Christian Ferreyra será el encargado de impartir justicia el próximo domingo, cuando el Decano enfrente al rival de todas las horas. Un árbitro marcado por sus polémicos arbitrajes y  toma de decisiones bastantes ilógicas para un lado solo de la moneda.

La historia de Ferreyra con Peñarol comienza el 9 de mayo de 2012, cuando por primera vez le arbitra al Aurinegro, con victoria 4-1 ante Rentistas, en un partido dónde no hubo polémicas.

Desde ese entonces y hasta el último registro, Ferreyra le lleva arbitrados a Peñarol 31 partidos, de los cuales en 17 ganó el Decano, 4 fueron empates y 10 derrotas.

En cuanto a su historia clásica, el primero que dirigió fue por la Copa Bimbo 2013, partido que ganó Peñarol 1-0 con un gol de Marcelo Zalayeta. No hubo polémicas, salvo una expulsión del entrenador rival Gustavo Díaz y la historia conocida en el final de Jorge Bava con un efectivo Policial.

Su segundo clásico (primero oficial), y el más recordado por la incidencia arbitral, fue en el Torneo Apertura 2014 y Nacional ganó 2-1 con goles de Álvaro Recoba y Sebastián Fernández. Ambos tantos en los minutos finales. En este encuentro Ferreyra quedó en evidencia tras varios horrores, el más evidente fue el gol de Sebastián Fernández, impactando con su mano la pelota hacia la red. Por si fuera poco, minutos más tarde, pita una falta inexistente de Carlos Valdez hacia Sebastián Taborda, lo que terminaría en el gol del final de Recoba. Ese día fueron expulsados Damián Macaluso y Santiago Romero.

Luego llegaron sus últimos 3 antecedentes clásicos, que no han tenido fallos tan groseros como los anteriormente mencionados:

  • Torneo Clausura 2017 : Peñarol 2-0 (expulsados Diego Polenta y Fabián Estoyanoff).
  • Supercopa Uruguaya 2018 : Peñarol 3-1 (sin expulsados).
  • Torneo Intermedio 2019 : Nacional 3-0.

El registro clásico de Ferreyra es de 5 clásicos dirigidos, 3 victorias para Peñarol y 2 para Nacional (estadística oficial 2-2). Hubo 17 amonestados en el Decano y 16 en la otra vereda.

Esperemos que el domingo hablemos de méritos propios y ajenos dentro de la cancha, y no tengamos que hablar de terceros.