Compartimos una columna escrita en la madrugada del 28 de setiembre de 2017. El tiempo en la nota refiere a la fecha antes mencionada y está escrita por Sergio Vasconcelos Silva…

Hace un año…
A esta hora… un manojo de delincuentes intercambiaban mensajes…
Elegían el lugar y a la víctima… aunque no les importara quien fuera… o como fuera…

La idea era tan solo satisfacer su sed de odio… de hombría malentendida… su incomprensión de hacerse parte responsable de una sociedad decadente en valores que ellos más que nadie representan a manera cabal…

Partían desde ese lugar, que todos sabemos… un secreto a voces… a gritos de un país que condena al más desvalido y protege a los poderosos, haciendo poner de rodillas al padre de todos los orientales y sus ambiciones justicieras de que los más infelices sean los más privilegiados.
Cargaron pólvora en acero frío. Gélido. Untaron sus narices y enrojecieron sus ojos…

Armaron el plan… recorrieron largos kilómetros sin que a uno solo se le cayera una idea de convencer al resto de pegar la vuelta… de seguir con las bromas… con alguna que otra piña… con la calentura o la felicidad de una derrota o una victoria… y dejarla por allí nomás… como folclore del fútbol…

Premeditados. Mala Leche. Llegaron al lugar… Cercano aunque lejano… pero donde seguramente encontrarían pibes más sanos, más ingenuos, más inocentes que los de cualquier esquina de la capital montevideana de paredes grises y sueños adolescentes roídos… Reconocieron el lugar. Cobardemente. Para atacar por la espalda. Ante un festejo de gurises que tan solo unos días antes colaboraban con escuelas, organizaban rifas para darle una esperanza a quienes la pasaban mal… incluso a aquellos que se abrazaban a banderas diferentes…
Desprovistos. Desprotegidos. Desvalidos…

Como las peores páginas de la historia del mundo… aunque para muchos pueda parecer una exageración.
Tuvieron tiempo de arrepentirse. Pero no.

Incluso conducidos a las instancias judiciales. Besando un escudo amparado por algunos otros imbéciles que se creen que una camiseta es más importante que una vida. Hoy seguramente no están arrepentidos…

Rechazo y condeno los problemas que se puedan suscitar en una cancha… en un parque… o en una esquina… rotundamente… pero reconocería en ellos la inmediatez… el fragor del momento… lo espontáneo… no justifico… pero tampoco quien escribe es una carmelita descalza y ha enfrentado situaciones de estas características…
Pero esto fue artero. Armado. Pensado.
Simple y llanamente de hijos de puta…

Hace un año… A esta hora… un manojo de delincuentes intercambiaban mensajes… Elegían el lugar y a la víctima… aunque no les importara quien fuera… o como fuera… Se acerca la hora y yo dejaré de escribir antes de la hora señalada.

Hora fatídica y señalada por un destino que nos tiende trampas a la vera del camino… Porque siento que mis dedos al teclear sangran… sangran sangre inocente y no me voy a hacer cómplice de estas bestias… que le cambiaron el aire a una ciudad… sesgaron una vida… comprometieron otra y nos volvieron a demostrar que mandan ellos y que la vida no vale nada.

Hoy imagino la tristeza en Santa Lucía… no solo porque Hernán era un pibe querido hasta el hartazgo por propios y extraños… y esa agonía de tantos días entre noticias alentadoras y de pesadumbre… alternándose constantemente… se ha extendido en el tiempo… porque Herni no está… porque su familia camina entre suspiros… buscando ese oxígeno que no llega a calmar ni saciar corazón y pulmones…

Hoy no manejo colores… Hoy no manejo camisetas… aunque para nadie es novedad que mi corazón es manya y que mi sangre es en dos colores…

Hemos soportado ser estigmatizados durante mucho tiempo… en donde para los medios en especial… la palabra violencia se asociaba a Peñarol… bastará que un par de estúpidos de los que también tenemos… rompan autos y roben un minimercado durante estos festejos de 126 años de gloria… para que seamos titulares en todos los noticieros, diarios y portales…

Pero desde el 28 de septiembre de 2016… quedó claro que en esta historia de los violentos… no hay malos de un solo lado ni liga de la justicia del contrario…

Somos arte y parte de una sociedad de mierda… donde se mata por dos pesos, se violenta a las mujeres, se viola a los niños, se caga a trompadas a las maestras y seguimos caminando como entes aferrados a que la evolución corrompe… pero ¡viva la evolución!

Que no haya olvido. Ni para Hernán… ni para todos los muertos que ha dejado esta fiesta que es el fútbol…sin importar camisetas… banderas… escudos… porque en esta comarca de tres millones y puertas y ventanas abiertas al mar… todos tenemos un amor… un afecto… un latido en la vereda de enfrente…

Cierro los ojos… Termino la nota ahora… segundos antes que algunos revivan ese momento que los torturará de por vida… porque pudieron ser ellos… porque la bala no los eligió… o porque el que apuntó no jaló el gatillo y jugó a ser Dios por un instante… Termino la nota ahora… Que todavía no pasó… y juego a que Hernán está un ratito más… Se queda un ratito más…

Levanto mi vaso… brindo por el cumpleaños de mi club amado… y por su eternidad y florecer en primavera… miro a mis hijos dormir sus sueños de mañanas mágicos a mi lado… eso es el fútbol…amor… eso es el fútbol… una fiesta… paremos la mano… antes de que esa fiesta… siga dejando más corazones dolidos… y vasos vacíos por llenar en las mesas de los uruguayos…

“… te abracé en la noche… era un abrazo de despedida, te ibas de mi vida… te atrapó la noche, la oscuridad traga y no convida, quedé a la deriva…” Fernando Cabrera

Escrito por Sergio Vasconcelos Silva