Entradas en venta. Las únicas tres palabras en las que pensamos desde ayer a la noche todos los hinchas de Peñarol. No miramos alineaciones, ni entrenamientos diferenciados de nadie. Y no porque este campeonato este perdido, que no lo está. Sino porque  en el fondo, sabemos que es momento de otra cosa, de demostrar otra cuestión.

Ya sabemos los errores de los dirigentes, ya sabemos la falta de compromiso de varios referentes, ya sabemos el equipo totalmente diezmado que jugó ayer. Pero también sabemos que hay momentos en los que hasta el club más grande del mundo, precisa de su gente. Y no por eso vamos a esconder las críticas, que las hicimos y las seguiremos haciendo. Y finalizado el año deportivo, sea cual sea el resultado, serán aun más profundas.

Ahora es nuestro momento. Nuestro momento de dar la cara. Y no es por una foto, no es por una cargada, ni por mantener vivo ese himno que reza que a ellos, en una final, les sobraron la mitad de sus entradas.

Es por nosotros, por nuestro club, por nuestro ADN. Peñarol no discute con nadie, en nada, porque ellos no dan la talla para discutir con nosotros. Así como hay jugadores que no dan la talla para estar en esta institución.

La que sí da la talla, es esta maravillosa gente. No somos una hinchada cualquiera, no festejamos inflar una pelota para inventar una historia que no tenemos. Somos la hinchada de Peñarol. La que salvó al club de una desaparición casi decretada en los conflictos de principios del Siglo XX. Somos la que levantó su propia sede, comprando y donando al club para tener nuestro propio Palacio. Somos la que trajo al máximo goleador de este fútbol de regreso cuando se puso fea la mano y, gracias a eso, fuimos campeones de América y del Mundo. Somos la que duplicó su número de socios en los 40, en épocas de vacas flacas. Y la que se bancó 7 años sin salir campeón siendo récord absoluto de entradas vendidas.

Porque nuestros ídolos nunca dijeron en público que nuestro rival tiene algo mas, o que “nuestra hinchada no vino”. Nuestros ídolos saben que acá siempre hubo un jugador extra, que no se lesiona ni cumple fechas de suspensión. Somos los que nos robamos los aplausos en 1961 cuando fuimos Campeones del Mundo, porque como diría Ferrand  (Director de Le Equipe, de Paris) “ese impulsar al equipo de la parcialidad del campeón lo  considero como de un tremendo poder psicológico. Es maravillosa esa forma de querer a una enseña”.

Porque somos los que inspiramos a Davy (El País, 20 de Diciembre de 1949) a hablar de nosotros. A que contara como “ese pueblo de enorme corazón y fibra santa, había salido a la calle furioso a gritar el nombre de Peñarol (…) Nosotros vimos asombrados aquella manifestación. Nos pego un salto el corazón ante tanto coraje, ante tanta adhesión y pensamos que un club que tiene eso no podía morir jamás”.

Por esto es que nadie da la talla para hablarnos a nosotros. Se quedan sin voz cuando quieren hablarle a esta hinchada. Esto no se trata de una foto, ni de una discusión ganada. Esto es por nosotros, por nuestra tradición. Porque cuando quienes nos gobiernan se olvidan de quienes somos, cuando los jugadores se olvidan de donde están, cuando los gerentes y los técnicos atentan contra el Club; somos nosotros los que estamos al firme.

Este domingo jugamos más que una final, es nuestra identidad, y lo vamos a demostrar una vez más.

Entradas en venta, vos ya sabes lo que tenes que hacer…

@PenarolPapa