Primer viaje fuera del país con Peñarol: contra San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, no recuerdo el año (NdeR: 2002). Hacía una vida que Peñarol no ganaba afuera, y ese partido ganamos 2 a 0 y dejamos afuera a los Cuervos.

Salí mano a mano con el Cotorra en la Cacciola, el mismo día del partido. Me acuerdo que en ese entonces nos salió unos 400 pesos. El trayecto que hacía era Montevideo – Colonia – Tigre, te dejaban en el barrio Once y manejate para llegar. Lo mismo a la vuelta: a las 23 hs teníamos que estar en el mismo punto de dicho barrio.

Llegando al barrio Once, pasamos por el Obelisco y vemos a 3 ómnibus de la hinchada. Ni lo dudamos: nos tiramos del bondi con mi compañero y unos 30 hinchas más, nos dejaron subir y salimos para la cancha. Unos Pinchas amigos que viajaban con nosotros nos comentaron que cerremos las ventanas, que íbamos a pasar por el bajo Flores y ahí era donde se complicaba… ¡mamita! Era mi primer viaje y estaba pirando; por suerte llegamos sin problemas.

Ya en la puerta de la tribuna, empezamos a sentir ruido de bombos que venían sonando desde el Bajo Flores. Dijimos: «son los de San Lorenzo, es con ellos», pero cuando llegamos a ver eran Los Feos, que venían caminando desde Barrio Once, de donde yo hubiera salido si no veía a la gente de Peñarol en el Obelisco, ¡unos huevos esa gente, que yo no podía creer! Estamos hablando de unas 50 personas nomás, no como ahora que viajan un lote.

Ya en el partido, se estaba dando el resultado que fuimos a buscar: ganamos 2 a 0 y pasamos de fase, dejando a San Lorenzo eliminado. Como era de esperar, comenzamos con el cántico de «Opa opa, afuera de la Copa». En ese momento salió toda la barra de ellos antes de terminar el partido, derecho a la puerta de nuestra tribuna. ¡Eran un montón! La policía nos hizo esperar 2 horas adentro del estadio.

Cuando salimos, ya tarde, los bondis de la hinchada se fueron y yo me quedé con el Cotorra, y los 50 Feos, que tenían que ir al barrio Once a buscar los bondis. La tal sorpresa se llevó el jefe del operativo cuando le dijimos que nos íbamos a ir caminando. «¡Pero ustedes están locos!», nos dijo. Nos paró un bus de línea y nos llevaron gratis. Cuando llegamos ya eran como la 1 de la madrugada y, por supuesto, ya no estaban los 3 ómnibus que nos tenían que llevar hasta el Tigre.

Nos llevaron a una terminal caminando y salió una vaquita entre todos los hinchas para pagar 1 boleto por persona. Ya en viaje, con un hambre tremenda y quemados con los de la excursión que se llevaron los bondis sin nosotros, pensábamos que ya no nos podía pasar más nada. Pero sí, pinchamos, y todos abajo a esperar que salga otro de la terminal. Terminamos llegando al Tigre a las 5 AM, pero por suerte la lancha nos estaba esperando.

Me subí y me mandé contra la ventana: otro gran error. Me empapé todo el viaje, y no podía ni ir al baño porque estaba lleno de cadáveres tirados por todos lados, imposible moverse del asiento, así que tuve que terminar meando por la ventana.

Así fue mi primer viaje, y lo volvería a vivir cada día de mi vida. Aguante Peñarol y su gente.

Álvaro Socio