Día 5: A primera hora nos fuimos de Puerto La Cruz para volver a Isla Margarita a disfrutar un par de días antes de volver a Uruguay. Al mediodía nos tomamos un Ferry que demoró 3 horas para llegar a la Isla, no pudimos visitar mucho, ya que llegamos de tarde al hotel. Se aprovechó para hacer piscina y descansar de tanto viaje de un lado para otro.

Sabíamos que teníamos que aprovechar para ir a la playa ya que de 5 días que estuvimos en Venezuela solamente en uno pudimos ir. El resto lo pasamos de viaje en viaje, reconocimiento de campo y partido.

Día 6: Desayunamos bien temprano para luego bajar a la playa, se llamaba El Agua. Desde el hotel eran nada más que 300 metros. El agua era celeste, bastante oleaje y corriente.

En un bar de la playa pudimos comprar bebida y comida, varias piñas coladas, algún mojito y daikiris. Era nuestro día para disfrutar entero ya que al día siguiente pegábamos la vuelta a Uruguay. En materia de comida probamos de todo, un vendedor ambulante que venía con una caja te vendía pulpo, camarones, mejillones y otros frutos del mar que mezclaba con cebolla, ketchup y lima (ellos le dicen limón). No quisimos dejar de pasar la oportunidad y pedimos una langosta, que elegimos y el cocinero la hizo al cognac. Una delicia la langosta, no dejamos ni los «huesos». Pasamos toda la mañana y tarde en la playa.

La playa está llena de vendedores ambulantes ofreciendo collares, masajes, comida, ropa y accesorios. Todos con buena onda pasaron a ofrecernos sus productos y alguna cosita que otra compramos.

Varios autos circulaban por la calle con estas frases en el vidrio trasero.

Como el tipo de cambio nos favorece no quisimos dejar de ir al shopping a comprar alguna ropa y regalo para la familia. Fuimos al Shopping Sambil, que nos lo recomrendaron porque era el más grande. A pocas cuadras de llegar nos topamos con una marcha o movilización. Los manifestantes no eran muchos pero lograron cortar el tránsito y hacer que los autos vayan a paso de peatón. En su mayoría jóvenes, con carteles exigiendo «no más armas», «no más balas»,»Somos Venezuela, no Cuba», «Libertad de expresión» entre otras frases. Se veía que la manifestación era más bien de la clase media más que de los más necesitados. La manifestación por lo que vimos fue 100% pacífica, casi que no vimos policías controlando o cerca de la misma y los manifestantes también se veían pacificos.

Demoramos pero pudimos ingresar al Shopping, llegamos casi en la hora del cierre aunque también nos llevamos la sorpresa de ver muchos locales vacíos o cerrados. Los locales no cierran todos a la misma hora, muchos cerraron antes por la manifestación. La mayoría están sin stock: Zara parecía que lo habían vaciado, Nike estaba cerrado y así varias marcas/empresas están cerrando sus negocios en Venezuela. Igualmente otras siguen y pudimos comprar unas cuantas prendas a muy buen precio.

Luego decidimos cenar en el shopping y comer en la tradicional casa de comida rápida, el combo nos cuesta 300 bolivares, algo así como $80 uruguayos. Estuvo complicado para conseguir taxi para volver al hotel, una hora para conseguir uno y lo conseguimos gracias a que le pagamos a uno de los que trabaja en la parada de taxis. Llegamos al hotel y a armar las valijas para volver a primera hora a Montevideo. Durante la última noche en Margarita aprovechamos para salir a tomar una, fuimos al boliche Bora Bora que se encontraba lleno de parejas porque era la noche de San Valentín. El boliche terminó temprano, a las 3 de la mañana entra la policía y se apaga la música, fin de la noche y taxi para el hotel a descansar.

Día 7: Vuelta al país, más de 1 día viajando, Margarita-Caracas, espera de 3 horas, Caracas-San Pablo, espera de 11 horas y San Pablo-Montevideo. Casi perdemos el primer avión de Margarita a Caracas, nos habían informado que salía a las 9:30 hs pero salió 1 hora antes, de casualidad llegamos 8:20 hs y como no hay que embarcar con tanta antelación por ser vuelo interno pudimos ingresar y volar. Algunos hinchas perdieron ese vuelo pero lograron conseguir otro un poco más tarde y no perderse la conexión.

Desde San Pablo escribimos la última crónica, leyendo los comentarios de la gente, viendo la repercusión de las otras columnas y dejando en claro que no se quiere politizar la columna, solamente uno cuenta lo que vive y habló con los venezolanos. Capaz que uno que no es cronista de política y se puede equivocar en cómo contar algo pero nada se inventó y acá contamos lo que vivimos. Esperemos no ofender a nadie. Quedamos super agradecidos a Venezuela, hermoso país, con gente muy amable, tremendos paisajes y el clima perfecto.