formativas-penarolPeñarol tiene un problema. En realidad, tiene varios pero existe uno que, particularmente, me perturba.

Acabo de leer la nota de Wilson Méndez “Buscando el mix de Peñarol” que refiere, entre otras cosas, al equipo previsto por el entrenador para la primera presentación exigente de la pretemporada (frustrada por la decisión tomada por la empresa organizadora del evento, con una excusa tan barata como poco creíble) y me surgió un cuestionamiento inquietante:

¡¿Qué pasa con los juveniles en nuestro club?!

Soy consciente que las dificultades no tienen razones únicas y es innecesario buscar,  identificar o señalar responsables dentro de una estructura donde la autocrítica muchas veces brilla por su ausencia.

Considero que, por diversos factores, el Club Atlético Peñarol no consigue completar la última etapa del proceso que todo proyecto de formativas entiendo debe tener: la inserción de los mejores valores -que surgen de la captación e instrucción a nivel juvenil- en su plantel o equipo de primera división.

Más allá de las mejoras estructurales sustanciales desarrolladas e implementadas de un tiempo a esta parte; a sabiendas de la incorporación de profesionales con probada trayectoria, la optimización de determinados recursos y la participación proactiva y positiva de distintos dirigentes o allegados, hay cuestiones que Peñarol no logra eludir o quitar de su esquema.

La tarea del Gerente Deportivo al respecto es difícil de catalogar y me parece injusto centrar las críticas en la falta de consideración de éste o el técnico de turno, porque hace años chocamos con obstáculos bastante evidentes que me propongo enumerar y analizar…

san martinTransferencias previas al debut en primera: problema endémico, delicado, que involucra causas y participantes que ejercen una presión importante. La economía institucional y sus urgencias; la política o las ideas de los tomadores de decisiones; los vínculos y tratos de los implicados con contratistas y representantes; las características personales de cada futbolista, su familia y el tan mentado futuro; las condiciones de los clubes compradores… una telaraña enorme que ha forjado ciertas operaciones “exitosas” y otras que generan bastantes dudas. Personalmente, prefiero asumir el riesgo e intentar completar el proceso, obteniendo réditos deportivos y económicos, como pudimos disfrutar con Gastón Ramírez o Sebastián Cristóforo.

Incorporaciones innecesarias en puestos donde puede tener oportunidades un juvenil: este es un ítem que particularmente me exaspera. Es sistemático, insostenible, patológico… Peñarol no sólo falla al aprobar muchas solicitudes de sus sucesivos entrenadores, que traen a ‘sus jugadores’ y arman ‘sus planteles’ (para recién a partir de esto poder ser evaluados); los dirigentes y gerentes deportivos acceden a implementar esta especie de condición de satisfacción y le quitan a ‘los pibes’ toda posibilidad de mostrarse. Así, hemos visto llegar y renovar a algunos jugadores que, sin tener rendimientos o credenciales que lo justifiquen, postergan o impiden potenciales ascensos de valores de formativas al plantel principal.

nicoliniSobran los ejemplos… por citar uno reciente: es probable que Alejandro Furia (vice-campeón mundial sub 17 en 2011) quede libre de Peñarol sin haber jugado 1 minuto en Peñarol, mientras Baltasar Silva, Jonathan Sandoval y Emiliano Albín se disputan hace un año el puesto de carrilero derecho que, seguramente, un extranjero o repatriado ocupará.

Oportunidades reducidas: los juveniles que tienen la valiosa posibilidad de entrenar con el primero, usualmente, están convocados a la Selección. Esto es un arma de doble filo: es probable que los motive el hecho de ser citados al Complejo Uruguay Celeste pero también reduce las chances de mostrar sus cualidades en Los Aromos y, salvo casos excepcionales o emergencias generadas por lesiones o rendimientos inadmisibles para alguien que pretende vivir del fútbol, no han contado con la aprobación de los técnicos y la gente.

nahitan-nandezInclusión inapropiada: una costumbre nociva que nos afecta. En los últimos años, ha sucedido que les toca debutar en situaciones -por decirlo de forma elegante- no propicias y la ansiedad, el apremio y la obligación de ser salvadores les ha jugado una mala pasada. Somos reincidentes en ‘quemar’ juveniles. No se puede ni se debe colocarlos en momentos inadecuados. La lógica indica que es probable que no consigan su mejor rendimiento bajo esas circunstancias.

El siguiente ítem está estrechamente relacionado con estos escenarios patológicos. Porque no sólo quienes dirigen el club y al plantel se equivocan… nosotros, los hinchas, también caemos constantemente en el facilismo de considerar livianamente y condenar sin atenuantes: “si no resiste la presión, no sirve”.

clasico-apertura-2012-hinchada-peñaroli-001Presión absoluta: la gente espera que un joven que hace sus primeras armas en el fútbol profesional se destaque frente a quienes hace tiempo viven de patear la pelota. Nos cuesta entender que requieren tiempo, roce, experiencia para adaptarse y vencer a los adultos. Los vemos dos veces con la camiseta celeste o sus apellidos, surgidos del palco de Las Acacias, empiezan a circular por las tribunas del Centenario y generamos enormes expectativas (exigiendo en consecuencia). Lo más grave es que le pedimos o reclamamos hasta más que a quienes, por trayectoria y salario, deberían hacerse cargo de colocar a Peñarol donde corresponde: ganando o definiendo los campeonatos y con participaciones constantes y dignas en la Copa Libertadores.

Palacios-MoreiraEl limbo de la 3ª división o las cesiones en préstamo: una situación difícil de entender o explicar. Se supone que la vieja ‘reserva’ es el paso previo a primera pero, remitiéndonos a las pruebas, queda claro que no. Muchos llegan a entrenar con el plantel principal desde 4ª y 5ª pero, de no alcanzar un rendimiento que justifique (al criterio del DT) su permanencia, no retornan a su divisional y van a flotar a la tercera o terminan en un equipo que pelea el descenso. Se dice que el retorno o los constantes cambios de plantel en formativas los afecta; si optan por irse, les tiene que ir muy bien para volver a ser considerados… en su defecto, en algunos casos se renuevan las cesiones o se prefiere dejarlos en libertad de acción. Si, luego, les va bien, no demora en llegar el clásico rótulo del “jugador de cuadro chico”.

Y en eso estamos…

Pagamos contratos como el de Rodrigo S. Vázquez ante lo que podía ser el último semestre de Jim Varela en el Club; hicimos ‘un buen negocio’ con Guillermo Varela y lo fuimos a buscar casi inmediatamente; pusimos a Gelpi en la guillotina por un error, Bologna nos duró unos meses, en su lugar incorporamos a Castillo y le renovamos a Lerda, sin pensar en el primero ni en Aguerre; Pastorini quedó libre mientras pagamos 500.000 dólares por los goles de Leyes y un palo verde por el 25% de los de Núñez; cedimos a Yefferson Moreira y le pedimos al Coco Gómez que se hiciera cargo del puesto en extinción del fútbol uruguayo, que ni el experimentado Pablo Lima pudo ocupar con un rendimiento -al menos- aceptable… y podría seguir con Viega, Camargo, Siles, Barán, entre otros…

Podrán decirme: “eso es jugar con el diario del lunes”. Tal vez, sí.

Pero con el de hoy puedo afirmar que: es probable que Furia se vaya sin poder debutar cuando, a la vez, para su puesto se maneja el nombre de Ravecca: suplente en un equipo que se fue a la B. No fue prioridad renovarle a Aguiar, pero tampoco se vislumbra que Nandez vaya a tener oportunidades porque tiene por delante a Píriz, Novick y lo que queda de Orteman. Nos ilusionamos con las potenciales posibilidades de Buschiazzo sin visualizar que Mac Eachen sigue perchado atrás de Darío Rodríguez y los 5 partidos por año de Bizera… No existe quien no sienta en su interior la esperanza de que Kevin Méndez, el 10 de la selección juvenil, pueda brillar en Peñarol, pero deberá esperar su oportunidad o que el técnico, en conjunto con el ídolo de todos, decidan dársela.

Como podremos concluir, la responsabilidad es compartida. Todos tenemos que hacer mejor lo que nos corresponde y los juveniles entender dónde están; lo que significa jugar en Peñarol: conocer y respetar la historia y esencia del club, entrenar, perfeccionar sus capacidades, cuidarse, no marearse con luces y promesas, ser responsables y presionar con rendimientos para (sobre)salir del sistema perverso.


@Fatiga_1891