Nuestro fútbol ha tenido muchos historiadores excelentes y seguramente los seguirá teniendo, pero él siempre estará entre los mejores. Más difícil será que haya otro con su dedicación perseverante, unida a su hablar teñido de emoción, que sabía transmitir, interpretando la esencia del ser peñarolense.

Más de 40 años de audición partidaria, el Secretario General del Club con más tiempo que nadie ejerciendo dicho cargo, aspectos que le llenaban de legítimo orgullo; una memoria prodigiosa para contarnos un cúmulo de anécdotas, tan diversas como veraces, ante plateas silenciosas, atentas y emocionadas.

Hasta horas antes de su partida siguió con profusa actividad, a su decir “peñaroleando”, como Presidente de la Comisión del Museo de Peñarol -al que mucho contribuyó-, y en una más de las tantas publicaciones con que también supo enseñarnos.

Usando un simbolismo antiguo, podemos aseverar que fue, y así merece ser recordado, la “primer espada” en defender -y dar a conocer- la verdadera historia de su amado Peñarol, iniciada en aquella nochecita del 28 de setiembre de 1891.

Gracias José Carlos, mil veces gracias y más aún…

¡Salve querido carbonero!

Esc. Daniel Quintana