Carta de Domingo Robles, Presidente del Club Atlético Peñarol de Mar del Plata:

El mismo nombre, idéntico destino de gloria

La convocatoria llenó de orgullo los corazones de todos quienes sienten y gozan bajo un mismo nombre la idéntica e irrefrenable locura que se tiene por pertenecer a un club, cada uno con su color diferente pero bajo una misma voz a la hora de expresar el amor por el cuadro de su corazón. El arrabal Sudamericano, dio a luz dos equipos que hoy llevan la misma denominación. Uno, fundador, señero, insigne ganador de gran tradición Rioplatense, que lo hizo dueño de América en tantas oportunidades, inspiró a unos muchachos Marplatenses a formar su querido club barrial. Así nació Peñarol,  fundado en el 22 y como no podía ser de otra manera fue un club de locos… Lindos, rebeldes, desenfadados, que hicieron honor al bautismo de fuego y construyeron un nombre y un lugar en el básquet Argentino y Latinoamericano.-

No existe la casualidad, sólo lo inevitable. Así pues, en las dos orillas, crecieron las instituciones hermanadas por un nombre común, unidas por una raíz circunstancial, el mismo mar que vio botijas atrevidos deslumbrar en el verde césped una grandeza sin igual.  Entonces, por inspiración divina o por un guiño del destino -vaya a saber bien cuál- don Francisco Silban bautizó en Mar del Plata a un nuevo club como Peñarol.

Las proezas y logros nacionales e internacionales del club Montevideano iluminaron a su par Marplatense y hoy se da una reunión histórica de hermandad, de fraternidad y sin dudas de una enfermedad común: el hambre de gloria. Esa con la que ambos se codearon a menudo en su historia deportiva, o acaso la ciencia no advirtió aún que estamos en presencia del “GEN Peñarol”. Por qué no? Sino, cómo explicar las hazañas y proezas deportivas rutilantes de ambas instituciones ante rivales más poderosos, pero que igualmente claudicaron ante la misma divisa.

Los matices de colores no cuentan, sólo valen esas rayas verticales que cruzan el pecho formando una coraza inexpugnable y que hacen de nuestros jugadores fuertes y aguerridos batalladores, incansables luchadores. En una palabra: Ganadores

Es para Peñarol de Mar del Plata un gran honor, un enorme privilegio y distinción haber recibido tamaña invitación del gran Peñarol de Montevideo, que por supuesto aceptamos sin dudar, homenajeando a ilustres basquetbolistas.

El deporte ha señalado un camino distinto para ambas instituciones pero con puntos comunes, con marcadas coincidencias, de estilos, de estirpes ganadoras, y ambos clubes dejaron muy en alto su divisa. No puede ser casualidad, pues nacieron para triunfar o los sueños de sus fundadores se edificaron en base a dichas premisas. Lo cierto es que la historia escribiría con letras doradas las hazañas deportivas  en las dos riberas.

Cuando aquellos jóvenes Marplatenses eligieron su forma de darse a conocer y pusieron en su bandera “Peñarol” no se equivocaron. Pusieron el nombre que tenían que poner. Como diría una ilustre gloria del Montevideano Peñarol  Alcides Ghiggia: “Dejala ahí, que así está bien”.