Mucho se ha escrito y hablado sobre la paternidad clásica que disfruta Peñarol. La superioridad decana, reflejada en la estadística pura y dura, pero también en el sentir popular, se pone de manifiesto en un montón de cuestiones que rodean a la fiesta máxima de nuestro fútbol. Por eso Padre y Decano te propone repasar los números clásicos jugando de local y visitante.

Lógicamente, además de los resultados deportivos, Peñarol cuenta con una ventaja histórica. Si se quiere, se puede decir que es una ventaja moral o ética, o incluso espiritual. Peñarol ha asumido la responsabilidad de jugar sus partidos ante Nacional en el estadio Campeón del Siglo, incluso en momentos donde el desempeño del equipo no es el mejor, y eso también lo hace grande. Porque otros siguen alargando una eterna lista de excusas (infantiles y poco creíbles, por cierto) para evitar asumir los riesgos que conlleva jugar un partido clásico en cancha propia.

Citando a una página partidaria del tradicional rival, que regularmente tiene más errores que aciertos, podemos decir que «consideramos que la entereza y la madurez de un equipo se demuestra en su casa, donde tiene la presión de no defraudar a su hinchada y la responsabilidad de salvaguardar su feudo».

En contrapartida también se puede afirmar, citando al mismo autor, que al visitar un reducto ajeno lo que se busca es «destacar la valentía y la concentración del equipo cuando es visitante y se enfrenta a un público hostil y un adversario apremiado por llevarse la victoria».

Vistos los conceptos vertidos desde otras tiendas y teniendo en cuenta la evidente cobardía deportiva demostrada por el Club Nacional de Football (a esta altura imposible de ocultar) negándose una y otra vez a ser local, solo queda analizar los números, la historia. En ellos se encuentra la explicación a tan vergonzoso proceder.

En casa mando yo

El primer clásico jugado en un escenario aurinegro data del 14 de abril de 1901 y se saldó con triunfo por 1-0. Desde ese entonces y hasta el día de hoy, se han jugado 21 partidos clásicos en reductos carboneros, con una estadística que arroja datos demoledores: 11 triunfos, 7 empates y tan solo 3 derrotas. Además, se registra un partido anulado (0-0 en el field de Pocitos, año 1928) y dos triunfos por W. O. en tardes donde Nacional directamente prefirió ni acercarse a la casa del Decano (ambos en 1906, el 27 de julio y el 7 de octubre). A razón de que no queremos escucharlos llorar más de lo habitual y que la mancha del abandono es peor que cualquier otra, estos encuentros no serán tenidos en cuenta en el recuento final, aunque engrosarían aún más los números del manya.

Como es de público conocimiento, la historia de Peñarol y sus estadios no se limita a un solo escenario sino a cuatro: Villa Peñarol, Las Acacias, Pocitos y Campeón del Siglo. Todos ellos han recibido clásicos, y en todos ellos Peñarol no solo ganó, sino que también fue siempre el primero en festejar.

En el viejo field de la Villa, cuna del origen obrero y popular que tanto nos caracteriza, se jugaron 12 clásicos. Se ganaron 7, se empataron 3 y se perdieron solamente 2. En Las Acacias solo se jugaron dos partidos, registrándose un triunfo en el partido inaugural y una derrota. En Pocitos no nos pudieron ganar jamás. Dos triunfos (con vuelta olímpica incluida en uno de ellos) y dos empates sumado a un partido anulado, dejan en claro que se trataba de un reducto inexpugnable. Finalmente llegamos al estadio Campeón del Siglo, el que recibió por primera vez en la historia del profesionalismo un clásico para ser realmente local, y en donde hasta hoy se registra un triunfo y dos empates.

La máxima goleada en canchas de Peñarol le pertenece al Decano, cuando el 19 de abril de 1911 goleó a Nacional por 4-0. Solo una vez el aurinegro cayó derrotado por goleada jugando de local, fue apenas 3-0.

Aquel estadio que supimos inaugurar…

La historia del viejo Parque Central, hoy inexistente, está estrechamente ligada con Peñarol. No sólo lo inauguramos y levantamos más de una copa en su verde césped, sino que además tuvimos el honor de ganar el primer clásico de la historia jugado en aquel campo.

Los números señalan una leve superioridad de Nacional, algo normal y esperable si tenemos en cuenta que se trata de la cancha que solían usar en sus localias, pero con cifras que distan muchísimo de la contundencia aurinegra. Los datos fueron chequeados con referencias nacionalófilas, de manera que poco tendrán para decir.

En efecto, Peñarol visitó el Parque Central en 68 oportunidades para enfrentar a Nacional, triunfando en 21 ocasiones, empatando en 16 y cayendo en 31, aunque algunos partidos se encuentran en revisión debido a que las fuentes suelen variar el escenario de algunos choques, lo que podría mejorar los números del Decano Nuevamente, al igual que en la estadística de local, no se tienen en cuenta los partidos anulados ni el triunfo por W. O. de 1926 cuando los albos no se presentaron a jugar contra Peñarol… ¡en su propia cancha!

Vale destacar que Peñarol no sólo ostenta la mayor goleada clásica en la historia del Parque Central, cuando el 1 de noviembre de 1911 aplastó a su rival por 7-3 (la cual es, además, la mayor goleada en la historia de todo el régimen de localías) sino que disfruta de mayor cantidad. Cinco veces los manyas golearon a los albos a domicilio: un 7-3, un 4-0, dos 4-1 y un 3-0. Por su parte, Nacional solo lo logró tres veces en el extinto escenario.

La comparación que no es odiosa

Suele decirse que las comparaciones son odiosas. No si de Peñarol se trata, ya que generalmente el Decano siempre sale bien parado. Este caso no es la excepción.

En definitiva, Peñarol ha ganado el 52% de los clásicos en los que fue local, contra un 45% de Nacional. La famosa «entereza y madurez cuando se tiene la presión de no defraudar a la hinchada y salvaguardar el feudo». Si lo que medimos es «la valentía al ser visitantes», la estadística vuelve a ser favorable al mirasol con un 31% de triunfos logrados en dicha condición contra apenas un 14% de festejos albos. Porcentualmente hablando, menos de la mitad.

Si se quiere, el análisis se puede extender al rubro «invictos», tanto de local como visitante. Con el respaldo de jugar en casa, el manya se mantuvo sin conocer la derrota en el 86% de los partidos, contra un numero inferior de Nacional, 69%. Enfrentando la hostilidad del campo rival, el aurinegro se fue sin ser derrotado en el 54% de los partidos que jugó en el Parque Central; los números del tricolor señalan que zafó de la derrota en el 47% de las veces que nos visitó. Hablando en criollo, más de la mitad de las veces que Peñarol tuvo que visitar a Nacional, se volvió con un empate o un triunfo. Y más de la mitad de las veces que le tocó recibir la visita de su tradicional rival, se quedó con la victoria.

Es difícil agregar algo a la claridad de los números que arroja la historia. Porque esto es Peñarol y la historia siempre juega a favor nuestro. Para cambiar la historia aún les falta demasiado. De mientras, les recomendamos que nos copien jugar de local.