Ponernos a hablar sobre el momento que vive Guzmán Pereira es entrar un tema en el que ya no quedan muchas cosas para agregar. El mediocampista se antepuso a sus altibajos y le regala al hincha actuaciones de nivel que ratifican su titularidad. Pero lo del Clásico rompió los ojos: el ‘Cabeza’ se comió la cancha.

A pesar de que el gol de Lucas Viatri o la vuelta de Walter Gargano a las canchas se llevaron todas las miradas, lo que hizo el ’14’ fue de locos. Hasta que Leodán González pitó el final del partido, no paró de correr, de presionar, de quitar balones y sobre todo, de jugar al fútbol.

Fue el motor del equipo, tanto en defensa como para iniciar ataques. Fue una constante molestia para los jugadores de Nacional y cuando el partido se ponía trabado (típico de un encuentro de estos), tan solo bastaba con un cambio de frente para darle frescura y dinámica al juego aurinegro.

Sí, tuvo sus errores, por ejemplo en algunos pases malogrados, pero la entrega y el sacrificio nunca faltaron. Incluso cuando Peñarol iba debajo del marcador las seguía luchando todas, cosa que le encanta al hincha y que en parte ‘lo contagió’. Perfectamente podría haber sido la figura del Clásico, a pesar de no incidir directamente en el gol carbonero, su presencia en la mitad de la cancha fue fundamental.

Guzmán Pereira cambió críticas por aplausos.