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El siguiente artículo es responsabilidad absoluta de su redactor, sus expresiones personales no pueden ser interpretadas como opiniones de Padre y Decano pues nuestra política editorial es simplemente informar sin emitir juicios o valoraciones, queda por tanto, hecha la aclaración.

Por: Guillermo Varela

A raíz de la jornada de ayer, quisiera proponer algunas lecturas con el hincha de Peñarol, un ejercicio “en voz alta” para compartir pensamientos de la actualidad y saber que piensan los demás integrantes del mayor colectivo uruguayo.

La previa

Para realizar algunas afirmaciones tengo que llevarlos unos minutos a los días previos a las elecciones para situarlos en algunas vivencias.

Como integrante de PyD estuve invitado a casi todos los lanzamientos o actividades de los diferentes grupos que participaron de las elecciones 2014.

Fue una situación “extraña”, pues mucho de ellos son amigos personales, ni siquiera de la vida institucional de Peñarol o de años de pasillos de Palacio y Estadio, no, amigos reales, entonces es difícil responder a la pregunta planteada “¿vos a quién votás?” pues la única militancia política en la vida de Peñarol la hice como “peón” de Cataldi en mis años jóvenes, desde la desaparición física de Washington siempre me auto definí como independiente.

Y siempre siguiendo el consejo de Cataldi, vi en el otro manya, a un igual, con lo cual todo lo que sea político partidaria me pone en guardia, mitad porque es un ejercicio donde no todos tienen magisterio para ejercerlo, mitad porque tengo fresca algunas heridas de cuando los hinchas de Peñarol no se tratan como iguales.

Además en estas elecciones 2014 la palabra independiente sonaba mal, todos me exigían definición, algunos de una manera educada y sutil, otros siendo directos y mundanos.

Hubo (y hay) otra intensidad, mucha gente nueva, mucha juventud, muchas listas, una diferencia a favor de la apatía respecto de elecciones pasadas o con escasa participación en candidatos y votantes de años atrás.

Lo primero que siente alguien que no pertenece a una agrupación política partidaria es una distancia con el anfitrión, lo reciben a uno como algo ajeno, en el mejor de los casos alguien a convencer, en el peor un intruso.

En este 2014 esta sensación no fue tan marcada,  lo cual habla a favor del clima electoral, mucha gente nueva exigiendo propuestas, visiones de club, investigando casos foráneos, recopilando información, pensando cómo hacer un Club mejor.

No había lugar para lo peor de la política. Su energía estaba concentrada en crear.

Es la elección que más gente nueva conocí.

Cuando faltaban algunas semanas para la fecha, realizamos una encuesta en PyD sin ningún ánimo estadístico o profesional, era más bien una “pregunta masiva” pues no consideramos que tuviéramos potestades para hacer una encuesta solamente a socios habilitados ya que no teníamos ni la autorización ni la intención de jugar ese rol.

Fue un “a ver qué dice la gente”.  El filtro que usamos es el mismo de siempre, que la opinión fuera vertida una sola vez dentro de las posibilidades que brinda la informática para controlar ese punto.

El resultado me demostró que esta elección venía “cargada”, no por los guarismos en sí, sino por los mensajes que recibí de las agrupaciones al conocerse los resultados. La encuesta nos dio que ganaba Damiani pero sin mayoría, lo cual a varias semanas del sábado 13/12, iba contrapelo de dos lecturas que se hacían. Desde el oficialismo tenían casi certeza que el puesto 5 estaba asegurado y que el 6 era muy posible y desde la Alianza declaraban que peleaban cabeza a cabeza con el actual Presidente.

Nuestra encuesta no decía eso.

Además sostenía que Ruglio superaría a Welker sin duda alguna, que también fue visto como un dato inexacto aunque luego se demostró cierto.

La única muestra errónea de esa compulsa fue  la conclusión que Ruglio votaría más que Areco. Eso no ocurrió, no fue así a pesar de que la lista 2809 tuvo sólo 183 votos más que la 1891.

Las opciones electorales y la actualidad

Estas fueron mis conclusiones de tratar con los diferentes grupos electorales.

Sobre Damiani: Lo primero que me encontré es que todos quienes trabajan con él estaban seguros que Juan Pedro sería el Presidente pero a medida que se acercaba la fecha dudaban de la mayoría de cargos que al principio daban por descontada.

Sinceramente me sorprendió esa lectura, ¿cómo podían aspirar a la mayoría?, mi humilde opinión es que lo máximo que podía lograr el oficialismo era precisamente  retener la Presidencia,  con un semestre muy malo en lo deportivo y una prédica constante contra la figura del Presidente de parte de algunos opositores, era casi imposible que el combo “desgaste en el ejercicio del poder más ausencia de resultados deportivos” fuera ignorado y premiado con una mayoría.

A mi modo de ver, el oficialismo trabajó bien la elección, hizo foco en varios puntos que son convenidos por todos como los mejores de su gestión:

  • El Estadio, que por más que todos los grupos señalen su pasada conformidad, todos sabemos que quien cargó en sus hombros con el proyecto, la idea y el empuje fue Juan Pedro Damiani y a quien el electorado ve como el hombre idóneo para concretarlo. Algunos incluso me manejaron el término “justicia” al considerar que es “justo” que sea bajo su Presidencia la inauguración de la más importante obra en la historia del Club.
  •  La gestión de formativas y el CAR, donde ya hay resultados objetivos en la presencia de juveniles en las Selecciones y la certeza de que debemos esperar dos o tres años para que las mejores camadas de jugadores lleguen a primera. Todos los actores políticos de Peñarol (aún opositores) señalaron el trabajo efectivo de Rodolfo Catino, de quien sólo recibí buenas críticas.
  • La mejora institucional, donde la diferencia es tan notoria respecto del pasado que exime de mayores comentarios. Siempre señalo mi impresión que la mejor adquisición de Peñarol no fue un jugador de campo sino Álvaro Alonso y el equipo que formó, pero entiendo que esa actualidad a veces es sólo percibida por el micro universo de Peñarol y no por el socio común y corriente ajeno a la buena salud que vive hoy la institución en todos los sectores (menos el deportivo que es, justamente, el único que no depende de los Gerentes contratados a través de una consultora).

Sin embargo a la hora del discurso sobre actualidad deportiva el oficialismo perdía pie. No podemos continuar años con la “casi” Libertadores como un logro (tal vez sí como la confirmación de que es posible y de un camino). Es evidente que este punto es el peor flanco actual, si bien es cierto que el Presidente “trajo todo lo que le pidieron” también es cierto que la criticada gerencia deportiva fue una elección suya y la ausencia de un plan macro es evidente. No queda claro porqué en tan poco tiempo se elige a Diego Alonso para sus primeras armas como D.T. o se duda si dejar a Paolo Montero un período más. No parece haber una línea de pensamiento continua en cuanto a la gestión deportiva.

Esa confusión también fue bien resuelta, porque apenas aparecía la crítica fundada, Damiani daba un paso al costado y dejaba que Walter Pereyra se hiciera cargo de la situación con magisterio y excelente disposición.

Pereyra desarticula cualquier embate argumental, primero porque habla con aplomo, solvencia y no buscando avasallar a quien se dirige (de hecho es la primera vez en décadas que escucho autocriticas a la gestión por parte de un gobernante del Club), sino porque convence detallando las acciones que las cosas se hicieron de una forma coherente.

Mi impresión es que Damiani ha evolucionado mucho desde aquella elección que se ganó al grito anti Casal. Notoriamente se ha rodeado de gente competente y ha “pulido” su entorno jerarquizándolo bastante de la herencia de su padre.

Sin embargo los socios no le dieron la mayoría, de cada 100 solo 41 confían en él como la primera opción y el “damianismo” corre un serio riesgo de perder la conducción del Club, riesgo que se acrecienta por el poco margen de maniobra deportiva que le queda (tenemos muy comprometido el 2015 deportivamente hablando) y porque Juan Pedro repite un discurso que denota cierto cansancio “es mi última vez” repite y sus palabras pierden fuerza ya sea porque antes fueron dichas o porque de ser efectivas traen consigo un alejamiento voluntario.

Son tres años donde deberá leer correctamente el mensaje de las urnas, los socios quieren más participación aún y menos impulsos individuales, deberá elegir qué fichas guardar para mover él sólo y cuáles confiar al resto de los co-gobernantes.

Y equilibrarse entre ambas opciones.

 

elecciones-penarol-2014-06-mariano-alvezSobre la 2809:

La 2809 es un grupo relativamente “nuevo” en la interna del Club. Intentaré con la excusa de estas líneas, reflexionar en voz alta sobre esta opción electoral.

Areco es el único de todos los candidatos que no conozco personalmente, ese es el primer punto que no puedo soslayar. La política de la 2809 (ya sea obligada por las circunstancias o deliberada como estrategia) de no repetir candidato le juega en contra para su proyección.

La gente vota personas, el 2809 tiene muchas de ellas de valor, pero no las sostiene en el tiempo lo suficiente como para que esas figuras vayan aprendiendo y puliendo el arte de la política deportiva, de la aparición pública, del manejo del disenso o del choque con la realidad de lo que implica el juicio de periodistas y electores. Eso lleva tiempo.

Cuando les señalo esto a mis amigos del movimiento me responden que ellos son un grupo que busca no centrarse en protagonismos de personas sino de ideas, y es un concepto que suena alentador en la teoría pero difícil de replicar en la práctica.

Basaron su campaña en el concepto de cambio, una idea bien fundada pues lo que más quiere el hincha de Peñarol es cambiar la actualidad deportiva y construyeron una buena imagen de su candidato Marcelo Areco, quien era solo conocido por los más cercanos en el Club.

Areco se movió bien en la delicada línea de pegarle al oficialismo pero sabiendo que luego debe interactuar con la misma gente que critica. Lo hizo con bastante altura pues siempre consiguió separar las personas de los cargos.

He escuchado quejas de todos los bandos sobre “lo dura y ácida que fue la campaña”. Sinceramente no lo veo así, ¿qué se pretendía como contienda electoral, un debate filosófico en ámbitos académicos?, se elegía Presidente de Peñarol, no se puede hacer una lucha electoral sin enfrentamientos verbales. El que llore por esta realidad debe revisar su espalda para saber que hay contracturas inevitables y obligadas y preguntarse si está a la altura del desafío.

Notoriamente a medida que se acercaba la fecha de la elección era hora de apretar el acelerador y abandonar la cautela y tal vez allí venga una de las enseñanzas para el futuro de la 2809 respecto de lo que el socio de Peñarol espera.

Algunos juicios de sus dirigentes fueron más golpes al club que a sus gestores. Esa diferencia entre objetivos a criticar debe ser siempre revisada. No debe haber figura más fácil de enfrentar en lo discursivo que Damiani (un Presidente muy pasional, que bordea siempre la declaración políticamente incorrecta) pero aún con ese hándicap a favor, la 2809 no mejoró su votación anterior.

Corren el riesgo de perpetuarse como un movimiento opositor, de hecho son la segunda agrupación más votada en las últimas elecciones (no sólo ésta) pero empiezan a estancarse en la cantidad de voluntades que los siguen (han perdido un lugar respecto del año pasado).

Ellos viven su militancia en Peñarol con una intensidad conmovedora, me gusta ese sentido de pertenencia a la causa, hay en sus tiendas dirigentes de valía y muy respetados por sus pares, convertirse en la primera opción para gobernar el Club los obliga a replantearse algunos desafíos de futuro.

 Y particularmente, probar nuevos métodos.

Sobre Renovación Aurinegra:

Rachetti se presentaba por segunda vez a las elecciones.

Habiendo conseguido un cargo en el ejercicio pasado, su agrupación trabaja bajo el slogan “Renovación”, tienen una lista asociada donde se nuclea la juventud de su movimiento, gente muy activa y con sentido de propiedad sobre su propio movimiento, ya con algunos años de acciones y siempre visibles en el mundo Peñarol.

Rachetti tiene el desafío de encontrar su perfil de dirigente, mi impresión es que está en esa búsqueda atendiendo las circunstancias electorales, los climas políticos y la gestión interna que él y su gente puede aportarle al Club. Un combo de influencias difícil de sobrellevar.

Es esa misma búsqueda que lo lleva a posiciones diferentes en esta elección, pues empezó con un discurso muy fuerte sobre la independencia de su trabajo electoral pero luego formó la Alianza con la 2809 aunque consiguiendo buena presencia de su grupo en ella.

Se mueve con mucho tacto político, jugando el difícil rol de una oposición constructiva y a juzgar por el resultado de la elección, con buen suceso, pues casi duplicó los votos en esta instancia, con un buen aporte de su ala “joven”, una de las mejores noticias para el futuro del Club.

Ricardo tiene el desafío de despersonalizar su movimiento y darle más visibilidad a nombres que lo acompañan y que son de valía, para ser percibido como una agrupación por el socio común y no como solamente un candidato, circunstancia que puede afrontar con ahínco ya que tiene un crecimiento en el apoyo popular.

Mi impresión es que tiene potencial para crecer y un grupo de gente numerosa y activa.

elecciones-penarol-2014-23-mariano-alvezSobre Welker:

El vicepresidente decidió bien temprano  participar de la contienda electoral, esta vez iniciando un camino propio sin el paraguas protector del oficialismo que lo llevó al segundo cargo más importante en el Club por dos períodos consecutivos.

Su apuesta fue arriesgada, arropado por sus compañeros de gestión, algunos de ellos muy conocidos en el Club, basó su estrategia en comunicar su solvencia profesional (tanto económica como de gestión al ya ser parte del ejecutivo del Club) y como segundo ingrediente sumó a un outsider de la política peñarolense como el flaco Castro, una figura muy conocida y respetada a nivel popular pero sin el roce político de pasadas contiendas o administraciones.

Welker intentó pronunciarse como un opositor pero ese espacio en el espectro político del Club lo tenía tomado la 2809. Fue sumando otros grupos de militancia carbonera en el pasado, grupos y candidatos muy heterogéneos. A mí particularmente me sorprendió la aparición de Vito Atijas y un discurso muy confrontativo con el oficialismo. Mi impresión es que la ausencia de una estructura partidaria (el movimiento de Welker es nuevo en términos electorales) le jugó en contra a la hora de organizar una campaña más inmersa en la actualidad peñarolense.

La participación y suma de un peso pesado en el pasado del Club como José Carlos Dominguez tampoco inclinó la balanza. Escuché el discurso más fuerte en cuanto a errores en la conducción de la política en la AUF (un tema casi inexistente en la campaña electoral), en tiempos donde el Presidente de Nacional hace su campaña bajo el slogan “ganar en todas las canchas” (que para el lector inocente le traduzco como “vamos a operar en todos los ámbitos externos a lo deportivo para ganar”) resultó llamativo que no hubiera foco en estos temas, más cuando el eterno llanto de persecución arbitral del tradicional rival quedó sepultado por los errores arbitrales del último clásico.

Domínguez no consiguió instalar el debate.

A diferencia de Renovación o de la gente de Ruglio, no se percibía en la lista 12 agrupaciones de jóvenes que son quienes alimentan un movimiento con acciones. Construir un espacio político lleva tiempo y no alcanza con sumar voluntades para las épocas de votos, pues hay un necesario proceso de decantación donde algunos dirigentes se bajen, otros se sumen, la estructura se construya, etc.

Welker además cargaba con el desafío de separarse como gestor actual del Club, no era fácil la tarea. Sus allegados tenían una previsión mayor de la realidad sobre el apoyo que podía conseguir tal vez producto de la ausencia de un tiempo prudencial (varios meses como mínimo) de andar el camino y crear el sector.

A la hora de escribir este rápido repaso no tengo en claro la valoración de Edgar sobre su futuro político, como vicepresidente ha ejercido una defensa vigorosa en algunos temas de la vida institucional del Club (recuerdo su enfrentamiento con Prudente por ejemplo) pero los tiempos que le esperan requieren de “re-inventarse” para seguir aportando a Peñarol, consiguió un 14% de los votos que si bien es menos de lo que él y su gente esperaba, no está mal para recomenzar.

Tengo la esperanza de que los 1100 votos que consiguió sean suficientes para entender que mucha gente lo respaldó (en términos absolutos tuvo 159 votos menos que Ruglio y 342 que la 2809) y en lugar de situarse en una lectura negativa de su presente, busque qué cosas cambiar de su propuesta dirigencial para convertirse en una opción de futuro, pues no podemos desperdiciar años de experiencia y estar cambiando nombres todos los años.

Formar una estructura donde reconstruir la Lista 12 parece su próxima tarea inevitable.

Sobre Ruglio:

Siendo su primera participación, todo era una incógnita.

Es al candidato que más atención presté pues, si bien lo conozco personalmente, no tenía un juicio sobre su accionar político al no tener una experiencia previa y quería formármelo.

Ruglio se manejó con inteligencia. Me dio la impresión de conocer sus debilidades y sus fortalezas y en base a eso manejar su estrategia. Un tipo de tribuna que conoce lo que el hincha presente quiere y opina. Hizo propio el discurso de ese estereotipo de hincha pero no solo como móvil político, sino como realidad y conducta.

Despotricó contra el enfrentamiento y desnudó en sus ocasionales rivales la dificultad que ellos tenían para comunicarse entre sí, siendo un recién llegado a la vida política del Club, optó por palanquear sus acciones desde la ausencia total de enfrentamiento corriendo el riesgo del “que calla, otorga”.

Carente de “caras conocidas” sumó al grupo de Betingo Sanguinetti a su fórmula y la dotó de cierto equilibrio generacional necesario para nivelar la masiva juventud de los militantes de la lista 1891.

Fue la fórmula más pasional de las que vi, las que más química transmitieron, y todo lo que podía esperarse como una contra de la agrupación (la ausencia de experiencia, la inexistencia de una campaña de medios, nombres desconocidos para el socio común, etc.) no fue obstáculo para un votación que solo sorprende al que no está en el día a día del Club.

Carga Ruglio con nuevas y pesadas responsabilidades, la primera responder con hechos la acusación directa de algunos opositores juzgándolo como “un delfín de Damiani”, recriminación que logró eludir en la campaña pero que pesa sobre su accionar político.

La segunda, ordenar y vehiculizar la enorme energía de una masa grande de gente joven, bien intencionada y con muchas ganas de trabajar, y no fallar en ser un referente para ellos en su accionar político.

Este tema no es menor. El sábado vi mucha gente con lágrimas en los ojos por su participación, cargados de una emotividad que deberán transmutar pues el día a día de la gestión de un Club deportivo golpea fuertemente en la inocencia del hincha fanático (escribo esto y me viene el recuerdo de los hermanos Benech) y trae a veces sinsabores.

La expectativa con Nacho Ruglio es fuerte, de que tanto se aparte del espíritu del hincha común dependerá su suerte como representante político, su reciente pasado como colaborador del Club permiten ser  optimistas.

Debe saber que ahora estará más expuesto y que el juego de la política deportiva no siempre tiene los códigos que él quiere imponer. Su progreso como dirigente es esperado con expectativa.

Cierre de las conclusiones

Releyendo lo escrito dudo que alguno de ustedes haya llegado hasta aquí, si eso fuera así decirles algunas cosas sabidas y otras por saber.

Las sabidas es que fue la elección más grande en la historia de Uruguay de un club deportivo, la por saber es qué ocurrirá dentro de tres años cuando aún sean miles más los habilitados. Casi siete mil personas pudieron votar y no lo hicieron, comprometer más a la gente con el Club será beneficioso.

La sabida es que, a priori, parece ser uno de los mejores Consejos Directivos en mucho tiempo, además con un Presidente declarando que termina su mandato y a las puertas de la obra más grande en la historia del Club, la por saber es el futuro deportivo, algunos desafíos que no parecen estar claros (gerencia deportiva, procesos de evaluación, política de contrataciones y juveniles), etc.

La sabida es que fue una fiesta, todo el día, el Palacio lució genial, la organización fue estupenda, la gente participó como nunca y el festejo fue mesurado y en comunión entre todos los candidatos (solo faltó Welker en el abrazo final), la por saber es si podremos seguir creciendo institucionalmente hasta hacer un diferencia indescontable sin descuidar la esencia de Peñarol que es la parte deportiva.

No sé a quién votaste o por quién trabajaste, yo que estuve unas cuantas horas sentado mirándolos a todos te aseguro que fue una jornada gloriosa, y que, a juzgar por las caras felices que vi, esto recién empieza.

¡Salud glorioso Peñarol!

G.V.