Desde la asunción de la nueva directiva, uno de los temas que ha traído mayor polémica entre los hinchas ha sido el aumento del precio de las entradas, acompañado de la reestructura de las distintas categorías de socios y su correspondiente incremento en el costo de la cuota social.

Foto: Referí

El primer gran quiebre con respecto a este tema sucedió luego de la Copa Libertadores 2011. La directiva, en aquel momento presidida por Juan Pedro Damiani, solicitó que se aumentaran los valores máximos permitidos para el precio de las entradas en el fútbol uruguayo, basados en el “boom” generado por la hinchada de Peñarol en el torneo continental, donde vendió 350.000 entradas aprox. en sus 7 encuentros de local. La petición fue aprobada por la Asociación Uruguaya de Fútbol y se pasó de pagar de $100 a $130 por una popular en el Clausura 2011, a pagar $230 una popular en el Apertura 2011 (vs River Plate).

A partir de ese momento no hubo vuelta atrás. El caso más recordado se remonta al Clausura 2014, cuando el presidente de Liverpool fijó los precios máximos y habilitó únicamente la tribuna Olímpica para los hinchas carboneros, que debimos abonar $1.050 por una entrada (sin tener en cuenta el recordado registro masivo en Socio Espectacular). Pero más allá del partido frente a los negriazules, nos hemos mal acostumbrado a pagar de $400 a $600 pesos por visitar canchas con tribunas que se caen a pedazos, sin agua en los baños, con pésima visibilidad y pésimos accesos. Encuentro tras encuentro que nos toca salir del Campeón del Siglo o del Centenario, nos quejamos de los clubes en desarrollo, esgrimiendo que utilizan a Peñarol para cubrir su presupuesto y así “salvar el semestre”.

Pero el culpable desde un principio fue Peñarol. Ese detalle no puede olvidarse nunca. La directiva de aquel año decidió marginar de las canchas a las familias de clase baja y media-baja, fijando precios que son imposibles de abonar fin de semana tras fin de semana y más cuando quiere concurrir la familia completa.

Se hizo costumbre desde ese año que Peñarol convocara mucha gente cuando hacía las veces de local –ya que los precios de las entradas en estas ocasiones y el valor de las cuotas sociales se mantuvieron dentro de lo razonable– y la concurrencia bajara muchísimo al fin de semana siguiente, cuando nos tocaba pasar a todos por boletería.

Con la llegada del Campeón del Siglo volvió a darse un nuevo coletazo en el tema. Se fijaron precios de más de $300 en la principal tribuna popular, se limitó la entrada gratis únicamente a menores de 5 años (en vez de menores de 12) y se fue aumentando gradualmente el valor de la cuota, generando que en más de 2 años de existencia del estadio más lindo del país, nunca se lo haya visto de bote a bote, cuando Peñarol tiene gente de sobra para llenar varios CDS.

Finalmente llegamos al año actual, donde se dieron varias situaciones en conjunto:

  • Reestructuración de las categorías de socios:

Se unificaron las categorías de Dama y de Cooperador del Interior de los departamentos cercanos, con la categoría Activo, unificándolas en una cuota única. Quienes quisieran mantenerse en la categoría Cooperador del Interior, debían notificar por mail al Departamento de Socios del club, y así seguirían pagando la cuota anterior, pero a la vez perderían varios de sus beneficios. Este cambio fue planteado como una mejora en los estatutos del club y en los beneficios sociales, cuando no hubo NI UN SOCIO DE PEÑAROL que se viera beneficiado de ninguna manera con la reestructura.

  • Aumento en el valor de la cuota social:

De un día para el otro el valor de la cuota anual aumentó en un 25% (el mayor de los últimos 10 años). Sin aviso previo, dentro de la cuota anual pasaron a cobrarse 11 cuotas mensuales en vez de las 10 de siempre.
A la vez, el pago de la misma se ha limitado al pago por débito y métodos de pago similares al cual no todos tienen acceso.

  • Aumento del precio de las entradas:

Tanto en entradas generales como para socio, el incremento del precio fue abrupto. Si tomamos en cuenta el partido frente a Sporting Cristal en la Copa Libertadores 2016 y lo comparamos con el partido frente a Libertad en la Copa de este año, podemos observar que los precios de socios/generales variaron de la siguiente manera:

  • Cataldi: 2016 (180/-), 2018 (300/1000).
  • Damiani: 2016 (250/350), 2018 (400/1300).
  • Güelfi: 2016 (100/200), 2018 (150/650).
  • Henderson: 2016 (650/950), 2018 (800/2600).

Si nos vamos más atrás, hasta la Copa Libertadores 2011, podemos ver que en el debut de local frente a Liga de Quito los precios de socios/generales fueron los siguientes:

  • Ámsterdam: 110/160
  • Colombes: 80/120
  • Olímpica: 170/240
  • América: 200/290

Ajustando por IPC y transportándolo a las tribunas del Campeón del Siglo, los precios deberían ser similares a estos:

  • Cataldi: 195/280
  • Güelfi: 140/210
  • Damiani: 300/420
  • Henderson: 350/500

Aun si tomáramos en cuenta algún ajuste por el costo en sí de mantener el CDS, las diferencias seguirían siendo abismales (el único precio acorde es la Güelfi de socio) y esto ha hecho decaer hasta límites insospechados la convocatoria del club más popular del país. Nos han convertido de a poco en un club elitista y marginando al hincha de a pie que siempre fue la esencia de Peñarol desde sus orígenes.

No hay que dejar por fuera el detalle de que intentan cubrirse malas administraciones, pésimas ventas y compras de jugadores, y una larga lista de etcéteras, nuevamente con la plata del hincha. Los beneficios económicos –aunque innegables–, no son suficientes para todo lo que estamos perdiendo en el camino.

  • Pérdida de las clases sociales más bajas.

Ir a ver a Peñarol ya pasó a ser un lujo. Las familias que llegan con lo justo (y no tan justo) a fin de mes, ya no pueden darse el gusto de ir a ver a Peñarol, al no tratarse de un gasto esencial. En una familia conformada por un hombre, una mujer y dos hijos de 8 y 10 años; si uno solo de los adultos es socio, ir a ver un partido de Copa Libertadores a la tribuna Cataldi tiene un costo de ¡$3300!, y esto sin considerar la cuota social de $425 que abona mensualmente el adulto. En el corto plazo no se notará la diferencia, pero con el correr de los años y en las futuras generaciones, esa persona que aún no es hincha de ningun club y está en edad de elegir, no tendrá el dinero para ir a ver a Peñarol, va a ir a ver a otros clubes y se enamorará de otros colores distintos al amarillo y negro.

  • Pérdida de las nuevas generaciones.

Ni yo, ni vos que estás leyendo esto, nos hicimos hinchas de Peñarol porque sí. Alguien nos llevó por primera vez a la cancha, o nos contagió esta pasión de alguna manera. Salvo algunos privilegiados, que tengan en su familia alguien muy fanático de Peñarol, todos nos hicimos socios después de varios años de ir a la cancha y evangelizarnos con los colores más lindos del mundo. Hoy en día hay miles y miles de niños de sangre carbonera, que no van a poder pisar jamás el Campeón del Siglo porque su familia no puede abonar la cuota y la entrada de todos los integrantes. Con el correr de los años, muchos de esos niños también se convertirán en hinchas de otros clubes. Quizás si en nuestra infancia nos hubiera tocado vivir esta situación, muchos de ustedes serían socios de otra institución, y yo no estaría escribiendo en esta página. ¿Se imaginan lo horrible que sería? A eso nos estamos exponiendo hoy en día.

  • Pérdida de los hinchas del interior.

Una de las fallas históricas de Peñarol como club siempre fue el poco acercamiento al hincha que vive fuera del área metropolitana. Se logró una mejora con la creación de las peñas departamentales a comienzos de esta década, pero se fueron dejando de lado, y hoy en día son obligados a pagar la cuota de socio plena, o a pagar una entrada más cara cuando quieran visitar el Campeón del Siglo (además de todos los gastos que ya tienen que enfrentar por la distancia). De a poco las nuevas generaciones se alinearán sentimentalmente únicamente con algún Club de su ciudad natal, o seguirán de lejos a algún club de Montevideo que le interese más contar con ellos.

  • División entre los hinchas.

Desde la creación del CDS se ha hecho hincapié más que nada en los palquistas y butaquistas. Se arreglaron los accesos sólo para dicha tribuna; la gente que concurre a la Cataldi se concentra únicamente en una puerta de acceso ya que no se quiso crear otra contra la Henderson para no mezclar «gente distinta» y al socio e hincha que no pudo adquirir su palco o butaca se le fijan precios imposibles para esa tribuna, para no molestar al que pagó su lugar por adelantado y con una gran inversión. Muchas veces el hincha que no es palquista o butaquista se siente marginado –y con razón–, generando una división que no es necesaria.

Por otra parte surgen constantemente comentarios en las redes sociales de que el que quiera ir «compre 4 cervezas menos por mes y se haga socio». El 99% de los que realizan esas comparaciones, tuvieron la suerte de que nunca tuvieron que elegir entre una cosa o la otra. Probablemente su primera cuota se la haya pagado su madre o padre, y hoy en día puedan pagar la cuota, la entrada y la cerveza que desean consumir. Por otro lado, se limita la protesta a «la barra» para intentar desestimarla, cuando es un reclamo justo con la que mucha gente de todas las tribunas está de acuerdo.

El Estadio lo llena la gente que va cada tanto, no el asiduo concurrente. Y la persona que va cada tanto, decide no ir y escucharlo por la radio, o ni siquiera eso, y utilizar esa gran cantidad de dinero en gastos más esenciales de la vida diaria.

El resultado de todos estos puntos mencionados es que cada vez va menos gente a ver a Peñarol, y cada vez va a ser más notorio. Estamos a tiempo de cambiar y ponerle fin a esta nueva política elitista que está muy alejada de la esencia del Club.

La semana pasada se realizó una protesta pacífica que detalló los siguientes puntos, los cuales encuentro muy acertados:

Vos, que estás de acuerdo con lo planteado: hacete escuchar. Plantea tu disconformidad desde tu lugar y sumate a la causa de la forma que puedas.

Vos, que no estás de acuerdo: pensalo nuevamente. Pensá como era el Peñarol de cuando eras chico y de que forma fue que te convertiste en hincha de Peñarol, cuando la plata para pagar la entrada probablemente no viniera de tu bolsillo. Pensá que quizás hoy estarías yendo a alentar a otro Club. Pensá que no por casualidad somos más de la mitad de la población de este país, y que esa supremacía no fue forjada bajo esta nueva bandera de marginar a la gente con menos recursos.

Vos, dirigente que quizás estés leyendo esto: no importa qué sector político se equivocó en poner los precios. Lo único que importa es que debe haber una corrección rápida de la política que se viene aplicando. El tema divide cada vez más a los hinchas y en el segundo semestre debemos estar todos juntos, y Peñarol debe pelear ambos frentes a cancha llena.

Peñarol es Pueblo, desde 1891. Entre todos hagamos lo que tengamos a nuestro alcance para que hoy en el 2018 y en los años venideros, sigamos siéndolo.

No perdamos nuestra esencia.

Bruno Mazza. Socio 118.797