Vos, que llevás a Peñarol adentro como todos y como nadie, que fuiste a la cancha y lo alentaste desde el alambrado o la tribuna, que lo bancaste en las malas y siempre te sentiste orgulloso de que fuera capitán de Peñarol, que le compraste a tu hijo la camiseta número 8, que lo aplaudiste cada vez que tiró un corner bien cerquita de donde estabas.

Vos que estás extrañando la 8 con el brazalete y el beso sincero al escudo… Hinchas como nosotros, que nos abrazamos con desconocidos y lo único que pudimos gritar fue, “gooooool, gol del Tony, Peñarol Noma´”.

Los hinchas tenemos la oportunidad de hacerle llegar a Antonio esos sentimientos que se perdieron en el griterío de la tribuna, el canto infernal de la Ámsterdam. Escribile una carta al Tony Pacheco y devolvele un poco de las tantas alegrías y tantas risas que te dio mil domingos. Con todas las cartas recibidas armaremos un libro para obsequiarle al Tony. No dejes pasar  la oportunidad de que tu ídolo lea tu carta.

Tenés tiempo hasta el 30/10 para mandar tu carta con tus datos a: graciastony@padreydecano.com

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¿Por qué me produce “esto” Antonio Pacheco?

Estoy en Minas con amigos y no he podido desprenderme de una maquinita con las siglas HP a un costado. Así me enteré del alejamiento de Antonio Pacheco. No es que me causara sorpresa pero sí me causa “esto”. “Esto” es una mezcla de sensaciones, ante todo, muy egoístas.  Si no me falla la memoria, mis primeros recuerdos del Tony son de una Copa Conmebol que jugamos con juveniles y que estuvimos a punto de ganar dos veces. Quizás Pacheco debutó antes, pero no lo recuerdo y no viene al caso la precisión. Yo tenía 15 años en aquel momento.

  Tengo los recuerdos de los goles del quinquenio. De ese gol festejado con brazos abiertos que no se me va a borrar nunca. De los goles clásicos. De haberlos metido con pelota en movimiento, de tiro libre, de cabeza. ¡Sí hasta de cabeza los clavó el Tony! Y la lista sigue y la lista es conocida.

  También recuerdo la última vuelta. Porque volver a Peñarol ahora es fácil. Hay plata (o por lo menos entró), hay cuadro, giras y está la camiseta. Hace unos años, solo estaba la ocho y para el Tony fue más que suficiente.

 Después me tocó trabajar con él y, hasta donde yo lo puedo decir, me encontré con un fenómeno. No me olvido más de una ida a Rivera en la cual el plantel no estaba del todo conforme con el hotel. Y Pacheco no era la excepción. Lo dijo pero entre los compañeros. Lo venía diciendo en un pasillo cuando al doblar una esquina del primer piso se encontró con una familia que traía a dos niños para que su ídolo firmara la camiseta. La cara y la actitud de Antonio cambiaron de manera increíble. Asumió su lugar de ídolo y referente. No fue que se puso una máscara, fue la muestra cabal de una persona que sabía bien el lugar que ocupaba fuera de la cancha para la hinchada y, en especial, para los niños. 

  La parte egoísta, es esa que me dice que alguien debería avisarnos cuando será el último partido de un ídolo para abrir los ojos más grandes. Alguien debería tocarnos el hombro para señalarnos que “ese” será su último gol con la rayada. Para gritarlo más fuerte, para abrazar a más desconocidos, para tenerlo grabado a conciencia. La parte egoísta es darse cuenta de que, si para el Tony pasaron los años, para nosotros también. Claro que todavía está para seguir desparramando fútbol en el cuadro que él elija. Eso sí, nosotros tampoco somos juveniles, ya no. El retiro o el alejamiento del Tony nos recuerda que el tiempo también pasa rápido para nosotros. Eso sí, muy pronto, antes de lo pensado, vamos a poder decir: yo vi jugar al Tony Pacheco, qué lo parió!!!

Daniel Ríos

Socio Nº86.755

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Nota: Este homenaje al Tony no es una despedida, sino un reconocimiento y una muestra de que los hinchas lo esperamos con los brazos abiertos. En la noche del 28 de setiembre tuvimos la posibilidad de volverlo a ver siendo ovacionado por nuestra hinchada, y quién dice que ahora con Gregorio como DT, lo podamos ver en el futuro nuevamente en el club.

Este es un reconocimiento al último gran ídolo de Peñarol. El capitán y conductor del equipo que salió campeón luego de 7 años de sequía. El referente de los más chicos. El que siempre está dispuesto a sacarse una foto con un niño y regala sonrisas a todos. El que cada vez que iba a levantar un corner no perdía la oportunidad de demostrar el amor por la camiseta, y besaba el escudo con la mayor de las sinceridades y el mayor amor. Ese es el Tony, el que cada vez que gritaba un gol le regalaba a la tribuna un festejo con la lengua hacia afuera, porque el Tony es alegría y el Tony es Peñarol.