una defensa férrea, dos mediocampistas marcadores y pasadores, dos punteros abiertos y un nueve goleador. Más allá de que no se llegó a la gloria, su juego fue efectivo. No deslumbraba, pero tenía claro lo que quería en la cancha y cómo conseguirlo. Nada de posesión de pelota, ni 40 pases seguidos ni pavadas de ese tipo; la cuestión era darle la pelota al rival, robársela rápidamente lejos de nuestro arco, contragolpear velozmente y… adentro… a sacar del medio. Fue el único cuadro que si bien no ganó esa Libertadores, jugó a la «nuestra» y devolvió al menos por ese año a PEÑAROL al sitial que nunca debió abandonar: estar al menos entre los cuatro definidores (semifinales), perder contra un cuadro como la gente (ese Santos de Neymar era una máquina y terminó el partido definitivo pegándole de punta y para arriba sacándose la pelota de encima esperando el pitazo final) y lograr que el fútbol sudamericano hable otra vez de nosotros. Eliminó al vigente campeón Inter de Porto Alegre ganándole 2 a 1 en el Beira Rio, luego a la siempre compleja Universidad Católica y en semifinal a Vélez, que tenía un muy equipo dirigido por un histórico como Gareca y que en aquél entonces algunas crónicas locales comparaban a dicho equipo argentino con el Barcelona en Europa. O sea, un desempeño destacado. Yo entiendo lo que usted dice cuando plantea que jugando a la «nuestra» ganamos muchas veces. Entonces, ¿por qué abandonar la receta del éxito? ¿Acaso ganamos algo jugando a la europea? ¿Alguna vez jugamos como los europeos aunque nos hayamos matado intentando imitarlos? Históricamente los otros países fueron más y mejores que nosotros. Recuerde el viejo adagio: «ataca Argentina, gol de Uruguay». Con eso se describía que Argentina era mejor equipo, pero quien ganaba era Uruguay. ¿Después de todo, qué importa, atacar mucho y no hacer goles, o atacar tres veces y hacer tres goles? Argentina era mejor, Brasil, Chile, Ecuador…, el que más se nos parecía era Paraguay. Pero, ¿quién ganaba? La mayoría de las veces, Uruguay. No en vano tenemos 15 Copas América (el primero) y entre los dos grandes 8 Libertadores. No era ése fútbol el del «mínimo esfuerzo», era un esfuerzo supremo defender el gol logrado, aunque fuese pateando para adelante y marcando con los dientes apretados, porque se tenía claro que al fútbol gana el que la mete adentro. El secreto no está en eso de la posesión de la pelota, de los pases y toda esa parafernalia inventada para que los periodistas (parodistas) deportivos hablen horas en radio y televisión. El secreto está en mandarla adentro del arco contrario sin importar el método y ya está más que sabido (al menos a mi gusto) que jugar a la europea no nos hace goleadores y ganadores, sino el hazmerreír. Nuevamente, cordiales saludos y celebro que no le aburra escribir sobre fútbol.
Inolvidable!!