El plantel de Peñarol viajó de Santa Cruz a Cochabamba y, tras una breve pasada por el hotel, se trasladó al Estadio Félix Capriles para hacer el tradicional reconocimiento del campo de juego donde estuvimos presentes. El entrenamiento fue a la misma hora del partido, y hubo un clima agradable, entre unos 20 y 22 grados. El estadio parece bastante prolijo, con una capacidad para unas 28.000 personas, y tiene una buena iluminación.

Como es típico en estos movimientos, el entrenador no paró un once en cancha. De todas formas, se especula que sería el equipo que se viene manejando en estos últimos días: el mismo que en el partido de ida con el cambio de Alejandro Silva por Antonio Pacheco.

Se hicieron algunos ejercicios de calentamiento y aeróbicos. Luego practicaron penales y los delanteros hicieron trabajos de definición, pateándole a Pablo Migliore. También se levantaron centros y remates de media distancia, para irse acomodando a la altura. Tan informal son estas prácticas, que por ejemplo Diogo Silvestre estuvo en uno de los arcos. Los jugadores están distendidos, y hay un buen ambiente en el plantel.

Varios hinchas se arrimaron hasta el escenario del Jorge Wilstermann y acompañaron desde las tribunas. Se espera un interesante marco de hinchas carboneros para el partido de mañana. Para la tranquilidad de familiares y amigos que nos consultan, llegaron todos bien, están todos bien y no hubo problemas. Algún periodista mencionó que hubo disparos, pero lo único que hubo fueron bombardas 12 tiros. Está todo perfecto.

Se viene el partido. Hay gran expectativa desde Bolivia.