El fútbol uruguayo se basa en dos pilares: Peñarol y Nacional. Negar la grandeza de uno de ellos para posicionar al otro por encima, es ridículo. Cuestionar – sin criterio) -campeonatos, títulos y hasta fundaciones, son formas de proceder que no van de la mano con la grandeza de Peñarol.

Nosotros, hablamos de nosotros. Ellos, también. Sin embargo, también es ridículo poner a los dos equipos en el mismo escalón, un pecado concedido en estos días para el periodismo, por aquello de quedar bien con Dios y con el Diablo. Pero aunque el nivel periodístico esté por el piso y esa miseria permanente no permita decir las cosas por su nombre, la historia no puede ocultarse.

No es lo mismo tener cinco Libertadores en las vitrinas, que tener tres. Tampoco da igual estar abajo en Campeonatos Uruguayos, aunque se quiera disfrazar esa inferioridad fraccionándolo en torneos cortos o sumando por igual el máximo título local con torneos de segundo orden. Y por supuesto, no es comparable la historia de quién está y estuvo la mayor parte del tiempo en desventaja en el historial clásico, con las páginas de quien la dominó durante más de 80 años.

La historia del fútbol local encuentra muchos más pasajes gloriosos de Peñarol que de Nacional. O mejor dicho, es una historia de gloria vinculada a Peñarol, con algún pasaje excepcional donde festejaron ellos.

Pero entre tantos golpes, tanta diferencia, en esta historia tan despareja; hay un período que destaca por sobre el resto: los años sesenta.

De la mano de Gaston Güelfi y Washington Cataldi, la historia empezó a partirse en 1958, con el inicio del Primer Quinquenio de la entidad decana. Pero el quiebre definitivo se dio en la final del Uruguayo 1959, jugada en marzo de 1960. Es que desde esa lejana tarde de marzo, hasta el 31 de diciembre de 1969, se vio la humillación deportiva más grande en la historia del fútbol local. Ellos, literalmente, no eran nadie.

La final más importante de todas y lo que vino después

Aquel 20 de marzo de 1960, Peñarol obtuvo el bicampeonato y la clasificación a la Copa Libertadores, en su primera edición.

Un mes después de la consagración, daría comienzo la Copa Libertadores de América. Peñarol se alzó con el título de forma invicta tras eliminar a Jorge Wilsterman (campeon boliviano), San Lorenzo de Almagro (campeón argentino) y Olimpia (campeon paraguayo).

Con la primera edición de la copa en el bolsillo, el Decano se abocó al Campeonato Uruguayo en busca del tricampeonato. Finalizó en la primera posición, nuevamente de forma compartida.

Pero esta vez el rival en la final fue el Club Atlético Cerro. El 18 de diciembre, con dos goles de Jupiter Crescio y otro de Alberto Spencer, Peñarol derrotó 3-1 a los Villeros y se coronó tricampeon uruguayo.

1961: Primer Campeón del Mundo y Tetra local

La historia, cruel con el equipo de 8 de Octubre, llevó al mirasol a que ese bicampeonato se transforme en un Quinquenio, a que esa participación se transforme en el título de Primer Campeón de América, y que al año siguiente, se repita la coronación continental, pero acompañada de un logro inaudito: la Copa del Mundo.

En una semana, bautizada por Washington Cataldi como «la semana de la gloria», Peñarol derrotó 5-0 al Benfica en la mayor goleada de la Intercontinental, ganó el clásico por la Primera Rueda del Uruguayo (1-0) y volvió a vencer al campeón europeo (2-1) para ganar la primera Copa Intercontinental del continente.

Como curiosidad: Peñarol en una semana, ganó la misma cantidad de partidos ante un campeón europeo que Nacional en toda su historia.

Para finalizar el año de la mejor manera, el cuadro del pueblo se impuso 3-2 en el clásico de la Segunda Rueda, luego de irse al descanso 0-2 abajo, y obtiene, esa misma tarde, el tetracampeonato uruguayo.

Ese día, sin saberlo, Peñarol volvía a liderar la estadística de Campeones Uruguayos. Nacional nunca más logró dominar el palmarés.

Así como se lee. Una alegría tras otra, para la mayoría. Una tristeza tras otra, para la minoría.

1962: el año del Quinquenio y los primeros clásicos coperos

Por si todo esto fuera poco, llegó el año 1962. Nacional accedía por primera vez a la Copa Libertadores de América, gracias a… Peñarol.

En una época donde solo clasificaban los campeones de cada país, el carbonero, bicampeón vigente, se clasificó automáticamente a la edición de 1962 por haber obtenido el titulo el año anterior. De esa forma, Nacional clasificó al máximo certamen internacional, aún siendo segundo. El destino cruzó a los equipos tradicionales en la Semifinal, y la historia volvió a golpear duro a los parquenses. Después de tres partidos sumamente disputados, Peñarol se quedó con el pase a la final eliminando a su clásico rival en su primera participación.

De forma increíble, se da un hecho tan macabro como gracioso: Nacional, que participa recién en 1962, quedó eliminado de una Libertadores antes que Peñarol, que la jugaba desde sus orígenes. Es que el manya había ganado las dos ediciones anteriores y la Semi del 62, sin conocer aún lo que era perder una Libertadores.

Para colmo de males el 27 de diciembre, con goles de Spencer y Joya, Peñarol volvió a ganar el clásico y con él, su quinto campeonato uruguayo consecutivo. ¡Feliz año!

1964 y 1965: Bicampeonato y algo más todavía

Después del recreo nacionalófilo del 63, a Peñarol se le ocurrió que tenía que volver a salir campeón uruguayo. Y lo hizo por partida doble: invicto en 1964 e invicto en clásicos en 1965. De los 9 enfrentamientos clásicos que hubo en dicho lapso, el Decano ganó tres y se empataron los 6 restantes.

Vale destacar, Nacional seguía sin ganar un clásico por Campeonato Uruguayo desde 1960.

1966: lo más grande para un equipo uruguayo

Festejos en 18 de julio

El año 1966 es por destrozo el año de mayor gloria deportiva para un equipo uruguayo. Este honor no podía estar en manos de otro equipo que no sea Peñarol.

El 20 de mayo, se obtuvo la Copa Libertadores de América gracias a la histórica remontada de Santiago, única e inigualada hasta nuestros días, cuando los mirasoles perdían 0-2 y terminarían festejando 4-2. Nacía frente al mundo un sello aurinegro que no admite imitación: ganar a lo Peñarol.

En octubre, llegaría la gloria máxima: Peñarol bicampeón del mundo. Esta vez frente al Real Madrid, en el mítico Estadio Chamartín, con un resultado aplastante: 4-0 en el global, producto de dos victorias por 2-0. Peñarol campeón del mundo en Europa. Único equipo uruguayo que ha conseguido semejante hazaña.

Pero el camino hacia la gloria internacional empezó complicado, con una derrota 4-0 en el clásico de la primera fecha de los grupos. ¿Se había terminado el ciclo glorioso del Decano? No faltó quienes pensaran que sí. Como tantas veces, se equivocaron. Peñarol se quedó con los dos puntos en el encuentro de revancha (3-0) y obtuvo el pase a la Ronda Semifinal, donde enfrentaría a Universidad Católica y nuevamente a Nacional.

Ya no hubo especulación, una nueva goleada 3-0 en el primer encuentro clásico, y otro peleado 1-0 en la revancha, posicionaron al carbonero en una nueva final de América. La quinta en seis participaciones.

1967 y 1968: bicampeón invicto y récord

Como en el periodo 1964 – 1965, el manya volvió a quedarse con los campeonatos de 1967 y 1968. Pero si fue meritorio aquél torneo invicto del 64, más aún lo serían estos dos. Dos veces seguidas campeón uruguayo sin perder ni un solo partido.

En el campeonato del 67, se empató el primer clásico (0-0) y se ganó el segundo (2-0). Además, este año el Decano ganó tres títulos frente a Nacional en un periodo de 4 meses: el 30 de julio obtuvo el Torneo Cuadrangular (tras empatar 2-2 luego de ir dos veces en desventaja), el 24 de setiembre se logró el Torneo de Honor (empate sin goles) y finalmente el 3 de diciembre, llegó el Campeonato Uruguayo (victoria clásica 2-0).

Mientras tanto Nacional perdía su segunda final de Copa Libertadores, sin todavía ganar una, mientras Peñarol ya tenía tres.

56 partidos invicto

Si alguien esperó que en 1968 Peñarol dejara de festejar, se equivocó rotundamente. No solo volvió a ganar el Campeonato Uruguayo de manera invicta, sino que quebró un récord especial, de una manera aún más especial.

En el partido clásico de la Segunda Rueda del Uruguayo se presentaba como histórico: Peñarol no perdía por dicho certamen hacia 49 partidos. Nacional, ostentaba hasta el momento el mayor invicto por Uruguayo: 49 partidos.

Una victoria alba dejaría las cifras igualadas y evitaría una humillación bastante dura. Para agregarle condimentos al partido, una victoria de Peñarol significaría campeonato y vuelta olímpica.

Aquella tarde, con gol de Alberto Spencer, el aurinegro ganó 1-0, obtuvo el campeonato (el octavo de los últimos diez) y quebró un récord de 50 años de su tradicional rival. Finalmente, la cifra llegó a 56 partidos sin conocer la derrota. Inigualado hasta hoy.

1969: sexto titulo internacional de Peñarol, sexto de Uruguay.

Se terminaba la etapa más gloriosa de Peñarol. Para ser más claros, la etapa más gloriosa de equipo uruguayo alguno.

El 30 de diciembre, el Decano derrotó 2-1 a Estudiantes de La Plata, de atrás y en su cancha, para obtener la Supercopa de Campeones Intercontinentales.

Para jugar este torneo, era necesario ser campeón del mundo. Mientras Peñarol ganaba esta especie de «mundialito», otros equipos ni siquiera tenían derecho a participar en él. Equipos menores del continente.

De esta forma llegó el sexto titulo internacional para el fútbol uruguayo. Todos ellos gracias a Peñarol.

Resumen estadístico

Desde la final de marzo del 60 hasta la Supercopa de 1969, tuvo lugar la etapa mas despareja de la historia entre un equipo grande y otro. No tiene sentido ni realizar un mínimo análisis de los torneos más importantes de aquellos años.

Peñarol obtuvo tres Copas Libertadores, dos Copas Intercontinentales, una Supercopa de Campeones y ocho Campeonatos Uruguayos, donde destaca un Quinquenio y dos bicampeonatos. Nacional apenas logró tres títulos de campeón uruguayo.

En materia clásica, se registró una diferencia de 10 partidos en favor del Decano: 21 victorias y 11 derrotas; destacando un singular invicto de 9 años sin derrotas clásicas por Campeonato Uruguayo, entre el 2 de octubre de 1960 y el 28 de setiembre de 1969.

El período que quebró la historia para siempre. Ellos nunca llegaron a acercarse. Nosotros nunca perdimos el derecho a seguir siendo conocidos como el más grande del país.

Y todo comenzó aquel 20 de marzo de 1960.