En un escándalo sin precedentes, el árbitro Esteban Ostojich no sancionó un penal tan grande como el Estadio Campeón del Siglo. Una alevosa infracción de Fabián Estoyanoff sobre Pablo Ceppelini que el árbitro desestimó, vaya uno a saber por qué. Esto ya no da para más. No alcanzan los renglones de los comunicados para seguir agregando nombres de árbitros. Es muy difícil vislumbrar qué otro camino más puede tomar Peñarol.

Después podemos discutir si el equipo jugó bien o jugó mal, si generó, si acertó al arco, pero despojos de este calibre dejan en evidencia que algo está mal. Un escándalo.