Símbolo de una fuerte hegemonía en el fútbol uruguayo, dueño de los corazones de todos los que lo vieron jugar, guapo con la pelota, atrevido, ganador clásico. Todos esos adjetivos cuadran a la perfección para hablar de Julio Cesar Jiménez, múltiple campeón uruguayo con el Decano.

Desde hace años radicado en Argentina, el pibe que “hizo que la Torre de los Homenajes lo salude” aquella noche mágica del 76, cuando Peñarol venció a Nacional 5 a 1 con tres goles suyos, recuerda con Padre y Decano su pasado en el mirasol.

Julio, ¿cómo se da tu llegada a Peñarol?

A mitad del año 1970, cuando tenía unos 15 o 16 años, firmé un convenio con Peñarol, donde el club tenía prioridad hasta febrero de 1971, que fue cuando llegué definitivamente.

Eras un jugador muy joven, y además de los que “la movía”, en un fútbol como el nuestro que es de mucha fricción. ¿Cómo fueron aquellos primeros partidos en primera?

No se si tomé conciencia de eso, porque tenía 16 años, pero estaba jugando con Matosas, Mazurkiewicz, Figueroa, toda gente muy grosa que me llevaba el doble de edad. Pero se fue dando, me cuidaban y me contenían todos.

Además llegás en un momento complicado de Peñarol, sin embargo terminan ganando el campeonato de 1973 y quiebran esa mala racha. Si tuvieras que elegir una virtud de aquel equipo ¿Cuál seria?

Creo que Morena hizo la diferencia. Quevedo tuvo un buen año también.

Hablando de Fernando, vos en su momento eras considerado uno de los mejores compañeros de juego de él ¿Qué recuerdos tenés de aquella época jugando juntos?

Cada vez que me lo encuentro a Fernando le digo que yo le daba muchos pases de gol, pero también al ser bastante morfón con la pelota le amagaba mucho. Fernando podría haber hecho 150 goles mas, el se ríe pero es así. Yo jugaba así en ese momento, y ahora con el tiempo me doy cuenta que si hubiera sido más simple, más efectivo, el tendría 150 goles más. Fernando es de los mejores tres «9» que vi en mi vida, junto con el gordo Ronaldo y algún otro que pelea el puesto con él.

Aun así, después de aquel campeonato terminan arrasando y encadenan un tricampeonato, con muchas giras y muchos clásicos ganados. ¿Cómo recordás vos ese Peñarol?

Sinceramente, de los años no me acuerdo mucho. Pero lo que más recuerdo de esa época eran los clásicos que me motivaba mucho jugar, siempre a estadio lleno. Me gustaba mucho jugar también la Copa Libertadores. Las giras también, nos permitieron conocer los lugares mas lejanos del mundo. Y bueno, después de casi 8 años en Peñarol ya me conocían como el Pibe Jiménez,  siempre me trataron muy bien. Tuve además la suerte de hacer algunos goles clásicos y eso hace que de vez en cuando se acuerden de mi.

Estás en el mejor recuerdo, y especialmente por aquel 5-1. Contame algo de aquel partido.

De Peñarol es lo que más recuerda la gente, y yo también. Fue una noche mágica digo yo porque era casi una final de Liguilla que se jugaba en enero, en el Centenario, a estadio lleno. Hacer tres goles en un clásico creo que es el sueño de todos, y ganarlo. Y el último que estaba rengo, fue el broche. Eso la verdad fue lo más lindo que me pasó. Por eso muchos todavía me dicen que estaban en la cancha ese día. Había mucha gente, muchísima gente, estaba lleno el estadio.

Los que lo vivieron todavía se emocionan con aquel último gol. Para que lo revivan ellos, y también para los más chicos, contame aquella jugada que hacés en una pierna…

En ese momento habían dos cambios, no como ahora que son tres. Ya se habían hecho los dos y yo estaba lesionado, entonces Morena me dice “anda a jugar más arriba que bajo yo”. En la jugada hay un desborde, creo que es de Pizzani, que tira un centro pasado afuera del área que me queda para pegarle de boleo. Yo amago a patear de boleo, y creo que el sombrero se lo hago a Moller, y siguen un par de amagues. Siempre la leyenda te agranda, ya pasaron muchos años y no hay videos de eso. Me acuerdo que el golero era Bertinat, y amago a cachetearla contra un costado, lo gambeteo y casi que entro caminando. Hubo un compañero, no me acuerdo quien era, que casi me saca la pelota cuando estoy entrando al arco y lo empujé. Ahí la verdad, me olvidé del tobillo que estaba hinchado y me fui al talud a gritar con la gente.

¿Sabes que sos el ultimo jugador de Peñarol que hizo tres goles en un clásico?

No, no lo sabía.

En los 80′ volvés a jugar un clásico por Copa de Oro, que además ganamos con gol tuyo. ¿Cómo fue el reencuentro con la gente?

Hacía 8 años que me había ido de Peñarol. Me invitaron para ese partido, que creo que se podían poner dos invitados por equipo, me acuerdo que estaban Alzamendi, Ostolaza… Yo había jugado muchos partidos en Argentina, con gente que alienta mucho, pero clásicos no jugaba. Jugué en Velez, en Ferro, y ellos no tienen un clásico como tienen Peñarol y Nacional. Volver en 1986 y hacer el gol… listo! Siempre tuve la suerte de hacer goles en los clásicos, y ganarlos.

Sacando el del 5-1, si tuvieras que elegir un clásico. ¿Cual seria?

Un 2-1, con un gol mío y otro golazo de Pablo Forlán. (Se refiere al 2-1 de atrás y con 10 hombres por Libertadores, el 24 de marzo de 1976)

Hace un rato me hablabas de tu llegada y de los referentes que había y la forma que te recibieron. Teniendo en cuenta tu experiencia en Peñarol, campeón y ganador clásico, y esas cosas que uno aprende que no se negocian en este club. ¿Como definirías hoy los valores de Peñarol, si te tocara a vos recibir a un juvenil?

Esa pregunta es un poco cuestionar al fútbol uruguayo. Hay cosas que ya no se pueden recuperar, nosotros en esa época de los 70 y parte de los 80 estábamos muchos años, la gente se acostumbraba a ver varios años a los jugadores. Yo jugué siete años, un montón. Ramón Silva, Acosta, Quevedo, Unanue, todos jugaron varios años y ahora están seis meses nada más. Como hincha de Peñarol, ilusionado con la llegada de Forlán, un jugador al que admire muchísimo y un gran delantero con experiencia europea que espero que al tradicional ganar “a lo Peñarol” le de un poco de buen juego. A veces me enoja un poco ver algunos hinchas que reniegan del buen juego. Hoy la actualidad del fútbol necesita la actitud en la alta competencia como siempre, pero se puede jugar bien y ganar. Pero parece que hay una generación en Uruguay que no acepta como se juega ahora. Así que le deseo lo mejor y a también a todos ustedes, los hinchas de Peñarol.

Las ultimas palabras y el recuerdo hacia el Campeón del Siglo.

Deseando lo mejor para Peñarol en este año que empieza, nosotros siempre queremos algún triunfo internacional. Lo económico siempre tiene que ver, tenemos más de 300 jugadores en todo el mundo, y a veces somos exigentes con la gente que queda, y lo económico pesa mucho. Pero Peñarol puede acercarse un poco más a estar entre los que compiten por algo. El mejor de los recuerdos tengo con ese club hermoso que fue Peñarol.