El 6 de enero de 1929, se jugaba el último clásico en la historia en el viejo Estadio de Los Pocitos, escenario en el que Peñarol nunca perdería ante Nacional. A partir de 1930, aurinegros y tricolores pasarían a enfrentarse en el Estadio Centenario.

Aquel reducto inaugurado en materia clásica en la Navidad de 1921, con una increíble remontada en el segundo tiempo que permitió cortar la racha del tradicional rival, y devolverle la gloria a Peñarol; clausuraba su historial clásico un Día de Reyes, y sin conocer la derrota ante los albos.

Vale la pena recordar al Ingeniero Buzzetti, recordando el viejo escenario de madera: «se creó un formidable mito, en virtud del cual, cuando se lo proponía Peñarol podía ganar allí cualquier match de football en los últimos minutos. Mito que fue muchas veces realidad».

El clásico de Reyes se saldó con un empate 1-1 (gol de Anselmo para Peñarol y Petrone para Nacional), correspondiente al Uruguayo de 1928. Con este empate, el Decano se mantendría liderando cómodo la punta del Torneo, que posteriormente terminaría ganando con 8 puntos de ventaja sobre Rampla Juniors y 10 sobre Nacional, segundo y tercero respectivamente.

En el escenario de Pocitos, el Decano enfrentó 5 veces a Nacional, con dos victorias y tres empates. Cabe destacar que todos estos resultados sirvieron para que Peñarol a la larga se quedara con el Campeonato Uruguayo, exceptuando el empate de 1922, donde mantuvimos la punta y el invicto hasta el cisma del fútbol uruguayo, dónde por una polémica y parcial decisión tomada por la AUF y orquestada por Nacional, Peñarol quedaría desafiliado de la Asociación y volvería recién 3 años después.