Estamos en período de festejos por el Bicentenario de Uruguay y no podemos dejar pasar por alto el clásico de verano denominado “Copa Antel Bicentenario”, el cual, como no podía ser de otra manera, fue ganado por nosotros tanto dentro como fuera de la cancha.

El partido es recordado por todos. A los 28 minutos de juego fue expulsado Nicolás Freitas tras una dura infracción, y con un jugador menos durante más de una hora, nos quedamos con el triunfo. En el comienzo del segundo tiempo, Luis Aguiar levantó un centro, y Juan Manuel Olivera se anticipó a Muñoz para conectar de cabeza y abrir el marcador. El tradicional rival empató pero unos minutos después, Matías Mier se mandó una patriada por el sector izquierdo, y tras un globito que dejó en ridículo a dos defensas rivales, aseguró la pelota al primer palo. En aquella noche de verano montevideano se destacó la fuerza y el empuje carbonero, que con un hombre de menos durante las dos terceras partes del encuentro, fue en busca del triunfo.

El recibimiento también es recordado por todos;  fue único. La diferencia entre uno y otro fue abismal. La tribuna de Peñarol estaba encendida en bengalas amarillas, siendo uno de los mejores recibimientos de los clásicos de verano. La movida como siempre a cargo de Los Pibes del Palacio. Mientras tanto, en la tribuna de enfrente tiraban fuegos artificiales desde la puerta de la Seccional 9ª.

Recordamos como ese partido la hinchada de Peñarol alentó sin parar y el equipo como siempre sintió al jugador extra que en este caso cubrió el lugar vacante de Nicolás Freitas. Como dicen en “Manyas: La Película”, «La Hinchada de Peñarol juega los partidos».

El Bicentenario tuvo su lado deportivo, y como es costumbre y fiel a la paternidad clásica en el mano a mano, la Copa Bicentenario se la llevó Peñarol!