Jonathan Rodríguez volvió a demostrar que hace la diferencia en el fútbol uruguayo. Y no solo por los goles, en velocidad es imparable, tiene potencia, vuelve loco a las defensas rivales, asiste a sus compañeros como en el clásico y hoy anotó en dos oportunidades. También tuvo su instante para tirar algún lujo y lucirse en Jardines del Hipódromo.

Con menos prensa que otros, el Jona confirma partido a partido que es el diferente. Se invirtieron los roles del clásico, el número 21 recibió el pase atrás de Marcelo Zalayeta y la aseguró contra el palo izquierdo de Burián. Luego apareció en el lugar indicado para recibir un pase de Luis Aguiar, tras una gran jugada previa, y de esa manera irnos al descanso con una buena diferencia.

En el transcurso del partido pidió el cambio por precaución, ya que mantenía una dolencia desde el clásico producto de un golpe y durante la semana no había trabajado con normalidad.

El botija parece no tener techo, ojalá se quede mucho tiempo en Peñarol, aunque parece más que difícil. ¡Grande Jona!