Foto: Martín Escafandra

Abro el armario, para ver qué me pongo. La colección casera, solo la uso para jugar algún partido. Cada vez más distanciado, por mi espalda. Un joven viejo, que esquiva la mirada y escoge una remera casual. En el portal llamado internet, dejo para el final, entrar a donde siempre entraba. Me interesa más cuántos infectados o cuántos asesinados ocurrieron hoy. Un simple número despierta mi atención, mucho más de lo que discutía en foros hace unos años atrás.

La ilusión por cada nuevo año, parece recia y agotada. Me mira y me dice: ¿otra vez me vas a usar? Esta vez es distinto. El calendario me hace creer que la acumulación de fracasos y mezquindades, desaparecerán. Con más ganas de creer que de pensar. Y esta vez, el DT, es serio, contrata con criterio, separa sin apremios y no se deja abroquelar por paquetes enviados por señores con chupines, relojes de oro, y peinado cool.

Esta vez la media sonrisa quiere volver la virginidad de la adolescencia. Esa que descreía y atacaba a quienes, con canas en su pelo, le dictaban certeramente, ‘no seas ingenuo’. ¡Son todos unos ladrones! ¿Vas ir a ver eso? ¡Son toda una mafia! Me sentía en una mini revolución de pubertad. Creyendo que mi vida sería el resurgir de mi Club. Sería la purificación de mi equipo, de sus componentes, de su entorno. Mi mente escalaba placenteramente una realidad que se desmoronaba drásticamente.

Siempre estamos endeudados. Peñarol no tiene juveniles. El CAR nos salvará. 9 de cada 11 jugadores serán de nuestra cantera. La fábrica. Con eso podremos pelear las copas que guardamos empolvadas de telas de araña. Cada año me despierta más enojo que sigamos diciendo ‘A 60 años de tal logro’ a ’45 años de tal conquista’. Será mi depresión, pero la nostalgia, en estos casos, es señal de puñal, y no de alegría. Por favor, no me recuerden más hace cuántos años estamos enterrados. Volvamos al argumento, nuestros juveniles millonarios. Nosotros pobres, como siempre.

Acreedores que nunca muestran todo el mazo. Siempre me siento ignorante cuando hablo de la realidad de mi Club. Está claro que es una estrategia para que el hincha sea considerado un lumpen, que ‘no entiende lo que pasa adentro’. Y si reclama, somos contra. No sé de qué, pero somos contra. La maquinaria funciona perfecta. Los jugadores nos pueden basurear sin ser castigados. Los dirigentes, siempre prefieren que no haya hinchas. Es un problema menos. Solo si las cuentas no cierran, nos usan y tiran. Cual político que promete vivienda en un asentamiento.

Un pequeño séquito decide a su antojo cómo administrar nuestro Club. Un mesías nos tiene que salvar de lo que él mismo propició. Él pone la plata que él mismo administró mal. Sus titulares despiertan admiración y odio. Él nos puede salvar, él nos enterró. Nadie cuestiona, con certeza, por qué, sin importar el flujo de caja, ‘’Peñarol está atrasado en pagos’’, ‘’Peñarol refinanció la deuda’’, ‘’Peñarol recibió un reclamo de un ex jugador’’. Bueno, sí, un muy amigo mío reclamó, y tronó lindo el mar. Marea brava, marea oscura.

La maquinaria se desarrolla más y más. Nos entretienen con avances en community manager, días del hincha, y promociones por incapacidad de entender al hincha. Se desvelan por multas innecesarias, pero apaciguan al hincha genuino que reclama por malgastos millonarios de jugadores lesionados, olvidados o fracasados. Es fácil hablar y difícil hacer, lo sé. Yo soy un lumpen más que no entiende la cocina interna. Siempre voy de perdedor, y el perdedor reclama. Nos querían lejos, y ahora lo estamos.

Mi Club está enterrado. Su gente se agotó, y se amargó. Sé que donde dice Peñarol, puede caber muchos otros clubes más. El hincha que abriga al Club, fue clasificado, dividido y condenado. Ahora poner me gusta en la publicación oficial, vale más que armar un recibimiento para los 11 jugadores que realmente pelean por lo que todos queremos. Ahora salir primero en la cantidad de interacciones, es más festejado, que la bandera que, hasta la madrugada, un grupo de amigos realizó a mano. Pero que, como es más de 2 metros por 1 metro, fue confiscada, y formalizada por atentado contra el resto de los hinchas.

La maquinaria funciona perfecta. Ellos se excusan, nosotros lloramos.

Agustín P. L.