Cuando la delegación de Peñarol llegó al Estadio Luis Franzini, se encontró con la sorpresa de que le habían designado el vestuario de los jueces. Una habitación para cuatro personas debía ser ocupada por 18 futbolistas más el cuerpo técnico, más los utileros y todos los objetos de utilería. La explicación es que debido al brote de paperas que invadió en Peñarol, Defensor tomaba esa medida para proteger a su plantel.

Lo insólito es que no comunicaron con tiempo de esta decisión. Se podría haber arrendado otro escenario, o quizás haber llegado ya cambiados y prontos para el partido. Por eso, se vio a los futbolistas cambiándose por turnos, las pelotas y los intrumentos de trabajo desparramados por el pasillo, y otra imagen lamentable que recorrió el mundo. Además, hubo una falta de voluntad total del conjunto violeta. Lamentable decisión, una vez más, de la directiva de esta institución.

Defensor es el dueño del escenario y como tal tiene derecho a poner las condiciones que crea convenientes, pero las debió establecer antes de pactar el arrendamiento. Peñarol estudia los pasos a seguir para tomar alguna medida