Sigo en Cali, no hay alojamiento en ninguna parte del «eje cafetero», invadido esta semana por colombianos de ciudad. Duele todo el cuerpo después del partido con Defensor; internet también trasmite el stress de los jugadores con esta seguidilla de partidos de resultado obligatorio.

Aprovecho a visitar el Pascual Guerrero, estadio del América, Deportivo Cali y otros, y charla con gente del América. Recuerdan aquella seguidilla de fracasos en la Copa, 3 finales perdidas, y la última duele como ninguna. Hablan del gol de Diego Aguirre y de cómo parecía todo muy fácil después de haber metido 2 goles en ese arco (lo señalan) en 20 minutos del 1er. partido. Me hablan de una demora en el aeropuerto de Montevideo en el viaje a Chile, contesto preguntando por la historia del humo en el vestuario de Peñarol en este estadio, que habría mareado a los jugadores de Peñarol y por eso el flojo comienzo. Me contestan que en tiempos de Miguel todo era posible. Miguel Rodríguez, capo del cártel de Cali y dueño del América en esa época, era dueño de todo en la ciudad. Luego se entregó y ahora vive «preso» en EE.UU., dicen riendo.

El hijo sería dueño del América ahora, los cárteles de Medellín y Cali desaparecieron luego de la muerte de Escobar y la «entrega» de Rodríguez, el negocio y la guerra de la droga sigue pero descentralizados ahora.

En deportes de hoy, sigue siendo tema el momento del Nacional y los millones de dólares que entran a la cancha en cada partido. Lo trasladan a la selección, porque parece que hay varios de los caros que están ahí, y los agarró la bajadita. Veremos si es así.

Diego F. G.