Ya en la recta final, saliendo de Salento a Medellín. Esto es mucha montaña y puro café y truchas; el café malísimo, el bueno se exporta, y las truchas increíbles y muy baratas. Pocos habitantes, y los del Nacional (mayoría absoluta) que organizan excursiones para el martes, saben de fútbol y el subconsciente los traiciona: el escudo manya en el centro del afiche.

Aproveché a meter montaña en bici; se sienten los 2000 y pico de metros de altura, pero valió la pena, espectacular los paisajes y la gente, lleno de fincas cafeteras y pueblitos de peones rurales, que caminan todos con el machete colgando.

En el pueblo, todo fiesta, incluido el marica que no quería salir en la foto: como los porteños con el «boludo», dicen «marica» cada 4 palabras.

Antes fue Armenia, ciudad más grande y peligrosa, una peatonal estilo europeo, y el resto, la guerra. Cuentos de todo tipo que se arreglan con 3 tiros en la frente. Un estadio chico y muy lindo, donde se jugó no se qué hace poco, pero que se ve de afuera como abandonado.

Ahora Medellín, con Peñarol y un partido que toma color de a poco. Empató Nacional con Envigado, lo vi de a pedazos en los bares del pueblo. Realmente es muy raro lo de Nacional, parece que no les interesa hacer un gol si no va a los 10 mejores de Fox. Tocan lindo, se mueven bien, pero les molesta la marca en los metros finales, hay que dejarlos que se saquen las ganas y atacar como que fuera fútbol, no ballet, y ver si salen esos 3 puntitos que merecimos en los otros partidos.

Diego F. G.