@toshirocafrune

El 28 de enero de 1976, Peñarol y Nacional debían verse las caras por primera vez en el año, esta vez en el marco de la tradicional Liguilla.

Instaurada a partir de 1974 (se disputó en 1975), el torneo otorgaba la clasificación a la Copa Libertadores, por lo que cobraba vital importancia.

La primera edición la ganó Peñarol, y con ella, ganó también el primer clásico. Fue 4-1 y sirvió para ganar el título y asegurar la clasificación ese mismo día (cabe destacar que Peñarol ya había ganado los Uruguayos de 1973 y 1974 ante Nacional, por lo que seguía en racha).

En 1975 se obtuvo el tricampeonato de forma invicta, por lo que la Liguilla era la oportunidad que le quedaba al tradicional rival de maquillar un poco la paternidad que ostentaba Peñarol por aquellos tiempos.

El equipo aurinegro, comandado por Juan Alberto Schiaffino se puso en ventaja con un gol de Galilea a los 32′, y diez minutos después, amplió su ventaja de la mano de Fernando Morena.

Al descanso 2-0 arriba, y hubo quien pensó en otra fuga, pero esta vez no fue así.

Al comenzar el segundo tiempo Nacional logró descontar a través de Caillava y parecía que se ponía en partido, pero un joven Julio Cesar Jiménez, en un «partido soñado» como recuerda él, liquidó cualquier ilusión parquense con tres goles en menos de veinte minutos.

En enero, una noche de Julio

Esas palabras uso El Día para narrar la actuación sobresaliente del artiguense la noche anterior. No fue para menos, ya que la actuación del “Pibe de Oro” permitió alcanzar una cifra para la historia.

A los 60 minutos llegaría el tercero de Peñarol y el primero de su cuenta personal, con un remate cruzado que liquidó el partido.

A los 66′, a través de un fuerte remate desde media distancia, el habilidoso volante transformaba el partido en goleada y festejaba su segunda conquista. Pero todavía había más…

A los 79′, llegaría el mejor gol de la noche. Jiménez le jopea la pelota a un defensor de Nacional, elude al arquero Bertinat y convierte la lotería, prácticamente entrando al arco con pelota dominada. Golazo.

De esta forma se cerró la Liguilla de 1975, segunda edición de un torneo que a lo largo de la historia fue ampliamente dominado por el Decano.

Más de sesenta mil personas concurrieron aquella noche al estadio. Probablemente los carboneros hayan sido mayoría, como casi siempre. Lo cierto es que la paternidad clásica de aquellos años fue una alegría prolongada para el cuadro del pueblo.

Peñarol volvía a repetir la alegría veraniega de ganar los clásicos por Liguilla, y esta vez dejaba sellada la historia con una goleada histórica.

Además, esta sería la tercera vez que los aurinegros lograrían convertir cinco goles o más en materia clásica, sumándose al 7-3 de 1911 y al 5-0 de 1953. No sería la última, y todas para el disfrute de distintas generaciones de manyas.

Peñarol: Corbo, Olivera, Faral, M. González (’64 Zoryes), Acosta, U. Piriz, Cruz (45′ Pizzani), Jiménez, Morena, R. Silva, Galilea

Nacional: Bertinat, Moller, de los Santos, Machado, Pereyra, Piazza, Muñiz, de Lima, Caillava (76′ Techera), Revetria, Pagola (66′ Taborda)

Goles: 32′ Galilea (P), 42′ Morena (P), 47′ Caillava (N), 60′ Jiménez (P), 66′ Jiménez (P), 79′ Jiménez (P)

Expulsados: 55′ Muñiz (N), 85′ Galilea (P)