El 28 de enero de 1980 no es un día mas en la historia clásica de este país, es un día especial donde encontramos una nueva página que refleja la paternidad histórica del Decano sobre su rival: el tercer y último 9 contra 11 clásico. No hablamos de empates, mucho menos de jugar con 9 hombres apenas dos minutos. Hablamos de victorias, que es lo único que festeja un grande. 

Para la historia, con 9 jugadores lo ganó Peñarol

Que somos los dueños de las hazañas ya lo sabemos todos. No hay persona en este país que piense que puede haber alguna otra camiseta que tenga lazos tan entrañables con el destino y la mística.

Aquella jornada Peñarol y Nacional se enfrentaban en el Estadio Centenario por la Liguilla Pre Libertadores. Peñarol no había tenido una muy buena campaña en el comienzo del año, sin embargo Nacional llegaba encaminado al título, y un empate le bastaría para alzarse con el trofeo de la Liguilla 1979. 54.860 personas pasaron por boletería aquella noche de enero, sin saber que serian testigos de un clásico histórico.

A los 36 minutos, Rodolfo Abalde puso en ventaja al mirasol, 1-0. A los 67′ era Nacional quien convertía y dejaba el partido empatado, resultado favorable al parquense que iba por el título. Pero lo fundamental, lo histórico, llegaría en los 10 minutos finales.

A los 80′, Codesal expulsa en una misma jugada a dos jugadores de Peñarol: Cáceres y Rúben Paz. No solo quedábamos con 9 jugadores en cancha contra 11 de Nacional, sino que además habíamos perdido a Paz, uno de los jugadores más desequilibrantes del equipo. El partido parecía condenado a terminar en derrota para el Decano, y que finalmente Nacional lograría quebrar la racha en los clásicos de la Liguilla (hasta ese momento se habían jugado cinco clásicos y todos los había ganado Peñarol) y de la peor manera: ganando el campeonato.

Sin embargo, a los 85 minutos llegó lo impensado: penal para Peñarol. Increíblemente, jugando con dos hombres menos y con el resultado en contra, el mirasol quedaba en las puertas de un triunfo hazañoso. Como recuerdan las crónicas de la época, “Peñarol resurgió para una noche de hazaña”.

Desde la llegada del Profesionalismo a nuestro fútbol, el público no había sido testigo de una victoria clásica forjada con dos hombres menos. La oportunidad era histórica, y solo un equipo como Peñarol podría aprovecharla.

El ejecutante fue Venancio Ramos, y el penal se transformó en gol. Lo impensado se volvió realidad, la angustia de las tribunas se transformó en locura y alegría. Peñarol ganaba el clásico con 9 jugadores, algo que no sucedía desde 1912 y que solo esta camiseta ha conseguido en los más de 500 clásicos que se llevan disputados.

Insólitamente, aún con dos expulsiones en Peñarol, la gente de Nacional se dedicó a protestar y patalear por el penal sancionado en su contra. Una forma de asumir las derrotas que dista bastante de la grandeza de un equipo como Peñarol. Tal vez por eso, ellos no tengan en su palmarés este tipo de victorias.

En aquella calurosa noche de 1980, quedaría sellada una de las mayores gestas en la historia clásica. El abrazo de Unanue con sus compañeros lo dice todo, Peñarol no tenía la menor chance de evitar el titulo de su tradicional rival. Excepto una, que Peñarol es Peñarol, y Nacional es Nacional.

Finalmente llegó el pitazo final, y con él, el primer 9 vs 11 del Profesionalismo. Pero cuidado, porque años después se elevaría la marca…

Peñarol: Fossati, Caceres, Marcenaro, Diogo, Unanue, Morales, Vargas (82′ Zoryez), Abalde, Paz, Maneiro (64′ J. Rodríguez), Ramos

Nacional: R. Rodríguez, Moller, De León, Moreira, Agresta, Bica, Machado, De la Peña, Victorino (60′ Luzardo), Caillava, Morales (71′ Ocampo)

Expulsados: 80′ Cáceres (P) y Rúben Paz (P)

Goles: 36′ Abalde (P), 67′ Luzardo (N), 86′ Ramos (de penal) (P)