El Peñarol de la década del 60 fue el club más ganador de América, pero en esa época sobresale el recuerdo del plantel de 1966, su fútbol, entrega y logros, sobre todo la épica final en Santiago de Chile, todo parecía perdido hasta que los dirigidos por Roque Gastón Máspoli dieron vuelta un partido imposible y reafirmaron la vieja frase; ganar a lo Peñarol.

PyD repasa 66 frases, datos y curiosidades de la final y la tercer Copa Libertadores obtenida por el decano ante River Plate en una tarde-noche para el recuerdo.

  1. El equipo de Don Roque disputó 17 partidos en toda la Copa Libertadores, ganó 13 y perdió 4, anotando 34 goles y recibiendo 15. El plantel que preparó físicamente el inigualable Alberto Langlade, se conformó con Ladislao Mazurkiewicz, Luis Gutiérrez, Eduardo García (arqueros), Juan Vicente Lezcano, Luis Varela, Carlos Pérez, Nelson Díaz (zagueros), Pablo Forlán, Omar Caetano (laterales), Néstor Goncalves, Ernesto Ledesma, Obdulio Aguirre (volantes), Julio César Abbadie, Juan Joya, Alberto Spencer, Enrique Alfano, Héctor Silva (delanteros). Ese año se incorporaron futbolistas y ascendieron juveniles, los arqueros Walter Taibo y Luis Aguerre, el back Tabaré González, el volante Julio César Cortés y los delanteros Wilmar Etchechury y Alberto Ferrero.  
  2. El Pocho, un refuerzo para ser local en todas las canchas. Cortés llegó desde Rosario Central (ya había jugado en Fénix, Peñarol, IASA, Gimnasia de La Plata y Cerro). Así lo definió Tito Goncalves, “Un equipo, para ganar la Copa, tiene que tener dos o tres inconscientes. Esos jugadores que no conocen el miedo. El Pocho Cortés era uno de ellos. No era el único, claro, pero yo lo quería en todos lados. Esos jugadores que no miden tamaño, peso, lugar, tradición ni puntaje que les dan. Juegan en la Amazonia y en Wembley de la misma forma. Esos son los que si usted sale por la selva y no llevó armas, no le importa”.
  3. Copa Libertadores de América. El máximo certamen continental tuvo como nombre Copa de Clubes Campeones de América, homenaje a los héroes de la historia sudamericana, Bernardo O`Higgins, José de San Martín, Dom Pedro I de Brasil, José de Sucre, Tupac Amaru II, José Gervasio Artigas, entre otros. Además de Simón Bolívar, considerado el máximo libertador. Washington Cataldi había propiciado que Nacional pudiese jugar la edición de 1962 y en 1966 propulsó que todos los vicecampeones pudiesen participar. Así la edición del 66 con más clubes, tuvo un nuevo nombre; Copa Libertadores de América.  
  4. La Copa arrancó de la peor manera, derrota clásica 0-4 ante el eterno rival, así lo recordó Julio César Abbadie en El Diario, “Aunque parezca mentira, cuando terminó ese partido, nosotros sabíamos que si volvíamos a jugar al otro día Nacional no podía ganarnos. Fue un partido raro, hasta de goles raros, porque lo que había sucedido dentro del campo no era para semejante resultado”. Pedro Virgilio Rocha, otro de los cracks del equipo fue autocrítico, “Creo que llegamos a ese partido demasiado confiados. La goleada no nos cayó bien, fue como si nos mojaran la oreja. La Directiva tomó una resolución urgente. Al otro día del partido fuimos citados y se nos comunicó que debíamos partir a la otra mañana, en régimen de estricta concentración. El trabajo en La Paloma fue sumamente exigente, el Profesor Langlade nos habló de la importancia de la Libertadores. Establecieron un plan de trabajo a muerte. Nos compenetramos  y nadie aflojaba. Teníamos que vengarnos».
  5. Venganza. El 20 de marzo se disputó el segundo clásico del grupo, el decano formó con Ladislao Mazurkiewicz; Juan Vicente Lezcano, Nelson Díaz; Pablo Forlán, Néstor Goncalvez, Omar Caetano; Julio César Abbadie (Enrique Alfano), Pedro Virgilio Rocha, Héctor Silva, Julio César Cortés, Juan Joya. Con dos goles de Rocha y uno de Joya, los carboneros demostraron que estaban recuperados y serían (una vez más), protagonistas de la Copa.
  6. Más Verdugo que nunca. El 10 de abril se disputó el tercer clásico, esta vez por las semifinales, los mirasoles formaron con la misma oncena solo que esta vez Abbadie dejó el campo para que ingresara Alberto Spencer. Rocha se despachó con tres anotaciones, uno de los goles espectacular, el arco de la Ámsterdam vio el terno del número 10, que así contó su obra de arte: “Vino un centro al medio de la cancha y le gané en el pique a la defensa. Me acuerdo que Spencer corría al lado mío, y estuve a punto de dársela. Pero comprendí que lo dejaba fuera de juego. Entonces me fui derechito al arco…”. La humildad del “entreala” no lo dejaba admitir que eludió a Jorge Paz, arquero albo, y se metió con pelota y todo dentro del arco, luego de pasar la pelota por adentro del pórtico y ante el delirio de la falange carbonera, pateó la pelota hasta la mitad de la cancha. Genio.
  7. El Pocho habilitado. El último clásico el viejo rival contaba con la dirección técnica de un entrenador chileno, Fernando Riera que practicaba el adelantamiento de la última zona. Pero faltando menos de 20 minutos, Lito Silva metió un gran pase por elevación y dejó solo al Pocho, remató por elevación la pelota dio en el horizontal y entró, 1 a 0 y a la final.
  8. En mi casa mando yo. El primer partido el 14 de mayo contó con un Estadio Centenario repleto, a la cancha Mazurkiewicz; Lezcano, Díaz; Forlán, Goncalves, Caetano; Abbadie, Cortés, Silva, Rocha y Joya. Con anotaciones del Pardo Abbadie y el peruano Joya, los carboneros se impusieron a River Plate.
  9. Rival de fuste pero con una carga pesada. Los millonarios eran un equipo nuevo en la Copa pero viejo en la historia del fútbol rioplatense. El equipo de Renato Cesarini, llegaba a las finales luego de disputar 17 encuentros en tres meses y ganado 12 partidos, además había eliminado a su eterno rival, Boca Juniors. Era un equipo plagado de estrellas, Amadeo Carrizo el mejor arquero en la historia del fútbol argentino, Roberto Matosas uruguayo adquirido a Peñarol por 33.000.000 millones de pesos, Ermindo Onega uno de los mejores volantes ofensivos de América (luego llegaría al decano), su hermano Daniel que en esa Copa dejó un récord imbatible, 17 goles en la edición, Luis Cubilla uno de los futbolistas que más títulos ganó en la historia, Jorge Solari (tío de Santiago que brillaría en River, Real Madrid y tendría un pasaje por Peñarol), entre otros. Los millonarios no ganaban un título desde 1957 y se los acusaba de “achicar” en los momentos importantes, llegarían hasta los 18 años sin ganar títulos importantes.
  10. Un amigo que se portó mal. Peñarol y River Plate han sido amigos en toda la historia, desde inaugurar sus estadios, hasta conmemorar festejos importantes. Pero la locura por querer obtener un titulo, hizo que la dirigencia riverplatense equivocara el camino. Los conducidos por Roque Gastón Máspoli estaban alojados en el Hotel Alvear, y River no envió la locomoción. La delegación de Peñarol debió llegar en taxis y autos de particulares, que debido a la zona de exclusión los dejaban a 10 cuadras del Estadio Monumental. Casi sin tiempo para el calentamiento.
  11. La hinchada también la pasó mal. Los más de 10.000 hinchas carboneros fueron tratados de forma hostil en Buenos Aires, incluso sufriendo robos de todo tipo, hasta algún ex jugador sufrió hurtos.
  12. Con la Policía en contra. La sorpresas no cesaron, los carboneros se encontraron con 5.000 hinchas de River casi sobre la línea de cal, los millonarios habían construido tribunas prefabricadas para aumentar la capacidad del Monumental. Los agentes del orden festejaron los goles del locatario abrazados a los jugadores porteños. Incluso los futbolistas manyas debieron tomarse a golpes de puño en pleno partido, derrota 2-3.
  13. Peleando por sobrevivir. A la vuelta al hotel, más de 100 hinchas de River esperaban por la delegación decana, así lo recordó Dante Cocito masajista carbonero, “Los muchachos me escuchaban pero aquello era bravo. Encaraban lo que viniera, el tema es que los argentinos pasaron de cantar por su equipo a los insultos y ahí fue imposible contenerlos. ¿Con qué frenaba a un Mazurkiewicz? Yo le respondo, con nada. Aquello en la puerta del hotel fue terrible. Eran como fieras desesperadas por no dejar nada a su paso. Todavía me parece ver volar por encima de un auto a uno de los hinchas”.
  14. Viejos son los trapos. La dirigencia millonaria quería adelantar el partido para jugar 48 horas en cancha neutral, creyendo que el plantel más veterano de Peñarol no aguantaría la embestida de los jóvenes argentinos. Cuando los popes mirasoles le hicieron la consulta a los futbolistas carboneros, la respuesta no sorprendió: Peñarol quería jugar enseguida, el león tenía la sangre en el ojo.
  15. Santiago de Chile, tierra Santa. Hasta 1966, la capital trasandina traía malos recuerdos para el decano, el año anterior había caído ante Independiente de Avellaneda. Pero todo cambió.
  16. A la hora señalada. El 20 de mayo se volvían a ver las caras, dos hasta hace poco, amigos. Máspoli repitió la oncena, Mazurkiewicz; Lezcano, Díaz; Forlán, Goncalves, Caetano; Abbadie, Rocha, Spencer, Cortés, Joya.
  17. Pintaba feo. Los argentinos comenzaron a todo tren, Daniel Onega y el Indio Jorge Solari hicieron que el primer tiempo terminara 0-2 y pudo ser peor. El aurinegro sufrió a los de la banda roja.
  18. Cambios que cambian. Máspoli optó por sustituir a Nelson Díaz, un zaguero de extraordinaria jerarquía técnica, por el tacuaremboense Tabaré González, mucho más aguerrido. Cesarini sacó al defensa Alberto Sáinz por el ex aurinegro y delantero Juan Carlos Lallana. River quería golear.
  19. Las indicaciones de Don Roque. “Cuando terminó el primer tiempo, Máspoli estaba hecho un ají picante. Muy enojado nos retó como a niños de escuela y siempre me acuerdo que muy convencido nos dijo que si hacíamos un gol, les ganábamos, les pasamos por arriba”, Juan Joya.
  20. Meter. “Cuando terminó el primer tiempo nos dijimos, hay que meter más. Hablamos mucho con Spencer porque él era el encargado de pelear arriba, despertó y metió dos goles”, Juan Vicente Lezcano.
  21. Amadeo, Amadeo. Carrizo fue un arquero que hizo escuela en el fútbol sudamericano, el recientemente fallecido portero fue el gran espejo de los metas argentinos. Estaba acostumbrado, a sacar la pelota con una jopeada, salir jugando del área y hasta parar la pelota con el pecho. Pero eso a Peñarol no le gustaba.
  22. La jugada. Iban 15 minutos y un débil tiro de Spencer fue detenido con el pecho por Carrizo. Cada jugador de Peñarol lo sintió como una afrenta.
  23. Payasada. “Y justo el arquero Carrizo se mandó una payasada parando la pelota con el pecho ante una entrada de Alberto y mía. Nos enojamos mucho, nos tocaron nuestros sentimientos, sentimos que nos estaban sobrando. Y entonces no íbamos a soportar que nos burlaran, nos humillaran. Dimos el máximo esfuerzo”, Juan Joya.
  24. La torpeza. “Es bien conocido: la torpeza de Carrizo, increíble que un hombre de su veteranía sobrase, parándole la pelota con el pecho a Spencer”, Omar Caetano.
  25. A nadie le gusta. “Amadeo se equivocó en esa jugada, y puede haber dado una motivación especial. A nadie le gusta que le tomen el pelo, ¿verdad?”, Pedro Virgilio Rocha.
  26. Rutina. “Lo que para él era rutina, para nosotros era una ofensa. Todos nos sentimos tocados. Había un tipo que nunca se calentaba: el Pardo, sí el Pardo Abbadie. ¿Perdía? Perdía. ¿Ganaba? Ganaba. Siempre en la misma línea recta de conducta. Pero en esa jugada se le fue arriba a Carrizo y le dijo ¿qué hacés Amadeo, nos venís a tomar el pelo? Amadeo lo hacía todos los días, pero a nosotros no nos gustaba nada, y menos en una final de América”, Alberto Spencer.
  27. La gota que colmó el vaso. “Sobrevino la comentada acción de Carrizo, al sobrar a Spencer y pararle una pelota con el pecho. Esa fue la gota que colmó el vaso, y no es exagerado decir que ese tremendo error de Carrizo (incomprensible en un jugador de tan dilatada actividad), terminó por convertirnos en un huracán”, Néstor Goncalves.
  28. Ahora sí. “El tercer partido, otra guerra. River fue un rival digno y duro. Cerca del minuto 20, se produce una jugada crucial, Amadeo Carrizo para la pelota con el pecho, gracias a la confianza que les habíamos impregnado. Nos miramos a las caras con los muchachos y recién ahí comenzó el partido. Un poco tarde, pero alcanzó”, Héctor “Lito” Silva.
  29. Nos picó. “Íbamos perdiendo 2 a 0 y nos calentamos. En esa época no se estilaba parar la pelota con el pecho para un portero. Y con el 2 a 0, después de un centro mío, remató Spencer y Carrizo hizo ¡plas!, y la dejó muerta con el pecho. Eso nos picó”, Pablo Forlán.
  30. Tito arenga al equipo. “Centros al área. Hay que tirarla por arriba, cuando salte a agarrarla todos contra él. Alberto, Juan, Pedro… ¿oyeron?”, Gritaba Goncalves para que escuchara Carrizo.
  31. La jugada del cordón. A los 65 minutos llegó una jugada ensayada, “Es una jugada que hemos practicado: pegarle de abajo para que caiga bruscamente detrás de la defensa. Con hombres como Alberto y Joya que en dos metros sacan uno en el pique, da buenos resultados”, explicó Goncalves y llegó el descuento que quería Máspoli, gol de Spencer.
  32. Ese Pardo maravilloso. A los 71 minutos se dio la jugada esperada, Abbadie tomó un balón cerca del área de River y remató con potencia, la pelota dio en Matosas y empate para el carbonero que comenzaba a abrazar su tercera Copa libertadores. Incluso el tercer gol pudo llegar en los 90 reglamentarios pero se llegó a tiempo suplementario.
  33. Manda Peñarol. El alargue fue todo de Peñarol, cuando corrían 111 minutos de la totalidad del juego, una gran jugada de Forlán le permitió a Spencer elevarse por sobre todas las cabezas rivales y dejar (una vez más), parado a Carrizo, la Copa volvería a Montevideo, con su legítimo dueño.
  34. Los teníamos. “Con el 3 a 2 los argentinos bajaron la cabeza, el Pocho Cortés les decía a los rivales que solo eran fenómenos en El Gráfico (prestigiosa revista deportiva de Argentina), pero no en la cancha. Yo le dije que ya estaba, que los teníamos”, Néstor Goncalves.
  35. El goleador. Faltando un minuto para el final del alargue, Rocha, el scorer carbonero en esa Copa, se lució con un golazo de cabeza para liquidar el encuentro y la Libertadores, 4 a 2.
  36. El Gardel de los relatores. “Cortés a Rocha, ahí estáaa…cabeceó…goool, goool, goool de Peñarol…Rooocha, Rocha a los cuatro minutos del último chico. Ahí está, les dije señores… Ahí está… Y este hombre que había tirado tremendos y fulminantes remates en el último cuarto de hora, rozando los postes, al venir el centro la cabeceó magníficamente, Rocha. Todos se quedaron quietos; se quedó quieto Carrizo, creyó que iba afuera, pero allí estaba el gol. Y se produjo el tanto. Rocha autor, Peñarol cuatro, River dos. Vayan preparándose los peñarolenses y los aficionados uruguayos en Montevideo. Está este campeonato ganado y ganado (si ustedes me permiten la expresión, que no es académica, pero para serles más gráfico), ganado a lo macho”, Carlos Solé, relator.
  37. Abrazo de gol. “Le di uno de los abrazos más grandes de la historia… habían movido y seguíamos abrazados dentro del área con Rocha y yo seguía puteando de arriba abajo a Carrizo. Estaba muerto contra un palo”, Héctor Silva
  38. Pitazo final y festejo. El arbitro chileno Claudio Vicuña pitó el final y estalló la locura en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, Peñarol obtenía su tercera conquista de la Copa Libertadores en siete ediciones, el decano era el dueño de América y lo sería del Mundo.
  39. Inolvidable. “¿Cómo olvidarme de las caras de los jugadores nuestros que jugaron los últimos quince minutos llorando?”, Jorge Goncalves.
  40. Inigualable. “Sinceramente, como lo de Santiago, no viví nada parecido en mi carrera futbolística”, Pedro Virgilio Rocha.
  41. Histórica hazaña. “Lo de Peñarol en Santiago fue de las paginas inolvidables. Si bien no me tocó participar en el partido tuve la dicha de ser uno de los pocos uruguayos que pudo presenciar aquella histórica hazaña de los muchachos, que quedará grabada para siempre en la historia de nuestro fútbol.  El festejo se prolongó por horas y el regreso fue una cosa impresionante. El ómnibus que nos traía venía a paso de peatón, la gente con banderas aurinegras y uruguayas”, Walter Taibo.
  42. Los compañeros. “El golazo de Spencer, los gritos del Tito, la emoción de Mazurka, las lágrimas de Joya, las palabras de don Roque”, Pablo Forlán.
  43. La mayor alegría. “Personalmente, puedo asegurar que la alegría más grande fue en la Copa Libertadores de 1966”, Alberto Spencer.
  44. Lo más grande. “Tal vez lo más grande que logré en una cancha de fútbol en toda mi vida”, Ladislao Mazurkiewicz.
  45. Por encima de Real Madrid. “Ese triunfo sobre River en Santiago fue de mayor trascendencia y emoción que el que conquistamos sobre Real Madrid. Porque además de que volcamos a favor nuestro un partido cuando nadie daba un centésimo por nuestra chance”, Julio César Abbadie.
  46. El recuerdo más lindo. “Yo solo me acuerdo que terminó el partido y lloraba…, lloraba y no podía hablar una palabra… Me agarraba de Zeni y no lo quería soltar nunca más. Es tal vez el recuerdo más lindo que tengo en mi vida… La camiseta, la número 6 la tengo hasta el día de hoy. Es el recuerdo más lindo que tengo. Se la pienso dejar a mis hijos como un trofeo, el más lindo que tiene su padre”, Omar Caetano.
  47. Soy Leyenda. “Fue el triunfo de mayor sabor en mi trayectoria. Peñarol tenía su aureola de leyenda, una tradición, una mística. Después de esta victoria, ni que hablar. Aún hoy, sigue pesando”, Juan Joya.
  48. Palabra del Presidente de River. “Cuando uno está para la cargada, tiene que ser hombre para afrontarla. Es muy fácil sobrar en la buena. Hay saber guapear en las malas. Es el responsable de la reacción de los negros y de habernos echado el público encima. Desde que paró esa pelota con el pecho, cambió el partido. Un jugador serio no tiene que hacer esas gansadas”, Antonio Liberti.
  49. Diario Clarín. “Peñarol se erigió como un gallo de pelea o como quien va a lavar una ofensa”.
  50. Catástrofe. Se acabó. El partido se fue. Se fue la Copa. Se fue el primer tiempo. Se fue la gran superioridad de River. Sólo queda esta realidad de un empate. Sólo queda el gran festejo de Peñarol. River ya lloraba una catástrofe”, El Gráfico. 
  51. Clarín de Santiago. “River se ahogó en la sangre charrúa”.
  52. El Mercurio. “Volvió el fútbol uruguayo a ofrecer una de sus celebradas hazañas”.
  53. La Nación (arg). “Peñarol sacó de la galera un triunfo increíble”.
  54. El País. “Peñarol campeón de América. Una hazaña histórica”.
  55. El papá. “La diferencia temperamental la noté al día siguiente en la cafetería del aeropuerto cuando nos cruzamos los dos equipos. Uno de los nuestros fue a hablar por los altavoces y preguntó: ¿Quién es el papá de River?, y otra voz contestó: ¡¡Peñarol!!, que se escuchó en todo el aeropuerto y la risa fue incontenible para todos los presentes. Nos queríamos morir, bajamos las cabezas de la vergüenza. Si eso pasaba al revés todavía estábamos a las trompadas. Nosotros no íbamos a aceptar semejante cachada que ellos aceptaron sin chistar”, Néstor Goncalves.
  56. Gallina. La final del 20 de mayo tuvo mucha repercusión en Argentina y el 29 en cancha de Banfield, parciales del taladro arrojaron una gallina con una banda roja adherida al ave, en clara alusión a la derrota sufrida por los millonarios ante Peñarol. A partir de ese momento y hasta hoy, a los de Núñez se los apoda, gallinas.
  57. La pastilla antimiedo. “El asunto es que para esas finales hay que tomarse esa pastilla que se llama antimiedo. No se vende claro. La fabricás vos mismo con tu temple y hacés que la tomás. Es la droga del coraje, de la fe, de la única cosa que tenés que hacer: ganar”, Néstor Goncalves.
  58. La historia se repite. “Teníamos experiencia en dar vuelta resultados, aunque nada se puede comparar con lo de Santiago”, Pedro Virgilio Rocha.
  59. Rebeldía. “Todos pueden tener rebeldía, pero nosotros la tuvimos cuando valía, no a las patadas, sino con fútbol y goles”, Néstor Goncalves. 
  60. Roque ganador. “Se cansó de ganar como jugador pero también lo hizo como entrenador, ganador nato. Y tenía un preparador físico como Langlade que dio cátedra en Europa”, Pablo Forlán.
  61. Fuertes. “Aquel Peñarol era un equipo fuerte, nosotros teníamos que aguantar atrás y después se la dábamos a Spencer y Joya que eran muy rápidos”, Juan Vicente Lezcano.
  62. Cr. Gastón Guelfi, único. “Esta es la hora en que las esperanzas se trocan en realidades. Esta es la hora en que los denodados esfuerzos de todos se convierten en gloria y esa gloria se ofrece a un pueblo del cual Peñarol es hijo predilecto”.
  63. Los goleadores. El equipo de 1966 contó con el aporte goleador de Pedro Virgilio Rocha que anotó 10 goles (5 de ellos a Nacional), Alberto Spencer 6 anotaciones, Héctor Silva 5, Juan Joya 5, Julio César Abbadie 3 (el de la final la Conmebol se lo otorga a Roberto Matosas en contra), Julio César Cortés 2, Enrique Alfano 2, Omar Caetano 1.
  64. Proyección internacional. “Una vez en Dakar esperando un cambio de aviones le preguntamos a un lustrabotas a qué equipos del Mundo conocía, dijo Real Madrid, un inglés que no recuerdo, Peñarol, Boca y ninguno más, este reconocimiento al fútbol sudamericano se debió a la Copa Libertadores”, Washington Cataldi.
  65. El fútbol uruguayo rindió un merecido homenaje. El domingo 22 de mayo la celeste enfrentaba a West Bromwich de Inglaterra. Antes del partido, tres representantes de cada club del fútbol uruguayo, Nacional incluido, vestidos con sus uniformes y llevando su bandera, felicitaron a los jugadores y autoridades de Peñarol en la mitad de la cancha. La bandera de Peñarol flameó en la Torre de los Homenajes del Centenario.
  66. Lo pedís, lo tenés. Miguel Muñoz entrenador de Real Madrid declaró después de ver la segunda final de la Copa Libertadores en el Monumental, “Peñarol es más lento y me gustaría de rival”. Sus deseos se concretaron, aunque (otra vez), un rival subestimaba al viejo cuadro del pueblo, la historia se repetiría.

Bibliografía consultada: El Diario, Pionero en América, 100 años de fútbol, Historia de Peñarol, Yo 5, ¿y vos?, Ladislao Mazurkiewicz el arco su Mundo, Peñarol campeón del Mundo.