Los hinchas carboneros que viajaron al partido ante Colón en Santa Fe vivieron de todo, entre otras cosas, horas innecesarias detenidos en la aduana y reiterados controles de seguridad.

Como es costumbre cada vez que Peñarol juega en exterior, miles de hinchas siguieron al decano desde todas partes del país hasta Santa Fe, Argentina. Un viaje de entre 8 y 10 horas se convirtió en uno de aproximadamente 17 horas para la gran mayoría de los hinchas y en otros casos llegó a las 20 horas.

La primera gran demora del viaje de muchos hinchas fue en la aduana de Fray Bentos, donde desde las 3 de la mañana ya habían ómnibus de hinchas esperando cruzar al país vecino. Llegado a las 9 de la mañana el primer bloque de hinchas seguía en el mismo lugar a pesar de las horas de espera y en ese entonces se superaron los 12 ómnibus parados.

Tras varias horas de espera, se realizaron 2 trámites para cruzar a Argentina. Innecesariamente se insistió que no sean realizados en el mismo momento y que cada hincha debía realizar el paso «1», esperar que todos los restantes del mismo trasporte hicieran lo mismo y ahí realizar el paso «2», en lugar de realizar todos los trámites de primera mano. Para colmo, fue muy lento el trabajo por parte de los operadores de la aduana.

Algunos de los ómnibus pudieron cruzar la aduana pasadas las 15:30 horas, menos de 4 horas antes del inicio del partido y con un largo viaje por delante. Y no por demorar en llegar a la aduana sino que con varias horas esperando la orden para pasar.

Los que llegaron a Argentina con más anticipación, fueron custodiados desde el primer momento en el país hasta la llegada al estadio por seguridad. El problema de esto fue que los trasportes fueron constantemente detenidos en la ruta por operativos de seguridad, que fueron muy reiterativos e incluso en un caso los oficiales de policía se fotografiaron con el ómnibus de la hinchada. Sí, detuvieron un viaje con pocas horas de márgen para sacarse una foto.

Lo otro y más importante sobre la custodia policial, fue que impidió al ómnibus de parar en cualquier momento, por lo que en todas esas horas de viaje los hinchas que arribaron al trasporte solo podían consumir lo que en primera instancia habían llevado. Cuando muchos de los mismos viajaron planeando llegar en la mañana o al mediodía a la ciudad del rival de turno y no contaban con alimentos o lo necesario para hidratarse por tantas horas de viaje.

La llegada a Santa Fe no fue rápida, pero una vez se llegó se ingresó sin más nada al Estadio Brigadier General Estanislao López. Desde antes de las 18 horas y hasta cuándo se jugaba el segundo tiempo ingresaban hinchas de Peñarol al escenario deportivo. Un bloque de hinchas llegó al segundo tiempo después de estar horas y horas detenido en la aduana y con varios párates en la ruta, incluso un puñado llegó a entrar faltando aproximadamente 15 minutos de juego. Insólito.

Lo cierto que se manejó muy mal tanto la entrada a Argentina desde Uruguay como el viaje de los miles de hinchas carboneros una vez ingresaron al país hacia el estadio. Si bien no todos los viajes contaron con la misma suerte, la gran mayoría fue así. Incluso a la vuelta muchos ómnibus sufrieron roturas por las horas de más de viaje de las que se tenía planeado y esto dejó varado a varios en zonas pocos transitadas. Además, cuando existió la oportunidad de bajar en estaciones de servicio u otras tiendas, las mismas tenían la orden de no vender a hinchas de Peñarol, tanto del lado argentino como del límite uruguayo. Una vergüenza.

Lo que refiere a la seguridad del encuentro tampoco resultó ser exitosa. Desde una hora antes del inicio del partido se escucharon decenas de disparos de arma de fuego en los alrededores de la tribuna visitante, por incidentes de la hinchada local que intervino la policía. Un hincha carbonero fue baleado (Lo alcanzó una bala perdida, se encuentra fuera de peligro y seguido de cerca por su salud) al igual que dos policías. Luego la salida de la parcialidad aurinegra fue muy apurada por la seguridad, que arrojó gas, agredió con armas reglamentarias para apurar el paso e incluso disparó balas de goma a los últimos hinchas que se retiraron del estadio.

Peñarol se manifestó sobre lo ocurrido:

La hinchada aurinegra es de las que más viaja a nivel continental y lamentablemente esta más que acostumbrada a todas las trabas que ponen en el resto de países a la hora de viajar. Algo para solucionar para toda la gente que sigue al equipo de sus amores en busca del sueño de la gloria eterna.