Hace ya un tiempo atrás que la actuación de los efectivos policiales en los partidos de futbol en Uruguay, y sobre todo en los estadios deportivos me está llamando poderosamente la atención. Policías con celular en mano por tiempo prolongado, postura displicente, gestos desubicados, maltrato verbal y físico injustificado, inoperancia, retraso en la hora de pactada, entre otras conductas preocupantes me alarman día a día.

Primero que nada quiero aclarar que comprendo –por más de que nos sea uno de ellos-  que el trabajo de policía es psicológicamente abrumador. Salarios no acordes a las responsabilidades de la tarea, riesgos extremos (muerte) en horario de trabajo, malas condiciones laborales, frustración continua ante el típico “entran por una puerta y salen por otra”.  Hagamos un paréntesis. Póngase usted a pensar en el lugar del policía honrado –que imagino que los habrá- que se juega la vida y encarcela a una persona que está cometiendo un delito. Acto seguido pasa a juez, y ve como frente a sus narices –imagino yo desde mi ignorancia que por temas jurídicos- estos último suele dejar libres a muchos involucrados en actos delictivos.  ¿Cómo se sentirá el policía? De la misma manera que si usted hiciera su trabajo y al final de la jornada se lo rompan –simbólica o literalmente- en su cara. Yo lo defino bajo dos palabras. Frustración e impotencia. Cerrado el paréntesis, cada uno desde su lugar puede pensar que otra situación complicada podría enfrentar un policía.

Siguiendo con la explicación del tema que estoy desarrollando, paso a agregar que nos encontramos en un país donde la policía no tiene respeto  por parte de una buena cantidad de uruguayos.  Este no respeto, lleva por un lado a un odio o bronca -quizás comprendida- ante actitudes irracionales por parte de los efectivos policiales. Por otro lado lleva a que no exista un segundo de reflexión para darse cuenta que atrás de ese armatoste hay un ser humano que lucha por sobrevivir y darle de comer a una familia.  Resultado: bronca mutua. Yo no te respeto porque actúas de manera inapropiada. Y yo no te respeto a vos porque no respetas mi laburo y pasas insultándome. La discusión no se centra acá en que vino primero si el huevo o la gallina. La temática, va dirigida hacia un lugar:  La constante falta de categoría –por decirlo en buenos términos– de la policía.

Planteado ya el panorama, paso a detallar las actitudes que a mi entender me empujan a decir que estamos frente a la peor policía de Sudamérica:

– Separación sin vallados entre el visitante y el local.

– Separación con vallado pero sin presencia policíal.

– Presencia policial en un lado solo de la tribuna. (Y si el problema ocurre del otro lado ¿qué hacemos?).

– Llegada tarde de efectivos policiales al Estadio Centenario atrasando el ingreso de hinchas.

– Control de ingresos muy mal organizados. Sin tubos de acceso. Con un solo control policial, generando una bola de seres humanos, que luchan por entran cuanto antes a ver a su equipo. (Por favor! viajen un poco a aprender sobre operativos serios y cómodos para el espectador).

– Operativos “serios” solamente organizados para determinados partidos. Si usted quiere acostumbrar a hinchas a operativos serios, hágalo en todos los partidos, no cuando tenga ganas.

– Actitudes policiales vergonzosas: gestos obscenos a hinchas (Peñarol vs Liverpool, último partido del Apertura), tirada de piedras a hinchas (Peñarol vs Rampla Juniors en Jardines del Hipódromo – último partido), actuaciones desmesuradas y poco reflexionadas (gases lacrimógenos vs Juventud).

– Inoperancia policial extrema. (Último partido versus Vélez y River. Frente a Vélez, nunca apareció un efectivo policial en la tribuna Colombes, y los que llegaron a la tribuna América, llegaron tarde. Agréguese que durante el enfrentamiento a pedradas policías ubicados en la tribuna América donde se venden refrescos, miraban pasivamente el hecho. Versus River, algunos insultos entre parciales de River y Peñarol, mientras los efectivos policiales estaban sentados muy comodos, en la parte superior de River donde no había nadie… insólito!

Capítulo aparte para la constante no presencia de la policía entre la Platea Olímpica y las populares para no dejar pasar a los oportunistas desesperados por llegar a la Ámsterdam.

Problemas con la entrada– Operativos muy mal planificados: (Último partido versus Cerro en el Tróccoli, clásico de las banderas institucionales en la hinchada (ver foto)).

– Dejar en el estadio a la hinchada visitante (más seguro y fácil de evacuar), y dejar salir a los locales (mucho más peligroso y lento de evacuar).

– Comentarios por parte de la policía totalmente alejados de la realidad: afirmando que el operativo fue correcto cuando existieron incidentes dentro del recinto deportivo (sobran ejemplos).

– Declaraciones que desvisten la poca seriedad y la mediocridad de la policía; “Hace tiempo que estamos afuera y a la Ámsterdam no entramos.”

– Actitudes incoherentes e inconstantes: No permitir –cuando tienen ganas-  colgar banderas en el alambrado del talud (donde siempre se cuelgan).

– Postura muy poco seria: todos vimos (al menos en la Ámsterdam) como caminaba uno de los policías frente a River por el talud. Como quien camina con los amigos por la plaza del barrio. Agréguele oficiales en el terreno de juegos sentados en cualquier murito o banquito que encuentre. Agréguele utilizar el celular como forma de distracción en el horario de trabajo. Y si usted presta atención podrá notar más cosas aún.

Estas son algunas de las actitudes que sinceramente me generan una mezcla de vergüenza y bronca. La policía en Uruguay no está para prevenir, si no para llegar luego de los incidentes. Hay una clara falta de educación, seriedad, y conducción en la policía (siempre hablando en los espectáculos futbolísticos donde tengo cierta autoridad para hablar).

El ejemplo del partido de Vélez, como el de Independiente, son claros casos en donde si la policía hubiese actuado con categoría no hubiese ocurrido ningún problema. La responsabilidad es toda de ellos. Y no digo que no haya «enfermitos» en la tribuna sin importar el equipo. Lo que afirmo, es que si los que tienen que imponer, respeto, seguridad, control y manejo de la situación, presencia, entre otras características, no lo hacen, estamos regalados a que estos hechos sigan ocurriendo. No quiero ser dramático, pero todo esta librado a que ocurra una tragedia grande –nuevamente- en un partido de fútbol para que la policía se replantee un montón de actitudes que lo único que hacen es favorecer la violencia en las hinchadas.

Lo único que espero que esas medidas, que llegan siempre luego de una tragedia, como especie de curitas para semejante problemática no sean las tan erradas políticas de: no ingreso de banderas grandes a los estadios (¿qué violencia puede generar una bandera? Por favor!), no ingreso de banderas de palo (nunca vi a un hincha golpear con una bandera a otro hincha rival), no ingreso de sombrillas/paraguas, entre otras prohibiciones que lo único que se intenta es llenar el ojo de que ‘’se está haciendo algo en favor de la seguridad’’, cuando hasta la persona con menos cancha, sabe que esto no tiene nada que ver con prevenir hechos violentos.

Los spots, los jugadores saliendo de la mano con los niños, y mil actitudes totalmente secundarias, no sirven de nada, si la gente que tiene que brindar seguridad no lo hace. Hasta que esto no cambie, seguirá ocurriendo lo mismo de siempre. 

Nota: No sería malo pensar que parte de los costos de las multas impuestas por la Conmebol, deberían ser asumidos por la policía, quien a mi entender fue el gran generador de esta decisión lamentable.