En el día de ayer, Peñarol conquistó su Campeonato Uruguayo N° 51. Tal como sucede desde hace unos años cada vez que Peñarol es campeón, nuestro tradicional rival intenta cuestionar la cantidad de títulos logrados, por lo que nos parece propicio detallar uno por uno los Campeonatos Uruguayos logrados por nuestro Club.

Hay 44 de ellos que no presentan ningún tipo de oposición. Estos son los títulos logrados en:
1918 – 1921 – 1928 – 1929 – 1932 – 1935 – 1936 – 1937 – 1938 – 1944 – 1945 – 19491951 – 1953 – 1954 – 19581959196019611962 – 1964 – 1965 – 1967 – 1968 – 1973 – 1974 – 1975 – 1978 – 1979 – 1981 – 1982 – 1985 – 1986 – 199319941995199619971999– 2003 – 2010 – 201320162017 .

Otros 5, logrados por Peñarol bajo la denominación de CURCC, ya fueron discutidos una y mil veces con argumentos claros y concisos, que no dejan lugar a dudas que Peñarol fue fundado el 28 de setiembre de 1891. Estos son los títulos logrados en:
1900 – 1901 – 1905 – 1907 – 1911

Y finalmente, los 2 que aclararemos en esta nota, los títulos logrados en 1924 en la Federación Uruguaya de Football (FUF) y en 1926 en el Consejo Provisorio.

Para entender el significado de esas dos instituciones, hay que ir un poco hacia atrás, hasta el año 1922 y situarnos en el comienzo de lo que se llamó »el cisma del fútbol uruguayo». 

El fútbol de la vecina orilla por aquel entonces estaba dividido en dos asociaciones distintas: la Association del Football Argentino (AFA) y la Association Amateurs Argentina (AAA), y como pasa generalmente, repercutió rápidamente en nuestro país.

Así lo cuenta Alfredo Etchandy en su libro »Memorias de la pelota»:

Frecuentemente llegaban invitaciones para jugar contra equipos de la AAA, pero la AUF mantenía sus relaciones con la AFA, y por lo tanto, no autorizaba esa clase de encuentros. Peñarol mantenía una gran amistad con clubes que pertenecían a la organización disidente y cada tanto planteaba la posibilidad de enfrentar a esos conjuntos, pero la respuesta de la AUF era siempre negativa. 

Cuando llega el momento de participar en el Sudamericano de 1922, Peñarol negó los jugadores a la selección porque Argentina era representada por la AFA en esa competencia. (…) Sin los carboneros, Uruguay concurrió al Sudamericano, (…) perdió con Paraguay en polémico encuentro, (…) los orientales se retiraron del certamen como protesta de lo ocurrido.

En medio de todas las discusiones, Peñarol y Central solicitaron autorización para jugar con Racing e Independiente que formaban parte de la liga disidente en Argentina. (…) Definitivamente, se resolvió que Peñarol y Central no podían jugar. Los aurinegros no permanecieron conformes y citaron a la Asamblea de la Institución para el 7 de noviembre de 1922. Asistieron cerca de cuatrocientos socios que decidieron (…) enfrentar a Racing de Avellaneda el 12 de noviembre de 1922.

Ante un planteamiento de esta importancia, la AUF resolvió que si jugaban con los equipos del vecino país, perderían la afiliación. Peñarol y Central hicieron oídos sordos y enfrentaron a sus amigos rioplatenses. (…) El 14 de noviembre se reunió la AUF con la presidencia de José M. Reyes Lerena y votó la descalificación de mirasoles y centralófilos.

(…) A todo esto el Campeonato Uruguayo no había finalizado. Peñarol era el puntero con 27 y Nacional tenía 26. A partir de ese momento, el fútbol oriental quedó dividido. Por un lado subsistió la Asociación y por otro la Federación. Cada una de ellas con sus competencias. La situación se mantuvo hasta que el laudo Serrato puso fin al conflicto.

Tal cual se lee en ese fragmento del libro de Etchandy, desde el 14/11/1922 (cuando la AUF votó la descalificación de Peñarol) hasta el 9/10/1925 (cuando el Laudo Serrato puso fin al conflicto), el fútbol uruguayo estuvo dividido en dos instituciones: la AUF y la FUF.

El campeonato de AUF de 1922, que al momento del conflicto nos tenía punteros, siguió su curso y Nacional – que había votado a favor de la descalificación de Peñarol -, se quedó con el título, al igual que en los campeonatos de 1923 y 1924 – obviamente sin el Decano en la competición -. Peñarol, mientras tanto, consiguió el titulo de 1924 en la Federación Uruguaya de Football, que pese a su corta existencia, llegó a juntar 58 equipos en sus tres divisiones.

Finalmente en 1925, cuando la situación no daba para más, un dirigente de Peñarol y un dirigente de Nacional solicitaron una audiencia al Presidente de la República, Ing. José Serrato, reclamando que intervenga en el asunto. El Presidente pidió a ambas partes (AUF y FUF) que su fallo fuera inapelable, lo cual fue aceptado.

Y así el 9 de octubre de 1925, hizo entrega a ambas instituciones del llamado »Laudo Serrato» (disponible en Padre y Decano para su lectura), del cual extraeremos algunos fragmentos que pueden esclarecer el tema en cuestión.

El mismo sostiene que »el primer principio que lo orienta es el de la fusión integral, única fórmula capaz de hacer desaparecer por completo la posibilidad de nuevos o futuros antagonismos que hagan peligrar la unión que después de tanto trabajo se ha logrado».

Para que no quede ningún tipo de dudas del significado de lo que planteaba en 1924 el Laudo Serrato con este concepto, dejamos constancia de la definición de fusión integral:

  • Fusión: »Unión de dos o más cosas diferentes formando una sola; especialmente ideas, intereses o agrupaciones»
  • Integral: »Que comprende todos los aspectos o todas las partes necesarios para estar completo»

O sea, se menciona una unión ecuánime de todos los elementos de ambas instituciones. Donde los títulos obtenidos por cada equipo no quedan afuera de la ecuación.

El Laudo sigue haciendo hincapié en dicho concepto al mencionar que se decretaba el »cese de las autoridades de ambas instituciones» y »la constitución de un Consejo Provisorio, integrado por las mismas personas que habíanme asesorado (NdeR: Serrato fue asesorado por un grupo de allegados de ambas instituciones). Estimé que para las instituciones que las habían designado, no podría encontrarse una garantía mejor de competencia, de ecuanimidad y de imparcialidad».

Se decretó además que la Primera División la integrarían todos aquellos clubes que en el momento del cisma integraran la primera división de AUF, y a su vez al momento del Laudo Serrato integraran la primera división de AUF o FUF. Además, los equipos que integraran la primera división de ambas instituciones pero no cumplieran con el primer término, disputarían un torneo todos contra todos y las primeras ubicaciones se sumarían a la primera división hasta llenar el cupo de 20 equipos.

El Laudo reza textual: »Los clubs indicados (…) disputarán durante el referido año de 1926 un campeonato especial bajo la dirección y contralor del Consejo Provisorio», y realizado dicho campeonato »el Consejo Provisorio procederá a constituir la nueva institución que se denominará Asociación Uruguaya de Football».

El tradicional rival intenta argumentar que el campeonato logrado en 1924 en la FUF no es válido, ya que »fue ganado en una institución diferente». Sin embargo, Serrato en su inapelable fallo menciona la formación de una nueva institución, que de la antigua AUF solo mantuvo el nombre por razones de »además de los motivos de conveniencia, desde el punto de vista de las relaciones internacionales, otros de justicia y el propósito de que se afirme toda una tradición».

Siguiendo esa línea de pensamiento, todos los títulos previos a la formación de esa nueva institución en 1927 no serían válidos, siendo Rampla Jrs. el primer campeón uruguayo, quedando el historial de títulos de la siguiente manera:

  • Peñarol (42)
  • Nacional (35)
  • Defensor (4)
  • Danubio (4)
  • Rampla (1)
  • Wanderers (1)
  • Central Español (1)
  • Progreso (1)
  • Bella Vista (1)

Pasando al segundo campeonato en discusión, el mencionado »campeonato especial» de 1926 – que recibe la misma denominación que la que recibieron los disputados en 2005 y 2016 (ganados por Nacional y que nadie parece poner en duda) -, fue ganado por PeñarolCon la particularidad de que en la última fecha el tradicional rival no se presentó a jugar el clásico por el »exceso de calor» tal como lo expresaban en una nota que entró a la AUF, según el libro »El gol del Siglo» con narración de Alcides Edgardo Ghiggia y textos de Atilio Garrido y Joselo González.

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Incluso en los diarios de la época se deja constancia del título logrado por el Decano y de la importancia del mismo. El diario La Razón en su edición del 21 de diciembre de 1926 publicó un extenso artículo felicitando al nuevo campeón del fútbol uruguayo:

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Peñarol nuevamente laureado

El Campeonato Especial de Primera División de la Serie A ha quedado virtualmente terminado y el título máximo le ha correspondido a la gloriosa entidad de las once estrellas, que agrega así un laurel más a su magnifica corona de campeón.

Es indudable que por la campaña que ha realizado Peñarol, su título puede ostentarlo con marcado orgullo, ya que ha sido el conjunto que ha repetido con mayor regularidad sus performances, todas ellas cimentadas en la base de una acción encomiable, y donde la técnica jugo un rol importante, demostrando ser en los campos de juego, el conjunto de mayor capacidad. – Y si el factor técnico ha sido de importancia capital para la obtención de los éxitos que le permitiera llegar al final del torneo ocupando el puesto de honor, no debe olvidarse que el factor moral fue el complemento de esa actuación, complemento que en muchas oportunidades era de carácter decisivo.

Es doble pues, el triunfo de Peñarol. Ha triunfado como el eleven más capacitado, y ha triunfado, también, como la entidad de mayor moral. Y ello es por demás significativo, precisamente en los momentos actuales, donde por la falta misma de la acción moralizadora, hemos visto incidencias desagradables.

La campaña de Peñarol, en el torneo actual, es todo un récord. Ha podido finiquitar las actividades, permaneciendo invicto, circunstancia esta que habla muy mucho en favor de la bondad de su conjunto. Solo cinco empates sufrió en el transcurso del Campeonato, y habiendo sido vencida su ciudadela únicamente en cinco oportunidades. De este detalle, podría surgir la hipótesis de que ha contado con una defensa excelente y, por consecuencia, superior al ataque. Sin embargo, no es así. Si bien es cierto que sus lineas defensivas son insuperables, no es menos cierto que el ataque ha sido formidable, constituyendo el mejor de los que existen actualmente. Y no se podría olvidar, que no hay mejor defensa que un buen ataque.

En esta hora de regocijo para los aurinegros, no resultaría grato establecer cuales han sido sus figuras más destacadas. Y  no lo sería, precisamente, porque tenemos la convicción de que todos, a la medida de sus fuerzas, han contribuido en los éxitos del glorioso club decano.

Cabe si expresar, que Peñarol puede estar orgulloso de contar en sus filas con defensores tan entusiastas y de condiciones tan destacadas, como puede sentirse orgulloso, también, de que existan en su comando personas que hayan logrado colocarlo en situación que permita establecer que es la primera entidad del país, por su potencialidad, por su moral y por sus prestigios.

No podemos terminar estas líneas, sin dejar de destacar la actuación que le cupo a esa inmensa falange de admiradores que, consecuentemente siguiera siempre con su voz alentadora en todo momento, a esos once bravos defensores de la casaquilla aurinegra. Son estos, también, héroes que en este instante debemos de confundirlos solidariamente con todos aquellos que sentimos la íntima y profunda satisfacción de poder decir: HURRA A LOS CAMPEONES!!!

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En el mismo diario, en su edición del 31 de diciembre de 1926, se publicaron las »felicitaciones recibidas por Peñarol, con motivo de la conquista del Campeonato Uruguayo». 

WhatsApp-Image-20160608Y varias de ellas mencionan el título de Campeón Uruguayo de 1926, no dejando lugar a dudas de que así era considerado en aquella época. El 13 de febrero de 1927 se realizó a un homenaje a los jugadores, »brillantes campeones de la temporada de 1926. La demostración congregó varios cientos de aficionados y se saló una franca camaradería que ha de propiciar, sin duda, futuras jornadas victoriosas», tal como se detalla en el diario El País.

El diario La Razón también se hizo eco del mencionado homenaje, señalando que el por entonces presidente de Peñarol, Julio María Sosa, marcó »la importancia de la conquista del campeonato uruguayo, porque ello demuestra que si Peñarol, guiado por su obra moralizadora abandonó las filas de la vieja Asociación siendo campeón, volvió a competir con la mayoría de los adversarios de ayer, en un nuevo instituto, y consagrase de acuerdo con sus antecedentes, nuevamente campeón, lo que demuestra que es el club campeón de los campeones».

La historia ya está escrita y es una sola.

¡51 veces campeón! ¡Salud, pueblo Carbonero!