Distribuye, marca, cabecea, corre, ordena, grita. Tomás Costa se ha transformado, en pocos partidos, en una pieza clave del conjunto carbonero. Es el eje del mediocampo; sale en ataque cuando tiene que salir y se repliega en defensa cuando tiene que hacerlo.

Busca el pase fácil, o hace que parezca fácil. Habla, con sus compañeros y con el juez. En ataque, sale en velocidad cuando la jugada lo exige o hace la pausa cuando no. Busca el cambio de frente y la pone al pie. En defensa, cubre espacios, marca y quita. Gana por arriba y por abajo. Juega con una tranquilidad y una presencia admirable.

Gran valor que Peñarol tiene que aprovechar y, a su vez, disfrutar.