En la semana de turismo, la Sociedad de Amigos del Barrio Peñarol y la Asociación Uruguaya de Amigos del Riel organizaron viajes en tren a vapor desde la nueva terminal de trenes hasta la Estación Peñarol con visitas guiadas por el casco histórico de Peñarol. Usualmente estos recorridos se hacen para turistas que llegan al puerto de Montevideo en crucero, pero en Turismo se le da la posibilidad de hacerlo al público en general, repitiéndose también el Día del Patrimonio. Padre y Decano realizó el viaje al barrio donde se empezó a escribir esta historia.

El viaje se realizó en una locomotora inglesa a vapor restaurada de 1910; la Beyer Peacock. Estaba anexada a dos vagones Salones Allan, holandeses, 1952. Al subir al tren por los parlantes nos hacen una introducción contando cómo va a ser el paseo, la locomotora hace sonar su silbato y comienza el recorrido en tren a vapor. Los guías del recorrido nos entregaron una pequeña muestra de carbón mineral con el cual funcionan los trenes a vapor:

“Carbón mineral, ferrocarril y Peñarol

El ferrocarril es hijo de las minas de carbón del norte de Inglaterra. Watt, en 1784, mejoró la maquina de vapor para extraer el agua que manaba de ellas y Stephenson, en 1825, creó e hizo correr el primer tren para trasladar el carbón a los puertos.

En Peñarol, el carbón se utilizó para generar movimiento tanto en las locomotoras de vapor de los trenes como en las maquinas de vapor fijas que hacían funcionar las instalaciones de los talleres. Esto fue así  hasta los anos 10 del siglo pasado, cuando comenzó la sustitución del carbón por petróleo y electricidad”.

En la primera instancia del viaje, se iban describiendo las diferentes locaciones que aparecían al costado de las vías (talleres, viejas y actuales estaciones, galpones, etc). Al llegar a la estación, el característico cartel con la inscripción Peñarol nos recibió. Ahí salió la clásica foto con el cartel de fondo. Nos separamos en grupos y realizamos una visita guiada por el barrio y sus puntos clave.

El recorrido comenzó en el museo de la estación donde nos regalaron a cada uno un boleto de la época. Luego pasamos a la plaza de la estación donde encima de una placa recordatoria, nos contaron la historia de cómo nació el nombre Peñarol, refiriéndose obviamente a Juan Bautista Crosa y su historia.

Posteriormente vimos las fachadas de las residencias de los ingenieros y administradores de los trenes y visitamos la iglesia del barrio que tenía la particularidad de que su cruz estuviera hecha con 2 segmentos de riel. El paseo exigía atravesar uno de los únicos dos puentes de la época en Uruguay construidos por los ingleses. También pasamos por las casas de la compañía; las viviendas del personal obrero, que se encontraban próximo a los talleres para que los empleados estuvieran a la órden rápidamente en caso de una emergencia.

El recorrido siguió hasta que llegamos a los talleres de Peñarol donde se reparan los trenes. Los grandes galpones están pintados con los colores amarillo y negro, colores que representan a los trenes. En la puerta del taller había un silbato a vapor, que marcaba la entrada de los empleados. El silbato fue puesto en funcionamiento para nosotros y escuchamos ese sonido, que lo asimilamos al rugir de un león. En ese momento nos miramos y pensamos “ese silbato tiene que sonar antes de que entre Peñarol a la cancha mimetizando al equipo con la locomotora y nuestros orígenes”.

Por último pasamos por el Centro de Artesanos, construido en 1892, que era el centro social y cultural de la villa, lugar de bailes y conferencias. Dicho local fue donde muchas veces sesionaban los directivos.

Volvimos a donde empezó el recorrido para poder sacarnos unas buenas fotos con la locomotora y se cerró el paseo con un espectáculo para niños a cargo de unos payasos. Emprendimos el regreso en tren, rumbo a la terminal.