El sábado 13 de diciembre de 1913, 30 socios del Central Uruguay Railway Cricket Club, se reunieron en los salones de la vieja Liga Uruguaya de Football para elegir nuevas autoridades. Eso fue todo. No se decidió absolutamente nada más. La Comisión Directiva saliente ya había aceptado unos días antes, la propuesta de los socios no empleados de hacerse cargo del fútbol del viejo Peñarol. El nombre recién se cambiaría en marzo de 1914. Con el tiempo se quiso imponer la mentira de que en esa reunión se fundó una nueva institución. Padre y Decano te cuenta todos los detalles.

Primer punto importante (y debería alcanzar para terminar con el tema): Para fundar un club nuevo, lo primero que tiene que haber es una intención de hacerlo. En la asamblea del 13/12/1913, un grupo de socios se juntaron a elegir autoridades y tomar las riendas del club del que eran hinchas. Nunca se manifestó la intención de crear algo nuevo. Por más presuntas informalidades que quieran remarcar, ciertas o no, jamás puede pasar que surja una nueva institución de la nada y porque a un tercero se le ocurrió. Como mucho (tampoco es el caso), se podría decir que la asamblea no cumplió con los requisitos válidos. Se debería probar (no pueden), que el MEC la anule (no le compete), y aún así, tampoco resultaría en concluir que el 13/12/1913 se fundó un nuevo club. Es una verdad ineludible que, para constituir algo nuevo, debe expresarse en el acto con efectos jurídicos (acta fundacional en el caso) de forma expresa e indubitable, que eso es lo que está sucediendo. Esto, evidentemente, no sucedió aquel 13 de diciembre. En los estatutos reformados de 1914, se menciona la fecha del 28 de setiembre de 1891, cuando se redactó la única acta fundacional de Peñarol. Es una falta de respeto a la inteligencia de cualquier persona, que no sea el primer tema en tirarse sobre la mesa a la hora de hablar de esto, para terminar rápidamente con la discusión.

Pero sigamos.

La situación institucional

Lo primero que debe hacerse, con la Asamblea del 13/12/1913, es contextualizar. ¿Cómo se llegó a aquella situación? ¿Cuál era la situación del Club en aquel momento? Cualquiera que conozca, al menos un poco, la historia de Peñarol, sabe que la Asamblea de 1913 no fue ni un punto final, ni un inicio; sino un eslabón más en una larga cadena de hechos.

Los hechos se remontan varios años atrás. La relación turbulenta entre el club y la empresa del Ferrocarril Central del Uruguay tuvo sus orígenes en la llegada de Mr. Bayne para «poner orden» en una empresa que había visto nacer, sin saberlo, a la institución deportiva más grande del país. La falta de disciplina, los incidentes fuera de la cancha y las constantes ausencias de empleados en sus puestos laborales los días de partido, formaron un cóctel difícil de sobrellevar. Bayne fue el elegido por la Administración para poner punto final a los problemas que generaba el club de fútbol, en el año 1906. Quedaba instalada una guerra interna y silenciosa, de las que Peñarol sabe más que nadie.

Es importante tomar noción del tiempo. No era algo de meses, era algo de años. Para diciembre de 1913, ya eran siete años de idas y vueltas con la Administración. Así las cosas, en junio de 1913 se propuso una solución paulatina para permitir el ingreso de socios no empleados a la administración del club. Lógicamente, en un contexto donde la empresa hacía todo lo posible para que el club se alejara de su pueblo (y con ello, de los problemas que se generaban – por ejemplo: incendiar el vagón que transportaba a los visitantes tras perder un partido-), una moción que abriera la Comisión Directiva a personas ajenas a la empresa, sería totalmente rechazada.

Eso fue lo que pasó en la Asamblea de junio de 1913, en la que se rechazaron las reformas planteadas. Sin embargo, quienes intentan manipular la historia, han tergiversado la verdad respecto a este mojón. Sostienen, quienes necesitan recurrir a la falacia, que la negativa a las propuestas demostraba que «los socios del CURCC no querían a los no empleados». Nada más lejano de la realidad, y para demostrarlo existen múltiples testimonios. La negativa a las reformas, se dio porque no se solucionaban los problemas reales: la permanencia del Club en la Villa Peñarol.

De hecho, era tal el aprecio hacia los socios no empleados y tan grande la insistencia de estos últimos para tomar el control del club, que en reunión de Comisión Directiva del 3/11/1913 «se designa a los Sres. Pérez y Maz para entrevistarse con los señores (socios no empleados) y llegar a un acuerdo». Esto se encuentra en la página número 43 del libro Por la Verdad, donde se transcribe el acta de Comisión del 3 de noviembre de 1913. Nada es inventado, no todos pueden decir lo mismo.

Veintidós días después, el 25 de noviembre de 1913, el acta de Comisión Directiva reza lo siguiente:

«Con asistencia de los Sres. T. Davies, Pérez, Pons, Best, Harley y Lewis, hallándose ausentes los señores Segdfield, Maz, W. Davies, Brusa». Me detengo en este punto, el quórum. Según el artículo IV de los Estatutos de 1891, el quórum necesario para las reuniones de Comisión era de 5 miembros. Aquella tarde había 6 personas. Se llegó al quórum. Las resoluciones serían válidas.

«El señor Pérez da cuenta de que se ha entrevistado con los señores Borretti, Saravi, J. Risso y Carmelo Turturiello, sobre la entrega de la sección Football y que habían convenido remitir una lista de las personas que podrían formar la Comisión y también un proyecto del reglamento (…) el cual es aprobado por los presentes, menos el señor Best que no estaba en antecedentes del asunto. (…) Visto esto, el señor Pérez manifiesta que la causa de la separación del Club se debía a que la Comisión había resuelto no afiliarse más a la Liga, y también la empresa del F.C.C. deseaba que dejáramos el Field de Peñarol, y habiéndose apersonado una subcomisión de socios no empleados, pedían seguir con la sección Football y que la Comisión del CURCC les diera una autonomía (…) Visto esto, el señor Best está de acuerdo».

No hay mejor resumen de los hechos de 1913, que el acta de Comisión del 25/11/1913. Esa fue la verdadera solución al problema, la fecha que marcó un antes y un después. El día en que la Comisión Directiva del Club Atlético Peñarol, aún llamado de forma oficial CURCC, decidió que el club siguiera compitiendo en la Liga bajo la administración de los socios no empleados. No hay, no hubo, misterio de ningún tipo. Se trató de una decisión más como tantas otras.

Para despejar cualquier tipo de dudas, vale la pena seguir leyendo.

«El Secretario hace presente que no están todos los miembros presentes y probablemente no estén conformes con esta resolución, y más, opina ser incumbencia de la Asamblea resolver un asunto de esta importancia. En cuanto a la Asamblea, opinan los presentes que nada tiene que ver y es facultad de la Comisión tomar esta medida. En cuanto a los demás miembros de la Comisión, manifiesta el vicepresidente que los señores Don Percy Segdfield y Maz están conformes, debiendo solicitarse la conformidad de los Sres. Brusa y W. Davies».

La elocuencia de las palabras destruye cualquier pretensión infundada. Fue la Comisión Directiva quien tomó la decisión, con la unanimidad de los presentes y con la confirmación de los faltantes, de que el club siguiera en manos de los no empleados.

Fue la Comisión, también, quien se encargó de despejar dudas y dejarlo plasmado en el acta, que esta resolución «no era de incumbencia de la Asamblea».

La decisión ya estaba tomada, con todas las de la ley. Finalmente, la confirmación de W. Davies y Brusa, llegaría en la reunión de Comisión del 12 de diciembre de 1913: «el Secretario da cuenta de que se ha apersonado a los señores Brusa y W. Davies, los que están de acuerdo con la resolución de la sesión del 25 de noviembre».

Después de largas idas y vueltas, y años de incertidumbre, se llegaba a la solución: el viejo Peñarol pasaba a manos de su pueblo. Solo faltaba elegir las nuevas autoridades.

Los días previos

En la sesión del 9/12/1913, en la Liga Uruguaya de Football, se trató el siguiente punto: «El Club Peñarol solicita los salones de la Liga para realizar una asamblea de ese club, concedido», tal como se indica en «El Siglo» en su edición del día siguiente:

Segundo punto importante: Primero, dejar en claro que se hacía referencia al CURCC como Club Peñarol, y puede observarse en el tema anterior de la sesión. La institución que estaba jugando el campeonato, y la que solicitaba los salones, era la misma. Segundo, llegar a la conclusión evidente de que la Liga no le iba a prestar sus salones a clubes que no estuvieran afiliados. Tercero, no dan las cuentas para que el 9/12, un club ya tuviera la organizacion suficiente para tener un nombre, y convocar una asamblea en la mismísima Liga Uruguaya de Football, si su fundación se concretaría recién cuatro días después.

El acta de la Asamblea

Tercer punto importante: En esta transcripción antigua del acta del 13-12-1913, se puede leer que comienza con la frase «Acta de la Asamblea celebrada por los socios del C. U. R. C. C….». No se menciona jamás al nombre de un club nuevo, se hace referencia al de siempre. Parece una obviedad, pero desde otras veredas quieren instalar que esto no fue una asamblea del CURCC, sino una asamblea de un club nuevo, y por esa razón es que no necesitan probar que no sea válida. ¡Los mismos asistentes sabían que estaban yendo a una asamblea de socios del CURCC! En fin…

Cuarto punto importante: Se menciona el nombre de los socios asistentes, y en un apartado, a los no socios. ¿Por que se haría esta distinción entre unos y otros, en un club que se estuviera fundando en ese momento? En ese caso, ninguno sería socio, o bien, todos serían los socios fundadores.

¿Quiénes asistieron?

En el listado inicial se nombra a 29 socios y a 2 no socios, pero por información brindada en el acta, podemos notar que también asistieron Luis Borretti (socio) y Félix Polleri (no socio). En resumen:

Socios del C. U. R. C. C (30): J. Risso, A. Castello, J. Astengo, D. D’Alto, L. Quiñones, L. Crossley, J. L. Maz, S. Costa, H. F. D’Angelo, D. Giordanelli, H. Falco, G. Thompson (transcripto como Hompoon equivocadamente), C. Facello, H. Massone, J. Carluccio, J. L. Colombo, F. Turturiello, E. Catrufo, J. Catrufo, C. Fígoli, J. F. Quiñones, J. Facello, A. Betucci, R. Garbarino, E. Pinasco, G. Nuñez, A. Fontana, A. Paladino, T. Lewis y L. Borretti.

No socios (3): C. Saraví, C. Turturiello y F. Polleri.

¿Quiénes votaron?

Quinto punto importante: Habiendo concurrido 33 personas al local de la Liga Uruguaya de Football, todas las votaciones conducen a la conclusión de que votaron 30 personas. ¿Por qué se dejaría por fuera a 3 individuos de poder ejercer su voto en una asamblea fundacional? No tiene ningún sentido. Claramente, votaron los 30 socios del club. Y los que no lo eran, no pudieron hacerlo.

Los resultados fueron los siguientes:

Comisión Directiva

Titulares (10 cargos): Jorge Clulow (30 votos), Dr. F. Polleri (30), Carlos Saraví (30), Constante Facello (30), S. Costa (30), J. Tognochi (30), C. Turturiello (26), J. Risso (25), L. Borretti (24), T. Lewis (24), L. Quiñones (6), L. Crossley (5), F. Simon (4), A. Boggiani (4*), A. Camacho (1), N. Massone (1). Total: 300 votos, 10 por cada socio.

* A. Boggiani aparece después de F. Simón con un 5, en la lista ordenada por votos, lo cual representa un claro error de transcripción.

Suplentes (10 cargos): J. J. Cagnoni (30 votos), F. Iriart (30), C. Camacho (30), A. Bernada (30), A. Fontana (30), M. Semino (30), D. D’Alto (30), P. Turturiello (25), N. Massone (25), L. Crossley (24), J. Dupré (5), A. Betucci (4), J. Nuñez (4), I. Colombo (1), J. Rodríguez (1). Total: 299 votos (alguna votación mal contabilizada), 10 por cada socio.

Comisión Fiscal

Titulares (3 cargos): C. Oromí (30), J. Camusso (30), J. L. Maz (29), L. Quiñones (1). Total: 90 votos, 3 por cada socio.

Suplentes (3 cargos): L. Gherardi (30), A. Tunart (30) y J. Bailey (30).  Total: 90 votos, 3 por cada socio.

Es evidente la votación unánime de 30 votos en la mayoría de los cargos. Jorge Clulow ya se había definido como el presidente previamente, y la votación era una mera formalidad. Los resultados finales cierran solo para 30 votantes, los socios. Es aún más notorio el hecho en la elección de la Comisión Fiscal. Ningún número tendría sentido con 31, 32 o 33 votantes. Otro golpe letal a la teoría tricolor.

¿Quiénes podían votar y formar parte de la elección?

Sobre este punto es que Nacional basa prácticamente toda su teoría. En primer lugar, me remito al segundo párrafo de la nota para comentar nuevamente, que es un horror concluir que la invalidez de una asamblea conlleva a la creación de un nuevo club. Pero igualmente, vale la pena repasar el montón de inconsistencias que tiene esta teoría y el nulo soporte jurídico.

1. Primero y principal, Peñarol no contaba con Personería Jurídica, por lo que no estaba regulado ni obligado a cumplir con normas legales, ni disposiciones del Ministerio del Interior (que en su momento era el órgano competente, de lo que actualmente se ocupa el Ministerio de Educación y Cultura). La misma se tramitaría y concedería recién en Abril de 1914. En resumen: Peñarol podía decidir sus temas internos como quería. Si estaba bien o mal la forma, le correspondía únicamente a sus socios manifestarlo. Ningún tercero tenía ni tiene potestad para hacer ningún reclamo, ni tiene validez su opinión.

2. El estatuto reza lo siguiente: «el club (…) será compuesto de empleados de dicho Ferrocarril, teniendo la Comisión derecho a admitir a su discreción no empleados, los cuales, sin embargo, no tendrán ni voz ni voto en la administración del Club». Parece prohibirles únicamente el derecho a votar dentro de la Comisión Directiva, no haciendo mención a las asambleas. Luego se hace una distinción entre activos y suscriptores, no mencionando si se dividen entre empleados y no empleados. Sí, es cierto que las reformas propuestas en 1913, fueron con la intención de que los socios no empleados pudieran ejercer su voto. Sin embargo, en caso de que se quisiera plantear que no fue válida la elección del 13 de diciembre, estos podrían perfectamente argumentar que sí estaban habilitados, porque el texto no es del todo claro. Se puede interpretar de ambas maneras, y jamás se caería en una nulidad.

Incluso, como marca el propio estatuto, «la interpretación de estos Estatutos será dejado al criterio de la Comisión». Y así lo hicieron, por ejemplo, el 25/11/1913, cediendo el control del club de fútbol sin pasar por la asamblea de socios, como indica al comienzo de esta nota.

3. En caso de que se tome por válido que los socios activos eran los socios empleados, con que se hicieran presentes el 25% de ellos en la Asamblea, ya alcanzaría para que se pueda proceder a realizarse la misma. ¿Tenemos el número y los nombres de los socios empleados al 13/12/1913? No. No se tiene ni la información oficial más básica como para poder decir que no se llegó al quórum y que sea válido en un planteo jurídico. Solo un número de «30 activos en diciembre de 1913», planteado por Mantrana Garín en una publicación personal.

Pero consideremos esos 30. Con que hayan ido 8 socios activos a la asamblea, ya se podía hacer. Por haber votado en la asamblea del 2/6/1913 o por haber integrado anteriores Comisiones Directivas, sabemos que G.Nuñez, T. Lewis, A. Betucci, L. Crossley, J. L. Maz y G. Thompson eran activos. J. Carluccio, E. Catrufo y L. Borretti se convirtieron en socios vitalicios (30 años como socios activos) antes de 1943, por lo que se puede deducir que eran activos antes de 1913. Mínimo 9 activos había aquel día en los salones de la Liga Uruguaya. También se encuentran apellidos que formaban parte del equipo de fútbol de los Talleres del Ferrocarril en 1913, como Falco y Colombo. El caso de L. Borretti es icónico, porque sabemos a ciencia cierta que no era empleado del Ferrocarril, y sin embargo era delegado ante la Liga desde 1907. ¿Se imaginan que un cargo tan importante como el delegado ante la Liga, no tuviera voz ni voto en el club, por no ser empleado? Es la prueba definitiva de que, cuando se querían saltar esa regla (si es que era tal), lo hacían sin problemas.

De más está decir, que la manera en la que los albos eliminan a los demás concurrentes del 13/12/1913 como socios activos, es únicamente porque no eran empleados, o porque suponen que no lo eran, cayendo en un horror jurídico una vez más. No tienen pruebas, y toman una interpretación de un estatuto como una verdad absoluta. El único registro de una anterior votación que poseen es de la asamblea del 2/6/1913, y con eso decidieron quienes eran activos y quienes no. Brillante.

4. Los estatutos reformados en 1914, marcaban que podían ser reelectos para integrar la Comisión Directiva los socios que tuvieran al menos dos años de antigüedad en el padrón, y tres años los que ingresaran por primera vez a un cargo. Para la nueva directiva de 1916, ocuparon cargos, por ejemplo, Silvino Dinardi y Bernardo Glicksmann que no cumplían con estos requisitos. Siguiendo el razonamiento de algunos hinchas de Nacional, esa elección tampoco fue válida, y por lo tanto se formó un nuevo club. Bastante tonto, ¿no? Y más tonto aún sería que un club nuevo ponga como requisito tres años de antigüedad para ocupar un cargo, cuando todavía no debería tener ni 3 años de vida.

La ausencia de un nuevo nombre

Resulta bastante llamativo que se impulse la teoría del 13 de diciembre de 1913 como el inicio del Club Atlético Peñarol, cuando además de no haber tenido esa intención, ¡ni siquiera se propuso un nombre para la supuesta nueva institución! En ningún fragmento del acta del 13/12/1913 los socios mencionan el nombre para el nuevo club. Recién dos días después, en la primera reunión de la nueva Comisión Directiva, se menciona «la necesidad de cambiar el nombre del club”, algo que no sucedería hasta marzo de 1914. Jorge Clulow fue presidente de Peñarol, cuando el club aún se llamaba CURCC.

Probablemente haya que leer alguna publicación de hinchas rivales, como cada 13 de diciembre, ya que le dan más relevancia a este día que a su propio aniversario. Pero como pasa siempre, no tienen razón. Es simplemente una teoría basada en suposiciones, interpretaciones e imaginaciones. Bueno, como ya nos tienen acostumbrados. Club Atlético Peñarol, desde el 28 de setiembre de 1891 marcando la agenda de este país.