El título lo dice todo. Hacer una crónica de la ida a la Villa del Cerro es tarea difícil. Es que uno no sabe por dónde empezar y si hablar de lo malo o de lo bueno, pero acá vamos a hablar de ambas cosas.

Una tarde soleada recibió al partido entre Peñarol y Cerro en la Villa. Estos partidos tienen un plus especial, porque te cambia la rutina de ir al Centenario. Juntada tempranera con amigos, almuerzo juntos y salida rumbo a la cancha. En nuestro caso al ser un grupo númeroso organizamos la ida en varios autos.

En la ruta estuvo todo muy tranquilo para nosotros. Cuando llegamos al Cerro nos cruzamos con un grueso grupo de unos 300 hinchas de Peñarol  caminando hacía el Tróccoli que venían desde la Plaza Lafone. Fue la única gran concentración de hinchas para ir al Cerro. El resto cada uno por la suya, ya sea en ómnibus como también algún que otro camión.

El grupo “Los Enfermos de la Olímpica” realizó una movida que hay que resaltar, llevaron 50 banderas de Peñarol para regalar a los niños del barrio Tobogan. Este barrio queda ubicado en la entrada a la Tribuna Brasil (tribuna visitante). Siempre que Peñarol visita el Cerro los niños y la gente de la entrada a la tribuna está con algo de Peñarol. Están en las puertas de sus casas saludando a los hinchas de Peñarol que vamos a alentar al Campeón del Siglo. El partido pasado un integrante de “Los Enfermos” notó que en muchas casas tenían una bufanda o algún distintivo pero no banderas, entonces llevaron las banderas de Peñarol para regalar.

Hasta ahí venía todo muy bien, hasta que llega el momento de entrar a la tribuna, donde comienza el manoseo constante de la policía que mete en una misma bolsa a todos los hinchas y nos tratan como animales. Maltrato verbal constante es una marca registrada de esta policía que se encarga de la seguridad de los espectáculos públicos.

Pudimos entrar a la tribuna luego de todos los cacheos y controles. Eran 3 controles que incluían control de entrada, por eso suena raro y hasta gracioso que digan que hubo hinchas que se colaron sin entrada. Ya instalados en la tribuna pudimos presenciar un poco del partido de Tercera División el cual también perdimos. Entre tanto los gritos de una tribuna a otra ya eran lo cotidiano en la tarde. Dentro de la tribuna nos enteramos de los balazos que sufrió un camión de hinchas de La Paz. Los atacaron a balazos de a 100 m de distancia desde un auto. Por suerte no hubo ningún herido, obviamente esto no sale en la prensa, son incidencias que quedan en esa calle y entre los testigos del cobarde ataque.

Mientras en la tribuna pasó algo que nunca habíamos vivido en nuestras vidas. Luego de un choque entre algunos hinchas y la policía, un oficial extrae su arma de reglamento y comienza a disparar en medio de la tribuna, disparó 6 o 7 balas. Los líos siguieron hasta que luego de varios minutos la policía se retiro de la tribuna. Fue una locura lo que se vivió. Los casquillos de las balas fueron recogidos por los hinchas, para dejar bien claro que no eran balas de goma, algunos casquillos fueron entregados al responsable de la seguridad de Peñarol W. Vega.

Uno creía haber visto todo pero ver a un policía usando su arma de reglamento dentro de una tribuna con mil personas en ese momento (a la hora del partido había 4 mil personas) y disparar dentro de un espectáculo publico fue innovador. Nunca había visto algo igual adentro de una tribuna, porque recordemos que en las afueras ya lo vivimos y en esta misma cancha, cuando en el 2011 a la salida del Tróccoli, un hincha de Peñarol fue baleado por la policía también con un arma de reglamento (también 9 mm).