El 12 de noviembre de 1922, Peñarol venció 2 a 1 a Racing Club de la vecina orilla, por la Copa Municipio de Avellaneda. Dos días después, y a causa de la realización de este cotejo, la Asamblea de la AUF desafilió a Peñarol y Central, dando comienzo al cisma del fútbol uruguayo.

¿Por qué se llegó a esta situación?

El fútbol de la vecina orilla, por aquel entonces, estaba dividido en dos asociaciones distintas: la Asociación Argentina de Football (AAF) y la Association Amateurs de Football (AAmF); y como pasa generalmente, repercutió rápidamente en nuestro país.

Así lo cuenta Alfredo Etchandy, en su libro »Memorias de la pelota»:

Frecuentemente llegaban invitaciones para jugar contra equipos de la AAmF, pero la AUF mantenía sus relaciones con la AAF, y por lo tanto, no autorizaba esa clase de encuentros. Peñarol mantenía una gran amistad con clubes que pertenecían a la organización disidente y cada tanto planteaba la posibilidad de enfrentar a esos conjuntos, pero la respuesta de la AUF era siempre negativa. 

Cuando llega el momento de participar en el Sudamericano de 1922, Peñarol negó los jugadores a la selección porque Argentina era representada por la AAF en esa competencia. (…) Sin los carboneros, Uruguay concurrió al Sudamericano, (…) perdió con Paraguay en polémico encuentro, (…) los orientales se retiraron del certamen como protesta de lo ocurrido.

En medio de todas las discusiones, Peñarol y Central solicitaron autorización para jugar con Racing e Independiente que formaban parte de la liga disidente en Argentina. (…) Definitivamente, se resolvió que Peñarol y Central no podían jugar. Los aurinegros no permanecieron conformes y citaron a la Asamblea de la Institución para el 7 de noviembre de 1922. Asistieron cerca de cuatrocientos socios que decidieron (…) enfrentar a Racing de Avellaneda el 12 de noviembre de 1922.

Ante un planteamiento de esta importancia, la AUF resolvió que si jugaban con los equipos del vecino país, perderían la afiliación. Peñarol y Central hicieron oídos sordos y enfrentaron a sus amigos rioplatenses. (…) El 14 de noviembre se reunió la AUF con la presidencia de José M. Reyes Lerena y votó la descalificación de mirasoles y centralófilos.

(…) A todo esto el Campeonato Uruguayo no había finalizado. Peñarol era el puntero con 27 y Nacional tenía 26. A partir de ese momento, el fútbol oriental quedó dividido. Por un lado subsistió la Asociación y por otro la Federación. Cada una de ellas con sus competencias. La situación se mantuvo hasta que el laudo Serrato puso fin al conflicto.

Tal cual se lee en ese fragmento del libro de Etchandy, desde el 14/11/1922 (cuando la AUF votó la descalificación de Peñarol) hasta el 9/10/1925 (cuando el Laudo Serrato puso fin al conflicto), el fútbol uruguayo estuvo dividido en dos instituciones: la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y la Federación Uruguaya de Fútbol (FUF).

El campeonato de AUF de 1922, que hasta ese momento tenía como puntero a Peñarol, siguió su curso y Nacional, que había votado a favor de la descalificación del aurinegro, se quedó con el título, al igual que en los campeonatos de 1923 y 1924 – ya sin el decano en la competición -. Peñarol, mientras tanto, consiguió el titulo de 1924 en la Federación Uruguaya de Football, que pese a su corta existencia, llegó a juntar 58 equipos en sus tres divisiones.

Finalmente en 1925, cuando la situación no daba para más, un dirigente de Peñarol y un dirigente de Nacional solicitaron una audiencia al Presidente de la República, Ing. José Serrato, reclamando que intervenga en el asunto. El jerarca pidió tanto a la AUF como a la FUF que su fallo fuera inapelable, lo cual fue aceptado.

Y así, el 9 de octubre de 1925, hizo entrega a ambas partes del llamado »Laudo Serrato» (disponible en Padre y Decano para su lectura), documento que decretaba el »cese de las autoridades de ambas instituciones» y »la constitución de un Consejo Provisorio, integrado por las mismas personas que habíanme asesorado (NdeR: Serrato fue asesorado por un grupo de allegados de ambas instituciones). Estimé que para las instituciones que las habían designado, no podría encontrarse una garantía mejor de competencia, de ecuanimidad y de imparcialidad».

El mismo sostiene que »el primer principio que lo orienta es el de la fusión integral, única fórmula capaz de hacer desaparecer por completo la posibilidad de nuevos o futuros antagonismos que hagan peligrar la unión que después de tanto trabajo se ha logrado».

Para que no quede ningún tipo de dudas del significado de lo que planteaba en 1924 el Laudo Serrato con este concepto, dejamos constancia de la definición de fusión integral:

  • Fusión: »Unión de dos o más cosas diferentes formando una sola; especialmente ideas, intereses o agrupaciones»
  • Integral: »Que comprende todos los aspectos o todas las partes necesarios para estar completo»

En definitiva, se menciona una unión ecuánime de todos los elementos de ambas instituciones. Donde los títulos obtenidos por cada equipo no quedan afuera de la ecuación.

Los campeonatos de 1925 no se definieron, cuando el aurinegro lideraba en la FUF y el tricolor en la AUF. El 8/11/1925 se jugó el llamado clásico de la reunificación. Desde el comienzo del cisma que los clubes no se veían las caras dentro de la cancha, salvo por un curioso encuentro entre ambas parcialidades. Por supuesto, los dos fueron ganados por Peñarol. 

El documento decretó también, que la Primera División la integrarían todos aquellos clubes que en el momento del cisma integraran la primera división de AUF, y a su vez al momento del Laudo Serrato integraran la primera división de AUF o FUF. Además, los equipos que integraran la primera división de ambas instituciones pero no cumplieran con el primer término, disputarían un torneo todos contra todos y las primeras ubicaciones se sumarían a la primera división, hasta llenar el cupo de 20 equipos. Este segundo conjunto de clubes, serían los que disputarían «los Campeonatos de Selección a que se refieren los incisos b) de los artículos sexto y séptimo el Consejo Provisorio». 

Quizás debido al plural -o a la mitomanía padecida-, muchas veces los tricolores le atribuyen el término «Campeonato de Selección» a ambas series (A y B), pero el Laudo se refiere a la Serie B clasificatoria a Primera división y a la de Intermedia.

Lo cierto es que los clubes de la Serie A no tenían que clasificarse a nada, ya que de acuerdo a lo establecido, ya se sabía que participarían de la temporada de 1927. Por lo tanto, lo que disputaron fue el Campeonato de Primera División -tal como lo indica la prensa de la época, y Peñarol conquistó el título de campeón uruguayo de 1926, reafirmando que era el equipo de mayor poderío futbolístico del país.

Tabla de Posiciones del Campeonato de Primera División de 1926, a una fecha del final.

Durante el cisma, también había obtenido el Campeonato Uruguayo 1924 de la FUF. Como curiosidad, Nacional durante de la década de 1921-1930, solo se quedaría con los títulos en los que no compitió contra el Decano (1922-1923-1924).

De esta forma, finalizaba una fuerte división dentro del fútbol uruguayo que, a pesar de que en algunas ocasiones se plantearía la posibilidad, nunca volvería a repetirse.